FINAL-VISIÒN_EDUCATIVA_17
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inserta y los significados que le provee el lenguaje como elemento intersubjetivo<br />
de todo grupo social. Al respecto, Berger y Luckmann (1968), comentan que:<br />
El mundo de la vida cotidiana no sólo se da por establecido como<br />
realidad por los miembros ordinarios de la sociedad en el<br />
comportamiento subjetivamente significativo para sus vidas. Es un<br />
mundo que se origina en sus pensamientos y acciones, y que está<br />
sustentado como real por éstos. [ ] El lenguaje usado en la vida<br />
cotidiana me proporciona continuamente las objetivaciones<br />
indispensables y dispone el orden dentro del cual éstas adquieren<br />
sentido y dentro del cual la vida cotidiana tiene significado para mí (pp.<br />
37-39).<br />
De esta manera, queda claro que al hacer referencia a la práctica educativa<br />
como una perspectiva de investigación, se le considera como un campo de<br />
indagación amplio, heterogéneo, intersubjetivo y terreno fértil para la aplicación de<br />
metodologías cualitativas, críticas e interpretativas de análisis de la realidad y del<br />
discurso; pero que exige al investigador que asuma una perspectiva teórica y<br />
epistemológica acorde a estas presunciones, mediante la cual sea capaz<br />
efectivamente de comprender para transformar su propia realidad como docente,<br />
ya que en eso es precisamente en lo que se basa la relevancia de la investigación<br />
educativa y por ese mismo motivo la mayoría de los estudios en este sentido<br />
tienen una orientación práctica en y para la intervención y la mejora de la función<br />
docente.<br />
Actualmente se presenta una pluralidad de perspectivas en el estudio de la<br />
educación, lo que es legítimo y válido, dado el conjunto de prescripciones,<br />
actitudes, manifestaciones, reglas, etc., que constituyen a las escuelas como<br />
entes sociales y que van más allá de la esencia de la actividad pedagógica, sin<br />
embargo como investigador se debe tener claro sobre todo las pretensiones<br />
teóricas, metodológicas y de cambios que se quieren conseguir para elegir de<br />
manera específica las herramientas de indagación, que a la vez que brindan la<br />
posibilidad de conocer, permiten legitimar socialmente la práctica educativa desde<br />
su rango científico, pero también desde sus posibilidades emancipadoras.<br />
Entonces, si se privilegia en el estudio de la práctica educativa su<br />
posibilidad reflexiva y emancipadora, necesariamente se optará por una<br />
orientación crítica de la investigación, en un intento por integrar de una forma<br />
comprensiva, su complejidad, su versatilidad y su dinamismo, sin olvidar que toda<br />
práctica en el aspecto pedagógico, no está desprovista de la intencionalidad de los<br />
actores. Según Latorre (2007) “la práctica educativa se hace difícil de entender,<br />
sin hacer referencia a las teorías implícitas, a las intenciones del profesorado y a<br />
las percepciones del alumnado” (p.10), en esta cita se pone sobre la mesa la<br />
importancia de comprender no sólo lo que piensa el docente al llevar a cabo sus<br />
actividades cotidianas y los supuestos en los que fundamenta su actitud, sino<br />
también la manera en que lo percibe el alumno. Este fenómeno, bien puede ser<br />
estudiado desde el mismo contexto en el que se produce, siempre y cuando el<br />
interés investigativo tenga esa orientación.<br />
REVISTA VISIÖN <strong>EDUCATIVA</strong> IUNAES<br />
Vol. 8, No. <strong>17</strong> Abril de 2014 a Septiembre de 2014<br />
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