Educación para la CiudadanÃa Global.pdf - La FCONGD
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• Una mirada critica respecto del ámbito y contenido de<br />
<strong>la</strong> propia acción ciudadana. Los ámbitos y fuentes de<br />
poder que determinan <strong>la</strong>s condiciones sociales en cada<br />
contexto local han ido haciéndose más lejanos, difusos<br />
y complejos, al tiempo que <strong>la</strong> línea entre el espacio<br />
público y el espacio privado se ha vuelto más tenue.<br />
“<strong>La</strong> humanidad se enfrenta al desafío de lograr una<br />
civilización de <strong>la</strong> ciudadanía, una república universal<br />
(en el sentido del viejo proyecto kantiano) fundamentada<br />
en <strong>la</strong> igualdad en un mundo que tiende a retroceder<br />
a los estatutos de <strong>la</strong> Edad Media y en el que <strong>la</strong><br />
cohesión social está minada por <strong>la</strong> oposición entre<br />
incluidos y excluidos. Al desafío de establecer no una<br />
“política de reconocimiento” de los derechos estrictamente<br />
privados, individuales, aunque estos no debe<br />
ser despreciados, sino una política de ciudadanía que<br />
sea una política de civilización” (Naïr, 2003:276).<br />
Como consecuencia, <strong>la</strong> ciudadanía debe ejercerse hoy, en<br />
campos más amplios que los tradicionalmente atribuidos al<br />
Estado, <strong>para</strong> abarcar una nueva dimensión local global.<br />
El proyecto de Educación <strong>para</strong> una Ciudadanía Democrática<br />
debe encuadrarse en un marco en el que se confronten <strong>la</strong>s<br />
estrategias que despliega el modelo dominante <strong>para</strong> construir<br />
su proyecto político-social con <strong>la</strong>s estrategias alternativas<br />
y de resistencia que demanda un proyecto crítico y<br />
transformador.<br />
Cuando se visualiza el actual proceso de <strong>Global</strong>ización neoliberal<br />
ligado al fin de <strong>la</strong> época de bloques <strong>la</strong> mayor parte<br />
del p<strong>la</strong>neta carece de una ciudadanía plena y menos aún<br />
con un modelo homogéneo. Son pocos los Estados democráticos<br />
que reconocen <strong>la</strong> plenitud de derechos de su ciudadanía<br />
y casi inexistentes <strong>la</strong>s experiencias en <strong>la</strong>s que el<br />
ejercicio de ciudadanía sea una realidad más allá de <strong>la</strong> emisión<br />
de un voto cada cierto tiempo.<br />
<strong>La</strong> <strong>Global</strong>ización alude a distintos procesos que introducen<br />
reordenamientos en el conjunto de <strong>la</strong>s sociedades del p<strong>la</strong>neta.<br />
Por un <strong>la</strong>do el p<strong>la</strong>neta se convierte en una esfera de<br />
organización desigual de <strong>la</strong> producción y mucho más desigualmente<br />
de <strong>la</strong> redistribución de esa riqueza. <strong>La</strong><br />
<strong>Global</strong>ización pro d u c t i va y financiera -estructurada por<br />
multinacionales, mercados, redes mediáticas, tecnológicas,<br />
etc.- no produce más ciudadanía, por el contrario mueve<br />
mercancías, capitales y símbolos culturales, provoca<br />
intensos movimientos de mano de obra pero no otorga ciudadanía<br />
plena, aumentando el riesgo de fragmentación<br />
social y de nuevas formas de exclusión.<br />
<strong>La</strong> gestión de <strong>la</strong> <strong>Global</strong>ización crea nuevos mecanismos de<br />
poder que quedan fuera del control de los Estados. <strong>La</strong>s<br />
sociedades que están siendo re o rdenadas con estos nuevo s<br />
p a r á m e t ros contemp<strong>la</strong>n con estupor cómo el viejo modelo<br />
de una ciudadanía política de re p resentación referida al<br />
c o n t rol e influencia sobre el Estado deja de ser válida ante <strong>la</strong><br />
magnitud de los nuevos problemas internacionales.<br />
El impacto de este fenómeno alcanza también al ámbito de<br />
lo cultural. El capitalismo descubre <strong>la</strong>s oportunidades que<br />
resultan de convertir el mundo del ocio, de <strong>la</strong> comunicación,<br />
de los servicios, de los símbolos, de los productos<br />
científico-tecnológicos... en mercancías sujetas a <strong>la</strong> producción<br />
capitalista y mercantil. <strong>La</strong>s nuevas tecnologías lo<br />
hacen posible. <strong>La</strong> creación de símbolos culturales deja de<br />
tener re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong> producción del saber más o menos<br />
académico, más o menos ligado a <strong>la</strong> ética o al sentido<br />
social <strong>para</strong> pasar a tener valor en <strong>la</strong> medida en que se convierte<br />
en objeto de consumo.<br />
Producir sujetos consumidores en lugar de sujetos ciudadanos<br />
se convierte en un proceso sistemáticamente organizado.<br />
El mercado como sucedáneo de lo político, el consumo<br />
como sucedáneo del derecho, el poder de acceso individual<br />
frente a <strong>la</strong> comunidad ciudadana, el supermercado<br />
global frente al ámbito de <strong>la</strong> acción política. Incluso <strong>la</strong> política<br />
puede convertirse en parte de <strong>la</strong> propia mercancía creada<br />
<strong>para</strong> ser consumida bajo el espejismo de <strong>la</strong> acción ciudadana.<br />
<strong>La</strong> destrucción de lo ciudadano se convierte así en<br />
un subproducto no ya tanto de <strong>la</strong> emergencia de una acción<br />
política autoritaria, como obra de <strong>la</strong> mercantilización de <strong>la</strong><br />
ciudadanía.<br />
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