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Temas de Patrimonio Cultural <strong>21</strong><br />

1810- y desde ese puesto propone la creación de un museo de ciencias naturales, al cual<br />

denomina Museo del País, y que es el origen del actual Museo Nacional de Ciencias<br />

Naturales Bernardino Rivadavia, dependiente del Conicet.<br />

La idea no se concreta entonces, pero en 1823 Rivadavia insiste en el proyecto y<br />

logra fundar el Museo Público de Buenos Aires, que se instala en el segundo piso del<br />

convento de Santo Domingo y cuya organización queda a cargo de Carlos Ferraris, discípulo<br />

de Pedro Carta Molina.<br />

Inicialmente el Museo además de las colecciones de ciencias naturales, el museo<br />

tenía otras de arte y de historia, que, con el tiempo, fueron incorporándose a los nuevos<br />

museos específicos. Desde 1848 el Museo de 1823 lleva el nombre de su fundador.<br />

La aparición de un público multitudinario<br />

Hasta mediados del siglo XIX los protagonistas de los museos fueron personas<br />

estrechamente vinculadas con su espíritu, su actividad o sus colecciones. A mediados<br />

del siglo, sin embargo, los museos descubrirán al público, ahora interesado en creciente<br />

número como consecuencia de un ambiente favorable a la educación popular, a la<br />

economía industrial y al surgimiento democratizador de una opinión pública informada.<br />

Y el público descubrirá a los museos, a sus colecciones y a su fecundidad para la<br />

adquisición de nuevos conocimientos.<br />

La historia del público es singular. Antes que los museos, fueron las grandes<br />

Exposiciones Universales las que movilizaron a multitudes.<br />

Nacidas de un triple empeño, educativo, comercial e industrial, las exposiciones<br />

decimonónicas tuvieron un nacimiento claramente auspiciado por la dirigencia más<br />

progresista.<br />

Promovida por el Príncipe Alberto, en 1851 se realiza la gran Exposición<br />

Universal de Londres, primera de estas grandes celebraciones multitudinarias del “progreso”.<br />

La muestra iba a tener no sólo un objetivo comercial y propagandístico: debía<br />

ser una competición que premiara a los mejores productores, incentivando la mejora<br />

industrial, y debía constituirse en un esfuerzo pedagógico, para formar al consumidor.<br />

Poner a la vista de todos el buen fruto del esfuerzo y de la calidad era un modo de proponer<br />

al conjunto de la sociedad una exigencia de autosuperación. El éxito de la exposición<br />

permitirá comprar tierras en South Kensington para radicar en ellas instituciones<br />

dedicadas a promover la mejora de la tecnología industrial. Pero la exposición nacía de<br />

un ideal más alto: como señala el historiador Juan Benet, “fue la primera ocasión en que<br />

“todas las banderas del mundo civilizado flamearon unidas”, en obediencia al expreso<br />

deseo que Alberto había formulado en el brindis del banquete que semanas antes se le<br />

ofreció en Mansion House: “Brindo por conseguir la gran meta a la que apunta toda la<br />

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