La <strong>Virgen</strong> María, página 18habiendo acogido en sí la palabra pronunciada por la serpiente, engendró ladesobediencia; habiendo acogido en sí fe y gozo, cuando el ángel Gabriel le dio la buenanueva de que el Espíritu del Señor vendría sobre ella, y la potencia del Altísimo lacubriría con su sombra, y que por eso el que naciera de ella sería hijo de Dios, Maríarespondió: "Acontézcame según tu palabra". Fue pues engendrado por ella aquel pormedio del cual Dios destruye a la serpiente y los ángeles y los hombres que se le parecen,y libra de la muerte a aquellos que se arrepienten de sus malas acciones y creen." 19Este paralelo evidentemente está inspirado por el Cristo y Adán que se encuentra en elapóstol Pablo (Romanos 5:12 sgs.). El paralelo de Eva y María subraya la historicidadreal tanto de la salvación como el pecado y expresa la idea de que la salvación debe dealguna manera seguir en sentido inverso la vía de la caída. Debe ser colocado, pues, en elmismo plano de las otras escasas enunciaciones del siglo II, con las cuales comparte lapreocupación polémica contra el docetismo.Pero si la afirmación de la real humanidad de Cristo parecía tener como consecuencia larealidad de su nacimiento, con todos los efectos físicos anejos a la maternidad, la ideagnóstica de una perpetua virginidad de María era demasiado hermosa, demasiadoconforme a las exigencias de la idealización de la piedad, para que los mismos ortodoxosdejaran de acogerla, aun a costa de hacer todavía más grande e increíble el milagro. Lavemos aflorar, vacilante, a título de opinión discutida en Clemente de Alejandría: el granespíritu conciliador que aspiraba a la realización de una gnosis ortodoxa en el ambienteextremadamente espiritualista de la metrópoli intelectual de Egipto ; 20 mientras que sudiscípulo Orígenes trata de eludir las dificultades derivadas de la existencia de los"hermanos del Señor", convirtiéndolos en hijos de un matrimonio anterior de José; 21 yTertuliano, en el mismo periodo, la ignora y no la comparte, limitándose a considerar aMaría como el dechado de esa "monogamia", matrimonio único sin segundas nupcias,que él se esfuerza por inculcar: "Cristo fue dado a luz por una virgen que debía casarseuna sola vez después del parto, a fin de que en Cristo se manifestaran uno y otro título desantidad, por medio de la madre, virgen y esposa de un sólo varón". 22 La perpetuavirginidad de María, le importaba menos al grande y realista doctor africano, que larealidad de la encarnación. Por tanto, no sentía la necesidad de seguir las insinuaciones delos gnósticos de poner en duda que Jesús hubiera tenido hermanos y hermanas: "Nonrecipio quod extra Scripturam de tuo infers", escribía a un contradictor, no acepto aquelloque tú infieres con tu duda de poder fundar, explícita o implícitamente, en el Evangelio,razonamiento fuera de la <strong>Escritura</strong>; 23 por el contrario, se complacía en demostrar larealidad de la formación de la carne de Cristo, con expresiones de una crudeza que hoy19 Justino, Diálogo con Trifón, 100:3 P. G. 6, 709-712.20 Clemente de Alejandría, Stromati, I, 7, P. G. 9, 530.21 Orígenes, Comentario sobre Mateo 10:17, P. G. 13, 876 y Homilía VII sobre Lucas, ,P. G. 13, 1818.22 Tertuliano, De Mongamia, cap. 8: “Christum quidem Virgo enixa est, semel nupturapost partum, ut uterque titulus sanctitatis in Christi sensu dispungeretur, per matrem etvirgenem et univiram”. Corpus Christianorum, S. L. (1954), II, 1239.23 Tertuliano, De Carne Christi, 7, C. C. II, 887.
La <strong>Virgen</strong> María, página 19parecería excesiva. "Tú me sacaste del seno materno avulsisti me ex utero matriz meae,escribe aplicando a Jesús el Salmo 22 (Vul. 21) v. 9 ¿Qué es lo se arranca, sino aquelloque está adherido, fijo inmerso en aquello de lo cual es arrancado para sacarlo? ¿Y si noestaba adherido al útero, en qué forma fue arrancado? Y si lo que ha sido arrancadoestaba adherido, ¿en qué forma lo estaba sino por medio del cordón umbilical? . . .Asimismo cuando algo extraño se aglutina con otra cosa extraña, se torna hasta tal puntouna sola carne, ita concarnatur el convisceratur, con aquello a lo cual estaba aglutinado,que cuando es arrancado arrastra consigo algo del cuerpo del cual es arrancado" . . . 24Indudablemente, después de estas precisiones, nadie querrá dudar todavía de la realidadde la carne de Cristo; ¿pero qué queda de la perpetua integridad física de María?Tertuliano, en realidad la niega sin ambages: "María es virgen en cuanto al hombre, no esvirgen en cuanto al parto . . . Por lo tanto debe llamarse más bien no virgen que virgen,habiendo sido, por una suerte de inversión del orden natural, madres antes que esposa." 25Pero entonces, en el Siglo III se trata de opiniones personales de teólogos, por lo menosen lo que se refiere a la virginidad in partu y post partum; puesto que sobre la virginidadante partum, es decir a la concepción milagrosa de Jesús por obra del Espíritu Santo, yaexiste un consenso general, y los pocos judíos cristianos que en Palestina considerantodavía a Jesús como el Mesías descendiente de David por línea paterna, y porconsiguiente hijo de José y de María, están ahora reducidos a una pequeña secta herética:los ebionitas.El consenso sobre los otros dos aspectos de la virginidad de María, en el parto y despuésdel parto, fue obra de los doctores del siglo IV; pero el impulso decisivo no vino de lateología, ni vino en primer término de las exigencias de la piedad o del culto: vino delfavor inaudito que conquistaron, después de la victoria política del cristianismo, losideales ascéticos en particular la virginidad. No es este el lugar para rehacer, aunque fuerasucintamente, la historia del ascetismo cristiano. Si bien es cierto que su desarrollo nopertenece al cristianismo, no es menos cierto que su desarrollo en el terreno de la moral yde la piedad cristiana constituye un fenómeno original de la grandiosidad sin precedentes- salvo tal vez el monasticismo budista - y de una importancia histórica que para bien opara mal, es difícil exagerar. Lo que importa observar aquí es que al repentino desbordarde idealidades ascéticas y de las tentativas de ponerlas en práctica, ya sea en la soledad yasea en comunidades ascéticas, se asocia, como es fácil presumir, una insólita y férvidacelebración de la perpetua virginidad de María. A los ascetas de ambos sexos, la <strong>Virgen</strong>Madre de Jesús les ofrecía el modelo ideal, la imagen inspiradora, al mismo tiempoestímulo y consuelo, en las alucinaciones vigilias y en los atormentados esfuerzos de laautodisciplina de la continencia. Por consiguiente, no es nada extraño observar quejustamente, los mayores promotores de la piedad ascética son también los más fervientescultores de la virginidad perpetua de María; para dar un solo nombre, pero conspicuo:Jerónimo, Adversus Elvidium, De perpetua virginitate Beate <strong>Maria</strong>e.24 Ibid. 20, C. C., II, 909.25 Ibid. 23 . . . “Virgo quantum a viro, non virgo quantum a partu . . . Utique magis nonvirgo dicenda est quam virgo, saltu quodam mater antequam nupta” (p. 914).
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