La <strong>Virgen</strong> María, página 84por la singular belleza de su cuerpo”. Luego la demostración: I) por la autoridad de las<strong>Escritura</strong>, de la liturgia, de los Padres y escritos; II) por la razón, en forma silogística: “Ala belleza pertenecen las tres notas que hemos recordado: la integridad del cuerpo, laproporción de los miembros y la claridad y venustidad del color. Ahora bien, estas trescosas se hallaron en modo excelentísimo en la <strong>Virgen</strong> María, Luego . . .” Luego, la<strong>Virgen</strong> fue bella. La seriedad de los mariólogos es verdaderamente insuperable.Finalmente, con la inmaculada concepción se relacionan, como con su fundamento, lavirginidad perpetua y la asunción de la Bienaventurada <strong>Virgen</strong>. El círculo de lasperfecciones de María se cierra: el dogma, definido hace poco más de un siglo, es elpedestal sobre el cual reposan todas las creaciones mariológicas anteriores.La <strong>Virgen</strong> MaríaCapítulo 7La Madre MisericordiosaSan Alfonso de Ligorio, en el prefacio del primer tomo de su Glorias de María, estimanecesario “poner en una luz más clara algunas proposiciones que en estas pueden hallarsey parecer avanzadas o quizá oscuras.” La primera de estas afirmaciones es que “Diosquiere que todas las gracias nos lleguen por mano de María”; 147 la cual, como advierte elautor en la introducción del libro, es precisamente su tema; porque “dejando a los otrosautores la descripción de los otros méritos de María, he tomado sobre mí el hablar de sugran piedad y de su potente intercesión.” 148 Con estas palabras define lo que se puededecir es el tema peculiar de la mariología de la Contrarreforma. Mientras, como hemosvisto, el siglo IV dedica su atención sobre todo a la virginidad de María, los siglos V-VIIa su maternidad divina, la época carolingia a su asunción y los siglos XII-XIV a suinmaculada concepción, la época que se extiende del Concilio de Trento a la RevoluciónFrancesa se preocupa sobre todo de definir, reaccionando contra la Reforma, contra elJansenismo, y contra el Iluminismo naciente, la mediación universal y la maternidadmisericordiosa de María. El hecho de que Alfonso de Ligorio sienta la necesidad dedefender como “avanzada y quizá oscura” la idea de la mediación necesaria de María,basta para demostrar que, no obstante todos los progresos mariológicos de los siglosanteriores, en el siglo XVIII ésta era todavía, al menos en la forma absoluta que le da elsanto napolitano en su obra, una idea relativamente nueva y discutible.En un sentido lato, este aspecto de la mariología es por cierto uno de los más antiguos, yaque se remonta al famoso paralelo entre Eva y María, establecido por Justino Mártir e147 San Alfonso María de Ligorio, Le Glorie di <strong>Maria</strong>, Istit. Miss. Pia Soc. di S. Paolo,Roma, 1947, vol. I, p. 8.148 Ibid., p. 14.
La <strong>Virgen</strong> María, página 85Ireneo; si bien, como observa sabiamente el P. Pondet, S. J., “no se debe forzar lostérminos” de este paralelo. 149“El hecho de que el Señor”, escribe Ireneo, 150 apareció manifiestamente en las propiascosas y las sostuvo por medio de aquella creación, que está sujeta a él mismo, y cumplióuna recapitulación de la desobediencia acaecida en relación con un árbol, por medio de laobediencia manifestada sobre otro árbol, la cruz, eliminando las consecuencias delengaño infelizmente sufrido por la virgen Eva - que estaba ya destinada a un hombre - fueanunciada felizmente por medio de la verdad pronunciada por el ángel a la <strong>Virgen</strong> María,la cual estaba también desposada con un hombre. Pues que así como la primera fueexpulsada por la palabra de un ángel, cuando se alejó de Dios habiendo transgredido supalabra, también la segunda recibió de una comunicación angélica la gozosa nueva quellevaría a Dios en su seno, siendo obediente a su palabra. Y si la primera desobedeció aDios, la otra fue persuadida a ser obediente, a fin de que la <strong>Virgen</strong> María pudiese llegar aser la abogada (advocate) de la virgen Eva. Y así como la estirpe humana cayó en losvínculos de la muerte por medio de una virgen, fue asimismo recuperada por una virgen;habiendo sido contrabalanceada la desobediencia virginal por la obediencia virginal.Porque por la misma vía el pecado del primer hombre creado es enmendado por lacorrección hecha por el Primogénito, y la astucia de la serpiente es vencida por lainocencia de la paloma, y han sido desatadas las ligaduras por medio de las cualeshabíamos sido ligados a la muerte.” En otro pasaje, Ireneo declara que “como por sudesobediencia la virgen Eva fue causa de muerte para sí y para el género humano, así la<strong>Virgen</strong> obediente se torna en una causa de salvación (causa facta est salutis) para sí ypara el género humano.” 151El texto como se ve, es totalmente genérico, y es uno de los tantos paralelos que losdoctores de la Iglesia antigua se complacían en trazar entre el Antiguo y el NuevoTestamento. Así como el apóstol Pablo había hecho un paralelo entre la obediencia deCristo y la desobediencia de Adán (Romanos 5:12 sgs.), Ireneo contrapone la obedienciade María a la desobediencia de Eva. Pero como Eva no tiene una función independienteen el relato de la caída inicial, tampoco la tiene María en el paralelo de Ireneo. Su funciónes la de un testigo de la realidad de la encarnación, como en los escritos evangélicos; esevidente la punta antidocética: María, acogiendo con fe el anuncio angelical de que habráde “llevar” a Jesús, demuestra que El ha venido realmente al dominio que le pertenecíapor derecho, para recapitular en sí, anulando sus consecuencias, el pecado de Adán. 152 Suparticipación en el gran acontecimiento es enteramente ocasional y pasiva. Se encierratoda ella en el hecho de haber “llevado” a Cristo. El término advocata plantea un149 R. P. Rondet, Mater Misericordiae. Relación contenida en el volumen de las Actas deV Congres <strong>Maria</strong>l Nacional, realizado en Grenoble-La Salette, publicado con el títuloMarie Corédemptrice, Lyon, ed. Du Sud-Est, 1948 (pp. 149sgs.). Hemos de referirnos aotros valiosos estudios contenidos en este volumen.150 Ireneo, Adversus Haereses, V, 19, 1. P. G. 7, 1175.151 Ireneo, Ibid, III, 22, P. G. 7, 959.152 La intención exclusivamente antidocética del paralelo de Ireneo es reconocida por elP. Dillenschneider, en Marie Corédemptrice, p. 75.
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