La <strong>Virgen</strong> María, página 56recuerdo de la asunción de María hacia la fiesta de mitad de verano, como luegosucedería universalmente.Este desplazamiento de la fecha hace necesario asimismo, en la economía de la leyenda,que los apóstoles se reúnan por segunda vez para asegurarse de la realización de laresurrección del cuerpo de María. En realidad, en el relato de Teodosio de Alejandría,aquellos se dan cita cerca de su tumba, la noche del 15 de Mesoré, y asisten a suresurrección, que se desarrolla según el ejemplo de la de Lázaro. Jesús la apostrofa conestas palabras: "¡Levántate, oh cuerpo que según la naturaleza te corrompes! ¡En adelantesé incorruptible! ¡Recibe de mí la resurrección antes que toda criatura!" El santoraletiópico, en ocasión de la fiesta de la Asunción, el 16 del mes de Nahasé, correspondienteal 16 de Mesoré copto, narra que un año después de la asunción de María, los apóstolesfueron arrebatados al cielo, todos juntos, y vieron el cuerpo de la Bienaventurada <strong>Virgen</strong>sentada en la gloria a la diestra de su Hijo. Ella los bendijo, extendiendo la mano.Después Jesús celebró el sacrificio de su santo cuerpo, mientras Esteban le ayudaba.Entonces María sube al carro de los querubines, y es alzada en presencia de ellos. 75Un apócrifo latino distinto del Pseudo Melitón, agrega el detalle de la ausencia de Tomás.Los otros apóstoles han colocado a la <strong>Virgen</strong> en el sepulcro del valle de Josafat, y hansido envueltos en una gran luz. Ellos no saben que en ese mismo instante el cuerpo deMaría ha sido arrebatado al cielo. Pero Tomás, que llega en ese momento por el Monte delos Olivos, ve el cuerpo mientras es transportado al cielo. Ruega a la <strong>Virgen</strong> que, en señalde condescendencia le deje caer su cinto. Llegado al sepulcro, Tomás no habla de lavisión que ha tenido, pero afirma perentoriamente que el cuerpo no se encuentra en elsepulcro. Pedro le reconviene. Pero se abre el sepulcro y se lo halla vacío. Tomás recibelas excusas de sus colegas. 76Omitimos mencionar otros apócrifos que no agregan sustancialmente nada nuevo; perono podemos pasar en silencio la bella homilía de Juan de Tesalónica, publicada por elmismo Jugie, 77 la cual es como una transcripción ortodoxa de los motivos contenidos enla varias leyendas apócrifas. Se distingue por su sincero tono de piedad y humanidad.Cuando se difunde la noticia de que María está para morir, acuden los conocidos, y María75 El Sinassario etiopico fue publicado por Ignacio Guidi (1913), cf. Jugie, op. cit., p.133.76 Este apócrifo fue publicado por Tischendorf en su Apocalipses apocryphae, con laindicación: Transitus A. El lo considera probablemente más antiguo que el PseudoMelitón, aunque presenta un estudio más desarrollado de la leyenda. Por esto Jugie loclasifica entre los apócrifos del siglo VII. Op. cit., p. 156.77 M. Jugie, Homélies mariales byzantines. Textes grecs edites et traduits en latin II.Discours de saint Jean de Thessalonique sur la dormition de la Sainte Vierge, t. XIX dela Patrologia Orientalis, pp. 344-438. Jugie identifica al autor, no con el conocidoarzobispo que asistió al Vi Concilio Ecuménico (680-681), sino con un homónimo, queocupó la sede entre el 610 y el 649. El escrito muestra un interés particular por el primadode Pedro, lo cual es comprensible si se piensa que la sede de Tesalónica dependía de lametrópoli romana. Cf. La mort et l’Assomption de Marie, cit., p. 139 sgs.
La <strong>Virgen</strong> María, página 57les dice: "Padres y hermanos, ayudémonos los unos a los otros. Encendamos nuestraslámparas y velemos, porque no sabemos la hora en que vendrá el ladrón. No temo lamuerte; es la suerte de todos; pero temo al adversario que asalta a todos . . . Ayudémonospues unos a otros, y hagamos que nada malo sea hallado en nosotros." Entonces lasmujeres presentes le dicen a María: "Oh tú, hermana nuestra, que has llegado a ser laMadre de Dios y la Señora del Universo, ¿qué tienes que temer? Eres la Madre del Señor,eres nuestra esperanza y nuestro sostén. Si tú no estás segura, ¿adónde huirán las ovejas?"Entonces María las consuela y todas juntas se levantan para orar. Esta insistencia en eltemor al paso extremo, en éste y otros relatos, responde, evidentemente a la exigencia,complementaria de la idealización de la <strong>Virgen</strong>, de subrayar su plena humanidad.Y ahora, ¿cuál es el valor de estos relatos? Se puede aceptar sin más el juicio de Jugie,que habla en nombre de la más severa ciencia católica: "Desde el punto de vista histórico,su valor es absolutamente nulo . . . Desde el punto de vista doctrinal, ellos . . . nosinforman de las primeras soluciones que la piedad cristiana dio al problema planteado porla muerte de María . . . " 78 Cuando, después del concilio de Efeso, se comenzó areflexionar sobre la eminente dignidad de María, pareció imposible pensar que su cuerpohubiera sido presa de la corrupción. Algunos pensaron que debía haber disfrutado delprivilegio de una resurrección inmediata; otros, que habría sido depositado en el paraísoterrenal, a la sombra del árbol de la vida, en espera de su resurrección final. Nuestrosapócrifos son el reflejo de esas piadosas creencias, que inspiran la oratoria sagrada en lasfiestas dedicadas a María, y los himnos litúrgicos compuestos en su honor; en un segundotiempo, se insinúan también en la meditación docta, según la acostumbrada línea dedesarrollo; primero la piedad popular, después el culto; finalmente la teología que explicay justifica el culto. 79Debemos seguir sucintamente los rastros de esta doctrina. Los teólogos bizantinos de lossiglos VII al IX, reflejan la misma incertidumbre que hemos observado en las leyendasapócrifas. El alma de María ascendió al cielo: en esto están todos de acuerdo. Su cuerpo,o bien la siguió, o bien la espera en la incorruptibilidad. Alguno, como Hipólito de Tebas,78 Jugie, Ibid., p. 167, 169.79Recordemos sólo de paso algunos “testimonios” cuya inconsistencia ha sidoreconocida por la crítica: un pasaje del Libro de los milagros, de Gregorio de Tours, queestá tomada del Pseudo Melitón, o quizá de un Tránsido siríaco algo más antiguo, delcual se ha hallado un framento; tres homilías de Juan Damscensom en las cuales laspartes que se refieren a la asunción de la <strong>Virgen</strong> son una evidente interpolación posteriorreconocida; un párrafo del cap. III del libro del Pseudo Dionisio Areopagita (siglo V)sobre Nombres divinos, en el cual dice que muchos hermanos se reunieron “paracontemplar el cuerpo principio de vida y morada de la divinidad”, expresiones que debenreferirse al cuerpo eucarístico de Cristo y no al de la <strong>Virgen</strong> María; una Carta a Tito,atribuida al Pseudo Dionisio, y en realidad del siglo VIII, en la cual se explicamariológicamente el pasaje citado; finalmente, la Historia Eutimiaca, apócrifo del sigloIX, tendiente a explicar el origen de las reliquias de María, que explica su tránsito, latardanza de Tomás, la aparición de las vestiduras fúnebres en el sepulcro vacío.
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