La <strong>Virgen</strong> María, página 64desierto, que condice bien con las tribulaciones de la Iglesia perseguida, no sería unaimagen muy adecuada de la gloriosa asunción de María, tanto más cuanto que la estadade la mujer en el desierto está implícitamente limitada en el tiempo (v. 14). Por lo demás,el propio Roschini no parece muy entusiasta de esta interpretación, pues se limita a deciren conclusión: "Parece por lo tanto que este argumento disfruta de alguna solidez." 97Restan, en suma, sustancialmente las razones teológicas, es decir, los argumentos de"conveniencia" que hemos visto obrar desde el comienzo de la doctrina de la Asunción.Pidamos su exposición a Roschini. 98 Estas razones se distribuyen en tres grupos. Antetodo, por lo que se refiere a la persona de Cristo, su gloria no estaría <strong>completa</strong> si hubieradejado corromper el cuerpo de su Madre; ni se puede pensar que su piedad filial lohubiera tolerado (ya el Pseudo Agustín declaraba que Jesús obedeció ciertamente elmandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre"); por lo demás, Cristo concedió a sumadre privilegios mayores, como el de la virginidad perpetua: ¿por qué no éste? Por partede la <strong>Virgen</strong>, se debe pensar en su conformidad, consanguinidad, relación personal conCristo; en el hecho de que no han sido descubiertas sus reliquias; en su inmunidad alpecado original, que la coloca en el estado de Adán, anterior al pecado y a la condena delpecado que es la muerte; y al hecho de que el privilegio concedido a otros justos (Mateo28:51-53) o prometido a aquellos que estén vivos en el retorno de Cristo (1 Corintios15:51) no puede no haberle sido concedido a María. Finalmente, de parte de los hombres,esta creencia promueve la estima y la confianza en la <strong>Virgen</strong> María y en nuestraresurrección futura.Ahora bien, todo esto puede ser muy bello y edificante, ¿pero es suficiente paraestablecer la realidad de la resurrección de María, que es al fin de cuentas un hechohistórico, sucedido o no, con respecto al cual nuestras pías opiniones y nuestrosargumentos de conveniencia no tiene valor alguno? Y si - no se vea en estas palabrasirreverencia alguna - Dios, cuyos caminos no son como nuestros caminos hubieradecidido otra cosa; si no hubiera hecho precisamente aquello que los teólogos católicos,desde hace mil doscientos años, sostienen que debe haber hecho, que no pudo dejar dehacer, que era conveniente, justo, inevitable que hiciera, ¿sobre quién recaería la culpa deesta discordancia? ¿Sobre el Altísimo, o sobre sus servidores, que como los amigos deJob hablan incautamente de él según los principios de la miope sabiduría humana.Martín Jugie, a quien somos deudores de casi todo lo que hemos venido exponiendo eneste capítulo, en la parte sistemática de su magistral monografía trata de sostener que encuanto al silencio absoluto de la tradición acerca de la muerte de María, la opinión mássencilla y piadosa es la que se trasluce en algunos pocos escritos antiguos, en particular,como hemos visto, en Epifanio; según dicha opinión, María no murió, sino que pasó devida a vida, ascendiendo gloriosamente al cielo, como Enoc y Elías, sin conocer lamuerte. Dios no hace milagros inútiles, observa: ¿por qué pensar que hiciera morir aMaría para resucitarla inmediatamente después?97 “Videtur itaque argumentum hoc soliditate quadam gaudere” (Mariología, II, 2. p.296).98 Roschini, Mariología, II, 2, p. 335 sgs.
La <strong>Virgen</strong> María, página 65Jugie parece casi el único que favorece esta solución. Si la tradición más antigua no hablade la muerte de María, ellos se debe ciertamente al hecho de que todos suponentranquilamente que murió; y no se equivoca Roschini al afirmar, con el cardenal Lépicier,que la creencia en la muerte de María (seguida según algunos por la asunción) esprácticamente unánime en la Iglesia. 99 El silencio, primero, y las ulteriores indicaciones,de la tradición cristiana a este respeto, en realidad de lo único que nos asegura es de queMaría compartió con la universalidad del género humano la suerte común de la muerte.Si alguien quiere creer que resucitó y fue llevado al cielo, con su cuerpo glorificado,como primicia de las criaturas, tiene libertad de hacerlo; pero hay que decir que no existeni siquiera la sombra de una prueba.Desde el 1º de noviembre de 1950 la Asunción de la <strong>Virgen</strong> María "en cuerpo y alma a lagloria celestial" es "un dogma revelado". Los detalles de la definición, así como susrepercusiones ecuménicas, los hallará el lector en el Apéndice al final.La <strong>Virgen</strong> MaríaCapítulo 6La Inmaculada“En Occidente, en el periodo que va del Concilio de Éfeso hasta San Bernardo, lamariología se encuentra en un estado de adolescencia . . . En el siglo XII comienza laverdadera evolución científica de la mariología, sobre todo por obra de San Anselmo ySan Bernardo.” 100 Las razones de este progreso son en gran parte de orden general: nosolamente la mariología, sino toda la teología católica recibió en este periodo un generosoimpulso, cuya conclusión fueron las grandes sistematizaciones teológicas del siglo XIII.Pero si queremos buscar una razón particular del desarrollo de la veneración mariana,aparte de las razones internas del desarrollo dogmático, sobre las cuales nos detendremosen este capítulo, no se puede olvidar el impulso genérico que la piedad mariana recibió dela nueva consideración de la mujer, después del año mil: en particular, de la idealizaciónde la muerte en la poesía de los trovadores provenzales. Denis de Rougemont, en su libro:L’Amor et l’Ocident, ha sostenido la tesis del origen herético del amor platónico: el amorconcebido como culto de una criatura femenina idealizada e intocable, pasión que seinflama en el contraste y en él se consume, y goza de su tormento; pues la pasión muereapenas es satisfecha. El ve en esa tormentosa sublimación del amor un aspecto deldualismo maniqueo que reflorece de cátaros y albigenses, y en la mujer ideal de la poesía,tal vez una tardía reviviscencia del antiguo motivo gnóstico de la virgen celestial,designación secreta de la iglesia cátara de los perfectos. El culto de la <strong>Virgen</strong> María seríala contraparte ortodoxa: así como los caballeros y los trovadores se consagraban a ladama de sus pensamientos, los buenos católicos se consagrarían a la <strong>Virgen</strong> María. 10199 Roschini, Ibid., II, 2 p. 227.100 Roschini, Mariología, I, p. 390.101 Denis de Rougemont, L’amour et l’Occident, París, Plon, 1939, pp. 85 sgs.
- Page 1 and 2:
La Virgen María, página 1LA VIRGE
- Page 3:
La Virgen María, página 3Ahora bi
- Page 6 and 7:
La Virgen María, página 6El Padre
- Page 8 and 9:
La Virgen María, página 8jamás p
- Page 10 and 11:
La Virgen María, página 10recibi
- Page 12 and 13:
La Virgen María, página 12según
- Page 14 and 15: La Virgen María, página 14de los
- Page 16 and 17: La Virgen María, página 16mirada
- Page 18 and 19: La Virgen María, página 18habiend
- Page 20 and 21: La Virgen María, página 20Elvidio
- Page 22 and 23: La Virgen María, página 22Este ha
- Page 24 and 25: La Virgen María, página 24Muy bie
- Page 26 and 27: La Virgen María, página 26virgen
- Page 28 and 29: La Virgen María, página 28esa lit
- Page 30 and 31: La Virgen María, página 30ilimita
- Page 32 and 33: La Virgen María, página 32transfi
- Page 34 and 35: La Virgen María, página 34aquí u
- Page 36 and 37: La Virgen María, página 36fervor,
- Page 38 and 39: La Virgen María, página 38Y ahora
- Page 40 and 41: La Virgen María, página 40A su in
- Page 42 and 43: La Virgen María, página 42crític
- Page 44 and 45: La Virgen María, página 44dialéc
- Page 46 and 47: La Virgen María, página 46En este
- Page 48 and 49: La Virgen María, página 48Si aten
- Page 50 and 51: La Virgen María, página 50La Virg
- Page 52 and 53: La Virgen María, página 52En real
- Page 54 and 55: La Virgen María, página 54tu serv
- Page 56 and 57: La Virgen María, página 56recuerd
- Page 58 and 59: La Virgen María, página 58parece
- Page 60 and 61: La Virgen María, página 60agnosti
- Page 62 and 63: La Virgen María, página 62et beat
- Page 66 and 67: La Virgen María, página 66Para lo
- Page 68 and 69: La Virgen María, página 68interpr
- Page 70 and 71: La Virgen María, página 70confies
- Page 72 and 73: La Virgen María, página 72superst
- Page 74 and 75: La Virgen María, página 74produjo
- Page 76 and 77: La Virgen María, página 76La inma
- Page 78 and 79: La Virgen María, página 78la Igle
- Page 80 and 81: La Virgen María, página 80singula
- Page 82 and 83: La Virgen María, página 82La defi
- Page 84 and 85: La Virgen María, página 84por la
- Page 86 and 87: La Virgen María, página 86problem
- Page 88 and 89: La Virgen María, página 88leche y
- Page 90 and 91: La Virgen María, página 90En los
- Page 92 and 93: La Virgen María, página 92feminid
- Page 94 and 95: La Virgen María, página 94como Sa
- Page 96 and 97: La Virgen María, página 96La inte
- Page 98 and 99: La Virgen María, página 98Sin emb
- Page 100 and 101: La Virgen María, página 100la pie
- Page 102 and 103: La Virgen María, página 102está
- Page 104 and 105: La Virgen María, página 104El seg
- Page 106 and 107: La Virgen María, página 106mérit
- Page 108 and 109: La Virgen María, página 108a cier
- Page 110 and 111: La Virgen María, página 110consid
- Page 112 and 113: La Virgen María, página 112mujer
- Page 114 and 115:
La Virgen María, página 114el ace
- Page 116 and 117:
La Virgen María, página 116lo div
- Page 118 and 119:
La Virgen María, página 118muere
- Page 120 and 121:
La Virgen María, página 120Sabidu
- Page 122 and 123:
La Virgen María, página 122catoli
- Page 124 and 125:
La Virgen María, página 124interp
- Page 126 and 127:
La Virgen María, página 126misió
- Page 128 and 129:
La Virgen María, página 128benevo
- Page 130 and 131:
La Virgen María, página 130confor
- Page 132 and 133:
La Virgen María, página 132un nue
- Page 134 and 135:
La Virgen María, página 134los gu
- Page 136 and 137:
La Virgen María, página 136“Cel
- Page 138 and 139:
La Virgen María, página 138trabaj
- Page 140 and 141:
La Virgen María, página 140El pen
- Page 142 and 143:
La Virgen María, página 142la ver
- Page 144 and 145:
La Virgen María, página 144En rea
- Page 146 and 147:
La Virgen María, página 146no só
- Page 148:
La Virgen María, página 148Si est