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ENRIQUE ROCHEFORT 209por el comercio y el artículo de París;con sus casas llenas de tiendas, cubiertasde arriba abajo de muestras y de letreros,de planchas con inscripciones colgadasen las puertas: Plumas y flores, Joyasfalsas, Perlas de imitación; talleres entodos los pisos; un ruido continuo de trabajo,que desciende de las ventanas á lacalle; camiones que se cargan; paquetesque se atan; dependientes que corren conla pluma detrás de la oreja; una obreraque pasa, con una anguarina; y, de trechoen trecho, algún magnífico hotel, transformadoen almacenes ó depósito, cuyosblasones y esculturas llevan la imaginacióná los tiempos pasados, y hacen pensaren lacayos enriquecidos, en financierosadinerados: en el conde de Horn, enel Regente, enLaw, enMississipí, enSystéme;en la época, en fin, en que por aquellascalles, hoy mercantiles y burguesas,subían y baj aban en una hora las más inverosímilesfortunas, al flujo y reflujo de lafiebre y del oro, que salía con impasibilidadde la marea, de esa estrecha hediondahendidura, muy próxima, que se llamatodavía la calle de Quincampoix.• Mi amigo Rochefort se parecía un pocoá su calle, y despreciaba su pasado. Sesabía que era noble, hijo de un conde;pero él parecía ignorarlo, y se dejaballamar Rochefort á secas. Aquella sencillezyankee no dejaba de impresionarmeá mí, que hacía poco tiempo que habíallegado de nuestras vanidosas provinciaslegitimistas del Mediodía.El Sr. de Rochefort, padre, pertenecíaá aquella generación de jóvenes de 1830,cuyo porvenir y cuya carrera destruyó larevolución de Julio: generación particularmenteamable y de ingenio, que conservabaalgo así como un perfume del antiguorégimen en la atmósfera del reinadode Luis Felipe, enfurruñada con larealeza menor, sin estarlo, sin embargo,con Francia, partidaria de la rama mayor,pero que comprendía perfectamenteque era imposible toda restauración,y, por lo tanto, que no había para quéechar sobre su realismo escéptico y desinteresadola menor sombra de fanatismo.Mientras unos se divertían en bombardearlas Tullerías con tapones de botellasde Champagne, ó protestaban con-27W > / ' ; ( A