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wr^r324 TREINTA AÑOS DE PARÍSsuficiente para acordarse de un gesto,una entonación, desarrollados, agrandadosá su tiempo para la armonía de unaobra importante.En París, viajando, en el campo, esoscuadernos han ido llenándose sin advertirlo,sin pensar siquiera en el trabajofuturo que se iba aglomerandoen ellos; nombrespropios hay allí que no hepodido variar luego, per*que les encontraba unafisonomía, la huella y elparecido de las gentes quelos llevan. Algunos librosmíos han producido escándalo y han sidollamados novelas conclave; es más, hastase han publicado las claves con listasde nombres pertenecientes á personajescélebres, sin reflexionar que en mis otrasobras había habido figuras verdaderastambién, pero desconocidas, pero perdidasentre la muchedumbre, donde nadiehubiera pensado buscarlas.—¿No es esa la verdadera manera deescribir la novela, es decir, la historia degentes que no tendrán jamás historia?FROMONT, MENOR, Y RISLER, MAYOR 325Todos los personajes de Fvomont hanvivido ó viven todavía. Con el viejo Gardinoishe disgustado á persona á quienquiero con toda mi alma; pero no he podidosuprimir ese tipo de viejo egoísta yterrible, de rico improvisado, implacable,que á veces, desde la terraza de suparque, envolviendo con su mirada ávidalos inmensos edificios de la granja y