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MADAME BOVARY-Gustave Flaubert

Madame Bovary (título completo en francés: Madame Bovary, Mœurs de province) es la novela del escritor francés Gustave Flaubert, publicada en 1856. El personaje vive más allá de sus posibilidades para escapar de las banalidades y el vacío de la vida provincial. Cuando la novela se realizó por primera vez en La Revue de Paris entre el 1 de octubre de 1856 y el 15 de diciembre de 1856, los fiscales atacaron la novela por obscenidad. El juicio resultante en enero de 1857 hizo la historia notoria. Después de la absolución de Flaubert el 7 de febrero de 1857, Madame Bovary se convirtió en un éxito de ventas en abril de 1857 cuando se publicó en dos volúmenes. Una obra seminal de realismo literario, la novela se considera ahora la obra maestra de Flaubert, y una de las obras literarias más influyentes de la historia. El crítico británico James Wood escribe: "Flaubert estableció, para bien o para mal, lo que la mayoría de los lectores consideran narración realista moderna, y su influencia es casi demasiado familiar para ser visible".

Madame Bovary (título completo en francés: Madame Bovary, Mœurs de province) es la novela del escritor francés Gustave Flaubert, publicada en 1856. El personaje vive más allá de sus posibilidades para escapar de las banalidades y el vacío de la vida provincial. Cuando la novela se realizó por primera vez en La Revue de Paris entre el 1 de octubre de 1856 y el 15 de diciembre de 1856, los fiscales atacaron la novela por obscenidad. El juicio resultante en enero de 1857 hizo la historia notoria. Después de la absolución de Flaubert el 7 de febrero de 1857, Madame Bovary se convirtió en un éxito de ventas en abril de 1857 cuando se publicó en dos volúmenes. Una obra seminal de realismo literario, la novela se considera ahora la obra maestra de Flaubert, y una de las obras literarias más influyentes de la historia. El crítico británico James Wood escribe: "Flaubert estableció, para bien o para mal, lo que la mayoría de los lectores consideran narración realista moderna, y su influencia es casi demasiado familiar para ser visible".

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y hoces. Los tejados de paja, como gorros de piel que cubren sus ojos, bajan<br />

hasta el tercio más o menos de las ventanas bajas, cuyos gruesos cristales<br />

abombados están provistos de un nudo en el medio como el fondo de una<br />

botella. Sobre la pared de yeso atravesada en diagonal por travesaños de madera<br />

negros, se apoya a veces algún flaco peral, y las plantas bajas y las puertas tienen<br />

una barrera giratoria para protegerlas de los pollitos, que vienen a picotear en el<br />

umbral, migajas de pan moreno mojado en sidra. Luego los patios se estrechan,<br />

las edificaciones se aproximan, los setos desaparecen; un haz de helechos se<br />

balancea bajo una ventana en la punta de un mango de escoba; hay la forja de<br />

un herrador y luego un carpintero de carros con dos o tres ejemplares nuevos<br />

fuera invadiendo la carretera. Después, a través de un claro, aparece una casa<br />

blanca más allá de un círculo de césped adornado con un Amor con el dedo<br />

colocado sobre la boca; en cada lado de la escalinata hay dos jarrones de hierro;<br />

en la puerta, unas placas brillantes: es la casa del notario y la más bonita del<br />

país.<br />

La iglesia está al otro lado de la calle, veinte pasos más allá, a la entrada de<br />

la plaza. El pequeño cementerio que la rodea, cerrado por un muro a la altura<br />

del antepecho, está tan lleno de sepulturas que las viejas lápidas a ras del suelo<br />

forman un enlosado continuo, donde la hierba ha dibujado espontáneamente<br />

bancales verdes regulares. La iglesia fue reconstruida en los últimos años del<br />

reinado de Carlos X. La bóveda de madera comienza a pudrirse por arriba, y, a<br />

trechos, resaltan agujeros negros sobre un fondo azul. Por encima de la puerta,<br />

donde estaría el órgano, se mantiene una galena para los hombres, con una<br />

escalera de caracol que resuena bajo los zuecos.<br />

La luz solar, que llega por las vidrieras completamente lisas, ilumina<br />

oblicuamente los bancos, alineados perpendicularmente a la pared, tapizada<br />

aquí y allá por alguna esterilla clavada, en la que en grandes caracteres se lee<br />

«Banco del Señor Fulano». Más allá, donde se estrecha la nave, el confesonario<br />

hace juego con una pequeña imagen de la Virgen, vestida con un traje de raso,<br />

tocada con un velo de tul sembrado de estrellas de plata, y con los pómulos<br />

completamente llenos de púrpura como un ídolo de las islas Sándwich; por<br />

último, una copia de la «Sagrada Familia, regalo del ministro del interior»,<br />

presidiendo el altar mayor entre cuatro candeleros, remata al fondo la<br />

perspectiva. Las sillas del coro, en madera, de abeto, quedaron sin pintar.<br />

El mercado, es decir, un cobertizo de tejas soportado por unos veinte<br />

postes, ocupa por sí solo casi la mitad de la plaza mayor de Yonville. El<br />

ayuntamiento, construido según los pianos de un arquitecto de Paris, es una<br />

especie de templo griego que hace esquina con la casa del farmacéutico. Tiene<br />

en la planta baja tres columnas jónicas, y en el primer piso, una galería de arcos<br />

de medio punto, mientras que el tímpano que lo remata está ocupado<br />

totalmente por un gallo galo que apoya una pata sobre la Carta 29 y sostiene con<br />

la otra la balanza de la justicia.<br />

Pero lo que más llama la atención es, frente a la posada del «León de Oro»,<br />

la farmacia del señor Homais. De noche, especialmente, cuando está encendido<br />

su quinqué y los tarros rojos y verdes que adornan su escaparate proyectan a lo<br />

lejos, en el suelo, las dos luces de color, entonces, a través de ellas, como en<br />

29 La Carta: acta constitucional de la Restauración (1814), revisada en 1830 por Luis -<br />

Felipe, que juró sobre ella. El gallo y la carta son símbolos que suelen coronar lo s edificios<br />

públicos franceses.

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