15.04.2018 Views

MADAME BOVARY-Gustave Flaubert

Madame Bovary (título completo en francés: Madame Bovary, Mœurs de province) es la novela del escritor francés Gustave Flaubert, publicada en 1856. El personaje vive más allá de sus posibilidades para escapar de las banalidades y el vacío de la vida provincial. Cuando la novela se realizó por primera vez en La Revue de Paris entre el 1 de octubre de 1856 y el 15 de diciembre de 1856, los fiscales atacaron la novela por obscenidad. El juicio resultante en enero de 1857 hizo la historia notoria. Después de la absolución de Flaubert el 7 de febrero de 1857, Madame Bovary se convirtió en un éxito de ventas en abril de 1857 cuando se publicó en dos volúmenes. Una obra seminal de realismo literario, la novela se considera ahora la obra maestra de Flaubert, y una de las obras literarias más influyentes de la historia. El crítico británico James Wood escribe: "Flaubert estableció, para bien o para mal, lo que la mayoría de los lectores consideran narración realista moderna, y su influencia es casi demasiado familiar para ser visible".

Madame Bovary (título completo en francés: Madame Bovary, Mœurs de province) es la novela del escritor francés Gustave Flaubert, publicada en 1856. El personaje vive más allá de sus posibilidades para escapar de las banalidades y el vacío de la vida provincial. Cuando la novela se realizó por primera vez en La Revue de Paris entre el 1 de octubre de 1856 y el 15 de diciembre de 1856, los fiscales atacaron la novela por obscenidad. El juicio resultante en enero de 1857 hizo la historia notoria. Después de la absolución de Flaubert el 7 de febrero de 1857, Madame Bovary se convirtió en un éxito de ventas en abril de 1857 cuando se publicó en dos volúmenes. Una obra seminal de realismo literario, la novela se considera ahora la obra maestra de Flaubert, y una de las obras literarias más influyentes de la historia. El crítico británico James Wood escribe: "Flaubert estableció, para bien o para mal, lo que la mayoría de los lectores consideran narración realista moderna, y su influencia es casi demasiado familiar para ser visible".

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Lo que la desesperaba era que Carlos no parecía ni sospechar su suplicio.<br />

La convicción que tenía el marido de que la hacía feliz le parecía un insulto<br />

imbécil, y su seguridad al respecto, ingratitud. Pues ¿para quién era ella formal?<br />

¿No era él el obstáculo a toda felicidad, la causa de toda miseria, y como el<br />

hebijón puntiagudo de aquel complejo cinturón que la ataba por todas partes?<br />

Así pues, cargó totalmente sobre él el enorme odio que resultaba de sus<br />

aburrimientos, y cada esfuerzo para disminuirlo no servía más que para<br />

aumentarlo, pues aquel empeño inútil se añadía a los otros motivos de<br />

desesperación y contribuía más al alejamiento. Hasta su propia dulzura de<br />

carácter le rebelaba. La mediocridad doméstica la impulsaba a fantasías lujosas,<br />

la ternura matrimonial, a deseos adúlteros. Hubiera querido que Carlos le<br />

pegase, para poder detestarlo con más razón, vengarse de él. A veces se<br />

extrañaba de las conjeturas atroces que le venían al pensamiento; y tenía que<br />

seguir sonriendo, oír cómo repetían que era feliz, fingir serlo, dejarlo creer.<br />

Sin embargo, estaba asqueada de esta hipocresía. Le daban tentaciones de<br />

escapar con León a alguna parte, muy lejos, para probar una nueva vida; pero<br />

inmediatamente se abría en su alma un abismo vago lleno de oscuridad.<br />

—Además, no me quiere —pensaba ella—; ¿qué va a ser de mí?, ¿qué ayuda<br />

esperar, qué consuelo, qué alivio?<br />

Se quedaba destrozada, jadeante, inerte, sollozando en voz baja y bañada<br />

en lágrimas.<br />

—¿Por qué no se lo dice al señor? —le preguntó la muchacha, cuando la<br />

encontraba en esta crisis.<br />

—Son los nervios —respondía Emma—; no le digas nada, le alarmarías.<br />

—¡Ah!, sí —replicaba Felicidad—, usted es igual que la Guérine, la hija del<br />

señor Guérin, el pescador del Pollet, que conocí en Dieppe antes de venir a casa<br />

de los señores. Estaba tan triste, tan triste, que viéndola de pie a la puerta de su<br />

casa, hacía el efecto de un paño fúnebre extendido delante de la puerta. Su<br />

enfermedad, según parece, era una especie de bruma que tenía en la cabeza, y<br />

los médicos no podían hacer nada, ni el cura tampoco. Cuando le daba muy<br />

fuerte, se iba completamente sola a la orilla del mar, de manera que el oficial de<br />

la aduana, al hacer la ronda, la encontraba a menudo tendida boca abajo y<br />

llorando sobre las piedras. Dicen que, después de casarse, se le pasó.<br />

—Pero a mí —replicaba Emma— es después del casamiento cuando me ha<br />

venido.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!