15.04.2018 Views

MADAME BOVARY-Gustave Flaubert

Madame Bovary (título completo en francés: Madame Bovary, Mœurs de province) es la novela del escritor francés Gustave Flaubert, publicada en 1856. El personaje vive más allá de sus posibilidades para escapar de las banalidades y el vacío de la vida provincial. Cuando la novela se realizó por primera vez en La Revue de Paris entre el 1 de octubre de 1856 y el 15 de diciembre de 1856, los fiscales atacaron la novela por obscenidad. El juicio resultante en enero de 1857 hizo la historia notoria. Después de la absolución de Flaubert el 7 de febrero de 1857, Madame Bovary se convirtió en un éxito de ventas en abril de 1857 cuando se publicó en dos volúmenes. Una obra seminal de realismo literario, la novela se considera ahora la obra maestra de Flaubert, y una de las obras literarias más influyentes de la historia. El crítico británico James Wood escribe: "Flaubert estableció, para bien o para mal, lo que la mayoría de los lectores consideran narración realista moderna, y su influencia es casi demasiado familiar para ser visible".

Madame Bovary (título completo en francés: Madame Bovary, Mœurs de province) es la novela del escritor francés Gustave Flaubert, publicada en 1856. El personaje vive más allá de sus posibilidades para escapar de las banalidades y el vacío de la vida provincial. Cuando la novela se realizó por primera vez en La Revue de Paris entre el 1 de octubre de 1856 y el 15 de diciembre de 1856, los fiscales atacaron la novela por obscenidad. El juicio resultante en enero de 1857 hizo la historia notoria. Después de la absolución de Flaubert el 7 de febrero de 1857, Madame Bovary se convirtió en un éxito de ventas en abril de 1857 cuando se publicó en dos volúmenes. Una obra seminal de realismo literario, la novela se considera ahora la obra maestra de Flaubert, y una de las obras literarias más influyentes de la historia. El crítico británico James Wood escribe: "Flaubert estableció, para bien o para mal, lo que la mayoría de los lectores consideran narración realista moderna, y su influencia es casi demasiado familiar para ser visible".

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Capítulo IV<br />

Desde los primeros fríos, Emma dejó su habitación para instalarse en la<br />

sala, larga pieza de techo bajo donde había, sobre la chimenea, un frondoso<br />

árbol de coral que se extendía contra el espejo. Sentada en su sillón, cerca de la<br />

ventana, veía a la gente del pueblo pasar por la acera.<br />

Dos veces al día, León iba de su despacho al «Lion d'Or». Emma, de lejos,<br />

le oía venir; se asomaba a escuchar; y el joven se deslizaba detrás de la cortina,<br />

vestido siempre de la misma manera, y sin volver la cabeza. Pero, al atardecer,<br />

cuando con la barbilla apoyada en su mano izquierda ella había abandonado<br />

sobre sus rodillas la labor comenzada, a veces se estremecía ante la aparición de<br />

aquella sombra que desaparecía de pronto. Se levantaba y mandaba poner la<br />

mesa.<br />

Durante la cena llegaba el señor Homais. Con el gorro griego en la mano,<br />

entraba sin hacer ruido para no molestar a nadie y siempre repitiendo la misma<br />

frase: «Buenas noches a todos». Después, instalado en su sitio, al lado de la<br />

mesa, entre los dos esposos, preguntaba al médico por sus enfermos, y éste le<br />

consultaba sobre la probabilidad de cobrar los honorarios. Luego se<br />

comentaban las noticias del periódico. Homais, a aquella hora, se lo sabía casi<br />

de memoria; y lo contaba íntegro, con las reflexiones del periodista y todas las<br />

historias de las catástrofes individuales ocurridas en Francia y en el extranjero.<br />

Pero, cuando se agotaba el tema, no tardaba en hacer algunas observaciones<br />

sobre los platos que veía. A veces, incluso, levantándose un poco, indicaba<br />

delicadamente a la señora el trozo más tierno, o, dirigiéndose a la muchacha, le<br />

daba consejos para la preparación de los guisados y la higiene de los<br />

condimentos; hablaba de aroma, osmazomo, jugos y gelatina de una forma<br />

deslumbrante. Con la cabeza, por otra parte, más llena de recetas que su<br />

farmacia lo estaba de tarros, Homais destacaba en la elaboración de gran<br />

número de confituras, vinagres y licores dulces, y conocía también todas las<br />

invenciones nuevas de calentadores económicos, además del arte de conservar<br />

los quesos y de cuidar los vinos enfermos.<br />

A las ocho, Justino venía a buscarle para cerrar la farmacia. Entonces el<br />

señor Homais lo miraba con aire socarrón, sobre todo si estaba allí Felicidad,<br />

pues se había dado cuenta de que su pupilo le cobraba afición a la casa del<br />

médico.<br />

—Mi mancebo —decía Homais— empieza a tener ideas, y creo, que me<br />

lleve el diablo si me equivoco, que está enamorado de la criada de la casa.<br />

Pero un defecto más grave, y que le reprochaba, era el de escuchar<br />

continuamente las conversaciones. Los domingos, por ejemplo, no había<br />

manera de hacerle salir del salón, adonde la señora Homais le había llamado<br />

para que se encargara de los niños, que se dormían en los sillones, estirando con<br />

la espalda las fundas de calicó demasiado holgadas.<br />

No venía mucha gente a estas veladas del farmacéutico, pues su<br />

maledicencia y sus opiniones políticas habían ido apartando de él a diferentes<br />

personas respetables. El pasante no faltaba nunca a la reunión.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!