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son mm~ buenos para cantar. '-'o debemos despreciarlos ni
tratarlos a la ligera. ,-'l.lguien ha dicho que cada fresco aYi\~amiento
trae su propia himnología. ¡Este sí lo hizo:
.-'1.1 comienzo. en Azusa. no teníamos instrumentos musicales.
En realidad. no sentíamos la necesidad de tenerlos.
0:0 había lugar para ellos en nuestra adoración. Todo era espontáneo.
0:i siquiera cantábamos con himnarios. Cantábamos
todos los himnos antiguos y bien conocidos de memoria.
moti\'ados por el Espíritu de Dios. ""Ha llegado el
Consolador" era, posiblemente. uno de los que cantábamos
con más frecuencia. Lo cantábamos desde una fresca v profunda
experiencia de nuestro corazón. Oh. ;cómo nos llenaba
v nos conmo,'ía el poder de Dios' También las canciones
que hú)laban de la "sangre" gustaban mucho. "En la sangre
está la \~ida·'. SinaL Calvario v Pentecostés. todos tenían su
debido lugar en la obra de .-'l.zusa. Pero el ""cántico nue\~o" es
una composición totalmente difereme. no humana. '-'o puede
fabincarse. El cuervo no puede imitar a la paloma. Pero
finalmente, comenzaron a menospreciar este ··don··. cuando
el espíritu humano se hizo fuerte una \~ez más. Lo echaron
fuera con himnarios. y con canciones elegidas por los líderes.
[ra como asesinar al Espíritu. \' para muchos de nosotros
fuc muy doloroso. pero la marea era demasiado fuerte
y no pudimos detenerla. Los himnarios son en la actualidad
un emprendimiento comerciaL en gran medida. y no perderíamos
mucho si no los tm'iéramos, Hasta las Yieps melodías
sufren la violencia del cambio. v cada estación trae nuevos
estilos, para lograr más ganancia. Hay muy poco
espíritu real de adoración en ellos. Hacen moycr las puntas
de los pies. pero no conmue\'en los corazones de los hombres.
El espíritu de la canción dado por Dios en el principio
era como el arpa eólica, en su espontaneidad " dulzura. En
realidad. era el aliel)to mismo de Dios. que tocaba en las
cuerdas de los corazones humanos. o en sus cuerdas vocales.
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