28.08.2020 Views

Azuza Street

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Azusa Strect

Fui a dormir a las 4, me levanté a las í y corri con el mensaje

hacia la imprenta.

La pregunta que angustiaba todos los corazones era: .. ¿Lo

hizo Dios?" Pero el instinto les decía a los hombres. inmediatamente,

que así era. Aun los malvados tenían conciencia

de ese hecho. El tratado quedó listo rápidamente. El

mismo día ya estaba en la imprenta, y para el mediodía siguiente

recibí la primera partida. Yo sentía que debía apresurarme

y hacerlos llegar a la gente lo antes posible. Recordé

que los diez días de oración a los que el Señor me había

llamado terminaron exactamente el día que recíbí el primer

tratado. Ahora lo comprendía todo perfectamente.

El enemigo trató de poner impedimentos, destrozando

parte de los tipos de la prensa. Yo le había advertido de esto

al ímprentero. Pero el problema se superó rápídamente,

por lo que no constituyó una pérdida de tiempo. Distribuí

el mensaje con rapidez en las obras misioneras, íglesias, tabernas,

negocios... en realidad, en todas partes, tanto en Los

Ángeles como en Pasadena. Además, enYÍé por correo miles,

a obreros de las ciudades cercanas, para que los distribuyeran.

Todo el emprendimíento era una obra de fe. Comencé

sin un dólar. Pero Dios proveyó el dinero a medida que lo

iba necesitando. Trabajé duramente día tras día. El hermano

Otterman y su esposa distribuyeron los tratados en San

Diego. Se necesitaba coraje para hacerlo. ?\IIuchos se airaban

al leer el mensaje. Fui con ellos a todos los bares de Los

Ángeles. Todo el infierno estaba conmoYÍdo. en hombre me

siguió por la calle gritando como un maniático. Entró tras

de mí en un negocio, para atacarme. Pero el Señor me protegió.

Entonces el hombre rompió en pedazos el tratado públicamente,

para mostrar su odio. Muchos tiraban el mensaje

al suelo con ira, para le\'antarlo después y leerlo

nuevamente. Parecía que Dios lo adhería a ellos. Lo más

triste era que casi todos los predicadores trabajaban con el

92----------------------

adquiérelo en tu librería

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!