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El pastür Smalc retorna del avivamiento en Gales
En una ocasión en que el hermano Boehmer y yo estábamos
orando, el Espíritu se derramó en una forma maravillosa
en varias reuniones por las que estábamos intercediendo.
Sentíamos que habíamos alcanzado a Dios en favor de ellas.
Los comentarios que escuchamos luego confirmaron nuestra
convicción. La oración cambia las cosas. Como Elías, un
hombre "sujeto a pasiones semejantes a las nuestras", en el
monte Carmelo. "La oración eficaz del justo puede mucho"
(Santiago 5:16). También puede ser necesaria la confesión:
"Confesaos vuestras ofensas unos a otros".
Ahora nos ofrecían una casa en Los Ángeles, por ocho dólares
al mes. Ya hacía algún tiempo que sentíamos que el Señor
nos quería nuevamente en Los Ángeles. Él nos envió lo
necesario para pagar el primer mes de renta, y el hermano
Penfield, de Pasadena, nos facilitó sus mulas para trasladarnos.
:\os ubicamos en la parte trasera de la Avenida Towne
619. La dueña de casa vivía en el edificio en la parte delantera.
Era el 27 de setiembre de 1905.
una noche que pasé orando sentí fuertemente que debía
ir a San Diego, así que le escribí a la hermana Tillie Hafner,
quien estaba a cargo de la Obra Misionera Peniel allí. Sin solicitarlo.
recibí el dinero para el viaje. Era la voluntad de
Dios. Prediqué en la Obra Misionera Peniel y en reuniones
en las calles. La policía me estorbaba, poniéndose de acuerdo
con la gente de las tabernas y haciendo otras cosas. Pero
Dios me dio mucha fortaleza y victoria. Visité a varias personas
enfermas y oré con ellas, y realicé una breve visita a
Tijuana, en México.
El grupo de la "Zarza Ardiente" había arruinado mucho el
espíritu de los santos en San Diego. Los había vuelto duros y
bruscos. Había poco amor, mucha lucha y contiendas. Dios,
como siempre, me hizo mensajero de paz. Siempre he defendido
la idea de que somos "un solo cuerpo" en Cristo. La hermana
Haefner me comunicó que mi visita la había alentado
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