Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
:-\ Z II S <l SIr e (' t
de barro", Siempre puede abusarse de la \Trdad, ~.l"lgunos
llegaban al extremo de combatir e! principio mismo de la
santidad, pretendiendo Justificarse a sí mismos con el mensaje
de Durham, Pero, o lo habían malentendido o, lo que es
más probable, habían apro\'echado la supuesta oportunidad
para luchar contra ese principio al que sus propios corazones
se negaban a rendirse, y de esta forma hacían \'iolencia
al mensaje que Dios les había em'iado.
El dueño del Hogar en que vidamos en Long Beach decidió
venderlo, por lo que nos \'imos obligados a mudarnos.
ElIde julio voh'imos al Hogar Pentecostal de la a\'enida
Winona 786, en Pasadena. donde habíamos vi\'ido antes de
que yo fuera a Hawaii en 1909. Deberíamos habernos mudado
un mes antes, pero unas personas habían ocupado la
casa y no querían abandonarla, aunque Dios las estaba llam:mdo
a Sacramento. Al negarse a obedecer a Dios, nos
obligaban a nosotros a estar en otro lugaL y esto causó mucho
sufrimiento a nuestro alrededoL y!ás tarde confesaron
su erroL De esta forma no cumplieron la \'olutad de Dios
para ellos, salieron de! curso de los e\Tntos señalado di\'inamente,
y sufrieron mucho, además de hacer sufrir a otros.
El dueño de la casa en la playa insistía en que la desocupáramos,
pero no teníamos adónde iL Dios nos quería en e!
Hogar de Pasadena. Nunca sabemos cuánto hacemos sufrir
a otros cuando nosotros mismos le fallamos a Dios. El Señor
había bendecido nuestra estadía en Long Beach. Pero ahora
nos quería en Pasadena.
Poco después de volver a Pasadena tuve un horrible ataque
de hemorroides, y estU\T postrado durante días, sufriendo terriblemente.
Luego de intensas oraciones, el Señor me libró. Mi
sistema nervioso estaba muy afectado. Yo estaba bajo una gran
tensión en mis centros nen'iosos y en el cerebro. El pequeño
John también sufrió un espantoso ataque de cOD\'Ulsiones. El
diablo trataba de matarlo. Luego de que oramos, el Señor libró
220
adquiérelo en tu librería