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El ministerio del hermano Durham en Los Ángeles
17:21. También he luchado por la realidad desde el comienzo.
Mi primer artículo se tituló: "Vive la Vida". El segundo,
"Salvación vs. Imitación".
El Señor nos dio una pequeña escuela privada para
nuestros hijos en Pasadena. Habíamos temido el hecho de
dejarlos en medio de las influencias de las escuelas públicas.
La hermana Anna Palmer, una preciosa hermana pentecostal,
vino a vivir con nosotros para enseñarles. Era una
mujer de carácter muy firme, y un espíritu absolutamente
dispuesto al autosacrificio. Fue puramente una labor de
amor de su parte, hecho para el Señor. Algunos de los niños
\'ecinos también aprovecharon esta oportunidad. Estm'imos
muy agradecidos por esta especial muestra de la
misericordia de Dios.
Aproximadamente en este tiempo tuve una poderosa manifestación
del Espíritu en la iglesia de Lake Avenue. El poder de
Dios vino sobre mí un domingo por la mañana, mientras estaba
sentado, en medio de la reunión. El Señor me había dado
un poderoso mensaje mientras iba hacia la reunión. El hermano
Anse1 Pcíst"'estába comentando la Palabra. Lo que él decía
era bueno, pero no tenía ninguna unción especial. Repentinamente
el Señor me ungió para que predicara mi mensaje. Dudé,
ya que el hermano Post estaba encargado de predicar. El
Espíritu me atravesó como una espada, y me levantó de la silla.
Corrí por el salón gritando con todas mis fuerzas, pero luego
vohi a sentarme. No quería interferir con el que estaba hablando.
El mensaje me estaba consumiendo. Ya había dudado
demasiado. Dios quería que lo anunciara en ese momento. El
Espírítu me golpeó nuevamente y casi me hizo caer de la silla.
Entonces supe que debía obedecer a Dios. Me levanté y hablé
con el hermano Post quien, muy amablemente, me cedió la palabra.
Proclamé el mensaje con una gran unción. ¡Cuántas veces
le he fallado a Dios al no obedecerle en circunstancias similares!
Esta vez parecía que Dios me mataría si no le obedecía.
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