Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Azusa Slreet
desalentadoras. Algunos profetizaban bendiciones: otros,
desastres. Sin embargo, habiendo confirmado en mi corazón
que era un llamado de Dios, y no producto de mi imaginación
o mis deseos, no podía hacer otra cosa que partir. Si el
Señor no me llevó alrededor del mundo. no sé quién lo hizo.
No toqué ninguna conexión, ninguna persona ni iglesia
se comprometió a pagar los gastos de mi ,'iaJe. y no me comprometí
con ningún hombre o grupo. Yo sabía que Dios me
enviaba, y confié plenamente en que Él me llevaría a todas
partes. Físicamente, en lo natural, tenía razones para creer
que no viviría para completar ni la mitad de mi viaje. Pero
yo no iba en lo natural.
"El Señor me preservó de enfermedades en forma maravillosa.
Pasé a través de lugares infestados de cólera, plaga y
viruela, exponiéndome a ellas, y por lugares donde las fiebres
en esa época provocan la mayor cantidad de muertes en
el año. Pero el Señor me sostuvo. Volví a mi hogar pesando
cinco kilos más de lo que ha sido mi peso normal en años.
Mi familia fue conservada en buena salud durante mi ausencia,
y teniendo abundancia para cubrir sus necesidades temporales.
Jamás pedí un centavo, ni una ofrenda. Todo me fue
dado voluntariamente. Solo recibí cincuenta dólares desde
Estados Unidos después de dejar sus costas. En Palestina,
India y China, la ayuda vino de los lugares más inesperados
e impensables. Dios probó que podía proveer tanto fuera de
mi país como en él. Llegué a China con solo diez dólares. y
no recibí ningún dinero de los Estados Cnidos mientras estuve
allí. Visité Inglaterra, Escocia, Irlanda, Gales. Holanda,
Alemania, Bélgica, Francia, Suiza, Italia, Egipto, Palestina,
Ceilán, India, China y Japón, pasando por Honolulú en el
viaje de regreso. Llegué a casa el 25 de febrero de 1911."
216-------------------------
adquiérelo en tu librería