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ln nul'VO ministerio en l'[ ESll'
Nuestra siguiente escala fue en San Antonio, Texas. Se
nos había acabado todo el dinero. El pequeño john estaba
enfermo otra vez. Mientras estábamos en el tren sentí una
advertencia de que el diablo estaba listo para atacarlo, pero
traté de alejar esa impresión de mi mente. Aún él no había
mostrado ningún síntoma de enfermedad. Pero esa noche
sufrió convulsiones. Pasamos una noche terrible luchando
por su vida, orando de rodillas. Los mismos demonios parecían
estar atacándonos. john sufría de gripe y malaria a la
vez. Estábamos quedándonos en la casa del hermano y la
hermana Smate. Finalmente nuestro hijo fue librado.
En total, prediqUé unas diez veces allí. La espalda me dolía
terriblemente, y estaba todavía débil por las paperas y el
calor. También me había atacado la gripe. Prediqué en una
carpa donde encontré mucho fanatismo. Mi mensaje hizo
que tres falsos profetas se fueran de la ciudad. El diablo, con
razón, se enojó. Había muchos soldados estacionados allí, y
varias veces les prediqUé en una pequeña iglesia. Yo esperaba
que Dios nos proveyera el dinero para viajar a Los Ángeles,
y recibí varias cartas de otros lugares conteniendo dinero,
luego de una fiera batalla en oración, con el cual
pudimos avanzar hasta Phoenix, Arizona. El diablo parecía
decidido a matarnos en Texas. Mientras estábamos en San
Antonio visité el viejo fuerte de El álamo, y la iglesia, donde
Davy Crockett soportó heroicamente el último ataque.
Tuvimos un viaje muy agradable hasta Phoenix. Pasando
junto al Río Grande, podíamos ver el viejo México del otro
lado. Cruzamos El Paso, y recibimos una cálida bienvenida
en Phoenix. Estábamos muy cansados, y no teníamos dinero
para viajar desde allí hasta Los Ángeles. Fueron muy
amables con nosotros en Phoenix. Una hermana fue a buscar
cuartos para nosotros, y mientras yo oraba, sentí que
ella había encontrado lo que necesitábamos. Así fue: pronto
regresó, luego de procurarnos unas habitaciones donde
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