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Azuza Street

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El pastor Smale retorna del aYíyamlento en Gales

"Pentecostés" Pero el Espíritu sí lo sabía, y nos guió a

pedir lo correcto.

Yo había orado por una lapicera. Un hermano encontró

una y me la regaló. Él ya tenía la suya. Escribí treinta cartas

de exhortación a la oración y la fe por el aYivamiento a otras

tantas obras misioneras, en la costa y en campos en otros

países. Pero no tenía dinero para el franqueo. Mientras

escribía, una hermana Yino y me dio cuatro dólares. Yo había

pedido una prueba de si esa carta era de Dios. Recibí

muchos más artículos para la prensa religiosa. Luego de pasar

otra noche entera orando con el hermano Boehmer, recibí

un mensaje de exhortación que anuncié en varias iglesias

y obras misioneras.

Sentía que la Iglesia del Nueyo Testamento le estaba fallando

a Dios, y estaba observando para ver por dónde vendría

el Espíritu. Ellos trataron de quitarle fuerza a mi mensaje

en muchos lugares. Yo apuntaba demasiado directo

para ellos. Pero decidí que el diablo no se me escaparía. En

todas partes, la maldición era el orgullo espiritual, esconder

su desnudez espiritual ante Dios. Pero decidí desechar todo

lo que no pasara la prueba de la Palabra de Dios, y desechar

también el espíritu partidista. Las almas deben ser alcanzadas

y salyadas. Tratar de obstaculizar el mensaje de Dios es

como detener un rayo con la mano.

En esta época el Señor me dio varios nuevos tratados para

escribir. Pero yo yeía más claramente que nunca que mi

obra principal era ir abajo, fuera de la vista, en oración.

Oraba con frecuencia que no me abandonara el espíritu de

intercesión. La madre vVheaton volvió del este. Dios la envió

para ayudarme en oración. Tuve una bendita carga de

llanto durante muchos días en los cuales mi corazón se volvió

muy delicado. Una noche sentía tal carga que no podía

dormir. Llamé a la madre Wheaton, que se había quedado

con la dueña de casa, adelante, y ella me ayudó a orar. La

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