28.08.2020 Views

Azuza Street

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ll1 ruego por la unidad

John Wesley escribió lo siguiente: "Estoy harto de opiniones.

Dadme un humilde, pacífico, amante de Dios y de! hombre,

un hombre lleno de misericordia y buenos frutos; sin

parcialidad ni hipocresía. Que mi alma esté con tales cristianos,

dondequiera que estén y cualquiera sea su opinión.

Quien hace la voluntad de mi Padre, ese es mi hermano".

En un artículo en contra de los prejuicios, Wesley escribió:

"El prejuicio es estar demasiado apegados, o amar demasiado

nuestro propio grupo u opinión. i Cuán poco dispuestos

están los hombres a reconocer algo de bueno en

aquellos que no coinciden en un todo con ellos! No debemos

limitar la causa de Dios a nuestro propio grupo, sino

gozarnos en la bondad, dondequiera que esta aparezca".

Una vez más, Wesley escribe: "¿Acaso no podemos tener

todos un mismo sentimiento, si no una misma opinión? Sin

duda que podemos. Hubo un tiempo en que todos los cristianos

tenían un mismo pensamiento, así como un mismo

corazón; tan grande gracia fue sobre todos ellos, cuando

fueron llenados con el Espíritu Santo por la primera vez.

Pero ninguna animosidad es tan profunda e irreconciliable

como aquélla que surge de los desacuerdos en asuntos religiosos."

Qué terrible afirmación... pero cuán cierta es.

La recuperación de la Iglesia hasta volver a la unidad, como

en el principio, ha sido e! sueño más preciado por muchos

de los más grandes pensadores de! cristianismo. Me!ancton

nos ha dejado su famosa máxima: "En lo esencial unidad,

en lo dudoso libertad, en todas las cosas amor". Me!ancton

trabajó incesantemente por la unidad del cuerpo de Cristo en

su época. Escuchamos a algunos hermanos decir que esto no

es posible. Entonces tendremos que rechazar la última oración

de nuestro Salvador, en Juan 17. Posiblemente pocos

quieran confesar que e! Señor no puede restaurarlos al verdadero

espíritu cristiano. Entonces, si me toca a mí, ¿por qué no

al otro? ¿Soy yo mucho más prometedor que él?

---------------------231

adquiérelo en tu librería

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!