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ESTADO AMBIENTAL DE BOLIVIA

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Ara nobilis, Ara auricollis, Amazona spp, Pionus menstruus, Pionites leucogaster, y<br />

otras. La disminución del número de parabas o guacamayos (Ara spp.) fue muy<br />

drástica y hasta los años 90 inclusive, se reportan extensas áreas como “vacias” de<br />

estas especies, áreas donde antes eran muy abundantes. 73 Tambien se extraían<br />

primates con fines de investigación médica (Aotus azarae, Alouatta seniculus), o<br />

para mascotas (Cebus spp., Saimiri boliviensis, Callicebus moloch).<br />

Mientras todo lo anteriormente descrito ocurría en las tierras bajas tropicales, en<br />

las tierras altas, ocurría la devastación de la vicuña y la chinchilla. La primera especie<br />

era perseguida y cazada de forma masiva, incluso miembros del ejército<br />

participaban en las matanzas usando armas de repetición. 74 También las tropas<br />

de guanaco (subespecie de altura) eran cazadas al mismo ritmo por su cuero y su<br />

carne. En tanto que la chinchilla seguía siendo acosada con perros y hurones en<br />

sus madrigueras desde décadas muy anteriores. La ambición desmedida por los<br />

valiosos cueros ocasionó la extinción en nuestro territorio de la chinchilla (a pesar<br />

de numerosas prohibiciones emitidas) y el guanaco de altura, 75 en tanto que las<br />

poblaciones de vicuña se redujeron a un mínimo tal que estuvieron a punto de<br />

extinción en la década de los sesenta. 76 Se estima que entre 1920 y 1960 se aniquilaron<br />

en el país, más de 300.000 vicuñas; el recuento de vicuñas del año 1978<br />

(INFOL) no superaba los 4.000 individuos en las principales zonas tradicionales de<br />

distribución.<br />

En resumen, este penoso proceso de expoliación, dio por resultado en el lapso de<br />

casi siete décadas, una dramática reducción de las poblaciones de especies de<br />

fauna silvestre, algunas de las cuales desaparecieron de grandes extensiones y<br />

algunas inclusive fueron puestas al borde de la extinción, como es el caso del caimán<br />

negro (Melanosuchus niger), la londra o nutria gigante (Pteronura brasiliensis)<br />

o la vicuña en las regiones de tierras altas. Las poblaciones de lagarto (Caiman<br />

yacare) fueron esquilmadas al límite de la extinción comercial, hasta mediados<br />

de los años ochenta.<br />

En estos procesos de caza participaban las comunidades locales indígenas y<br />

campesinas, 77 sin embargo recibían escuálidos beneficios, los cuales en cambio<br />

fueron acumulados por los rescatadores, las pocas curtiembres instaladas, pero<br />

especialmente por los comerciantes y brookers internacionales. Esta caza, en general<br />

furtiva, se generalizó en diversas regiones del país, incluyendo las actuales<br />

superficies de las Áreas Protegidas, tales como la Reserva Manuripi, TIPNIS, Pilón<br />

Lajas, EBB, entre otras. Los efectos fueron drásticos, por ejemplo en el caso de la<br />

EBB se produjo la extinción total de la londra gigante, la cual podía ser observada<br />

en los ríos principales hasta antes de 1970.<br />

CACERíA lIGADA A lA ExPlOTACIóN FOREsTAl<br />

Uno de los agentes de fuerte presión e impacto sobre la fauna de las tierras bajas,<br />

se derivó de la explotación forestal, que se intensificó de forma desordenada en el<br />

país, en los años setenta y hasta mediados de los noventa. 78 Este período anterior<br />

a la aprobación de la nueva Ley Forestal (Ley 1700 de 1996) se caracterizó por un<br />

masivo otorgamiento de concesiones y permisos de explotación, una expoliación<br />

muy selectiva hacia especies valiosas como la mara y el cedro, la superposición<br />

73 Ribera 2000.<br />

74 C. Ribera, com. pers.<br />

75 Flores y Miranda 2003.<br />

76 Cardozo y Lopez 1978.<br />

77 Ojasti 2000; Moran 1993; Ayres et al. 1991.<br />

78 Ibisch y Mérida 2003; Pavez 1998; De Vries 1997.<br />

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