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Introducción general a las obras completas de Andrés Bello

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Poesías<br />

La tertulia <strong>de</strong> <strong>Bello</strong>, en la ancha hospitalidad <strong>de</strong> su retiro, en Santiago <strong>de</strong> Chile, tenía que ser clima<br />

propicio para el cultivo <strong>de</strong> amista<strong>de</strong>s profundas, sobre todo porque la conversación era entonces una,<br />

y tal vez la mayor, gala <strong>de</strong>l hombre. Respondía a la dignidad <strong>de</strong>l pensamiento; y no sólo la palabra<br />

escogida para el lenguaje social tenía importancia, sino los gestos y los a<strong>de</strong>manes, puesto que el<br />

hombre, individuo, todavía suprema expresión <strong>de</strong> la naturaleza, merecía el más fervoroso respeto.<br />

<strong>Bello</strong>, sin duda alguna, disfrutó en su vejez <strong>de</strong> la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> propios y extraños, bien que no<br />

le faltaron, para ensombrecer su vida, enemigos que hubieron <strong>de</strong> torturarlo reavivando heridas tan<br />

hondas que ni el tiempo mismo pudo mitigar<strong>las</strong> con la serenidad <strong>de</strong> los años maduros.<br />

Don José Manuel Restrepo en la historia <strong>de</strong> Colombia, publicada entonces, acoge <strong>las</strong> acusaciones<br />

<strong>de</strong> infi<strong>de</strong>ncia que tanto amargaron el alma <strong>de</strong>l patriota durante su larga ausencia <strong>de</strong> la tierra nativa.<br />

La historia es la única sancionadora efectiva <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong> los hombres. La documentación<br />

implacable <strong>de</strong>snuda la realidad. El tiempo austero no perdona; pero también el tiempo reclama la<br />

veracidad y, por una suerte <strong>de</strong> provi<strong>de</strong>ncia divina, borra <strong>las</strong> injusticias y reivindica la honra<strong>de</strong>z.<br />

En <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>Bello</strong> sale don Manuel Ancízar, quien, según dice Amunátegui, fue a Chile por el año<br />

<strong>de</strong> 1853, con el carácter <strong>de</strong> Encargado <strong>de</strong> Negocios <strong>de</strong> Nueva Granada, y, gracias a sus naturales dotes<br />

y a sus cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> escritor, pronto conquistó el aprecio <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> personas <strong>de</strong> la sociedad y, muy<br />

especialmente, la <strong>de</strong> <strong>Bello</strong>, a cuya tertulia era uno <strong>de</strong> los más asiduos visitantes.<br />

Al referirme a este hecho y a esta noble amistad, no obstante la diferencia <strong>de</strong> años, no pienso<br />

reanimar la polémica, sino confirmar con su ejemplo, lo que vengo diciendo acerca <strong>de</strong> la simpatía que<br />

<strong>de</strong>spertaba la ancianidad <strong>de</strong> <strong>Bello</strong> en los jóvenes. La circunstancia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa sólo tiene importancia<br />

por ello. Hoy nadie podría dar cabida en su corazón a injusticia tan gran<strong>de</strong>.<br />

No hay en el alma <strong>de</strong> <strong>Bello</strong>, madura ya para la muerte, rencor. No sorpren<strong>de</strong>mos en sus labios<br />

palabras duras para quienes lo ofendieron. Siempre habla <strong>de</strong> los amigos <strong>de</strong> su juventud con amor, y<br />

<strong>de</strong> la Patria, que se ha hecho en su ausencia, con nostalgia. Sus afectos lo atan a ella como raíces <strong>de</strong><br />

un árbol casi centenario. Su <strong>de</strong>stierro es el centro vital <strong>de</strong> su obra poética. Su canto a la naturaleza <strong>de</strong><br />

la zona tropical es una viva aspiración a reintegrarse por la poesía a la vida <strong>de</strong> la nación y <strong>de</strong> prosperar<br />

por el afecto, en la conciencia tierna <strong>de</strong> <strong>las</strong> nuevas generaciones.<br />

No es poca cosa llegar a la ancianidad con el rostro plácido. Y digo plácido porque esta palabra<br />

no expresa alegría. La placi<strong>de</strong>z es una actitud <strong>de</strong> reposo, <strong>de</strong> confianza, <strong>de</strong> superación. No pue<strong>de</strong><br />

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