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Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

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El desarrollo de la pureza<br />

mediante la autodisciplina<br />

OBJETIVO Que cada uno de los jóvenes entienda que la autodisciplina nos ayuda a vivir una vida<br />

virtuosa.<br />

PREPARACIÓN 1. Prepare tiras de papel con las siguientes declaraciones:<br />

a. Cuando tratamos de justificar nuestra desobediencia a los mandamientos, nuestra<br />

habilidad para controlarnos se debilita.<br />

b. Cuando quebrantamos los mandamientos, perdemos el Espíritu del Señor.<br />

c. Aprendemos a disciplinarnos dando un paso a la vez.<br />

d. Nuestro Padre Celestial nos fortalecerá si oramos por Su ayuda.<br />

e. La autodisciplina nos conduce a estar en armonía con nuestro Padre Celestial y con<br />

nosotros mismos.<br />

2. Repase el consejo acerca de la pureza sexual en el folleto La fortaleza de la juventud,<br />

págs. 15–17.<br />

NOTA En un mundo donde la inmoralidad aumenta día a día, es necesario que prestemos<br />

especial atención a nuestros jóvenes, a quienes Satanás está tentando con más<br />

severidad que nunca. Satanás desea destruir a la juventud de la Iglesia, y su plan para<br />

lograrlo es tan real como lo es el plan de salvación. Todo aquel que acceda a sus<br />

tentaciones correrá el riesgo de perder la vida espiritual.<br />

Como asesor de los jóvenes, usted debe ayudarles a mantenerse firmes en la lucha<br />

contra Satanás. En esta lección encontrará sugerencias concretas acerca de cómo<br />

resistir las tentaciones que Satanás usa para que se cometa el pecado sexual, al que el<br />

presidente Ezra Taft Benson ha definido como “la plaga de esta generación” (véase<br />

Liahona, julio de 1986, pág. 1). Dé tiempo a los jóvenes para que analicen abiertamente<br />

estas tentaciones con usted. Explíqueles que el pecado sexual tiene gravísimas<br />

consecuencias. Para el Señor, el pecado sexual sólo sigue en seriedad al asesinato,<br />

porque atenta contra los poderes sagrados de la procreación, y no es fácil de<br />

arrepentirse de ese tipo de pecado.<br />

Las decisiones que hoy tome un joven acerca de su pureza sexual pueden determinar su<br />

preparación para servir en una misión. El presidente Benson ha aconsejado:<br />

“Necesitamos jóvenes moralmente limpios en el campo misional; deseamos que viváis<br />

una vida limpia siempre; deseamos que una vida limpia moralmente sea vuestra forma<br />

de vida. Sí, uno se puede arrepentir de las transgresiones morales. El milagro del perdón<br />

es real, y el Señor acepta al arrepentimiento verdadero. Pero al Señor no le complace<br />

que antes de la misión, ni en ninguna época, llevemos una vida de excesos o que<br />

participemos en transgresiones sexuales de cualquier naturaleza, y luego esperar que<br />

una confesión planeada y un arrepentimiento rápido satisfagan al Señor” (véase Liahona,<br />

julio de 1986, pág. 42).<br />

Los jóvenes deben entender que las consecuencias de tal pecado son el dolor y el<br />

sufrimiento. El Señor ha dicho: “ . . . te mando que te arrepientas; arrepiéntete, no sea<br />

que te hiera con la vara de mi boca, y con mi enojo, y con mi ira, y sean tus<br />

padecimientos dolorosos; cuán dolorosos no lo sabes; cuán intensos no lo sabes; sí,<br />

cuán difíciles de aguantar no lo sabes” (D. y C. 19:15).<br />

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