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Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

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Lección 1<br />

“Pronto terminó la guerra, pero la vida del hermano Rhee en la Iglesia apenas<br />

comenzaba. Cuando todavía no había llegado a los cuarenta años, fue llamado como<br />

presidente de la primera estaca de la Iglesia en territorio asiático y más tarde sirvió como<br />

presidente de misión en Pusán, Corea, siendo un líder sobresaliente entre su pueblo”<br />

(véase “No soy sino un jovenzuelo,” Liahona, abril de 1982, págs. 39–40).<br />

• ¿Cómo ayudó la adversidad para que Rhee Ho Nam aprendiera y progresara?<br />

• ¿Qué sabía el Señor acerca de las posibilidades de Rhee Ho Nam?<br />

Haga resaltar a los jóvenes que les esperan importantes llamamientos en el futuro<br />

siempre que estén a la disposición del Señor en todo momento.<br />

Relato 3 “Hace algunos años, en Italia, dos misioneros fueron acosados por un grupo de jóvenes,<br />

entre los que se encontraba uno llamado Felice Lotito. Un valiente misionero desafió a<br />

este joven a que visitara el local de la Iglesia para poder juzgar por sí mismo. Fue un reto<br />

que Felice aceptó: fue, escuchó, estudió, creyó y se bautizó. Posteriormente cumplió una<br />

misión en Inglaterra, donde su fe creció así como también su habilidad de hablar inglés.<br />

Sirvió honorablemente, volvió a su casa, se casó con una encantadora joven italiana en el<br />

Templo de Suiza, y llegó a ser uno de los directores del programa de seminarios e<br />

institutos en Italia . . .<br />

“En julio de 1980, Felice Lotito, a la edad de 32 años, fue llamado como presidente de la<br />

Misión Italia Padova de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Dios<br />

vio en el hermano Lotito posibilidades que él mismo no veía. Cuando el evangelio le fue<br />

presentado, este hermano tuvo la integridad de corazón y el intelecto para creer, aunque<br />

había acosado a los misioneros unos pocos días antes. El Señor le extendió Su brazo, y<br />

él ahora hará lo mismo con miles de sus compatriotas e influirá en cientos de misioneros,<br />

misioneros como aquellos a los que tanto criticaba hace algunos años” (véase “No soy<br />

sino un jovenzuelo,” Liahona, abril de 1982, pág. 40).<br />

• ¿De qué manera ven ustedes que el Señor acude al rescate de aquellos que han<br />

perdido el rumbo y les ayuda a regresar al sendero del progreso?<br />

Dé un ejemplar del folleto La fortaleza de la juventud a cada uno de los jóvenes. Repase<br />

con ellos la declaración de la Primera Presidencia y explíqueles que estas pautas pueden<br />

ayudarles a mantener las normas del Señor y llegar a ser como Él<br />

Conclusión<br />

Testimonio Exprese su testimonio acerca de las verdades que enseña esta lección. Haga resaltar el<br />

hecho de que el Señor sabe lo que estos jóvenes pueden llegar a ser y que Él los<br />

ayudará a alcanzar ese potencial. Ayúdeles para que reconozcan la importancia de<br />

confiar en el Señor, a pesar de sus propios sentimientos de ineptitud. Indíqueles que<br />

todo lo que hagan en la vida les afectará tanto en este estado mortal como en la vida<br />

venidera. Recuérdeles que pueden progresar hasta llegar a ser como nuestro Padre<br />

Celestial.<br />

Cita Léales la siguiente declaración del élder Bruce R. McConkie:<br />

“Ha habido solamente un ser perfecto: el Señor Jesucristo. Si los hombres hubieran de<br />

ser perfectos y tuvieran que obedecer estricta, completa y totalmente las leyes [para<br />

calificarse para la vida eterna], solamente habría una sola persona salva en la eternidad.<br />

El pr<strong>of</strong>eta José Smith enseñó que hay muchas cosas que se deben hacer, aun después<br />

de la muerte, para lograr la salvación.<br />

“De manera que, lo que logramos en esta vida es trazar un curso que nos conduzca a la<br />

vida eterna. El curso comienza aquí y ahora, y continúa en los reinos venideros.<br />

Debemos determinar en nuestro propio corazón y en nuestra propia alma, con todo el<br />

poder y la habilidad que poseemos, que desde este momento seguiremos adelante en<br />

rectitud; de esa manera, podremos arribar a donde Dios y Cristo moran. Si tomamos esta<br />

firme determinación y nos hallamos en el curso de nuestro deber cuando esta vida se<br />

nos acabe, proseguiremos en ese curso a través de las eternidades” (“<strong>The</strong> Seven Deadly<br />

Heresies”, tomado de 1980 Devotional Speeches <strong>of</strong> the Year, Provo, Utah: Brigham Young<br />

University Press, 1981, págs. 78–79).<br />

3

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