07.05.2013 Views

Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Lección 6<br />

cáncer epidérmico, no iba acompañada de dolores. Además, agradecía a Dios la<br />

fortaleza que le había dado para poder seguir adelante.<br />

“A la hora de acostarnos, le pusimos un catre en la habitación de los niños. Cuando me<br />

levanté por la mañana, las sábanas estaban dobladas cuidadosamente y el anciano<br />

esperaba en el portal. No quiso desayunar, pero antes de partir, dijo vacilante, como si<br />

estuviera pidiendo un gran favor:<br />

“—¿Podría venir a quedarme la próxima vez que tenga que venir por un tratamiento? No<br />

le causaré ningún problema; puedo dormir perfectamente en un sillón.<br />

“Se interrumpió por un momento y entonces agregó:<br />

“—Sus hijos me hicieron sentir como en casa. A los adultos les molesta mi apariencia,<br />

pero a los niños parece no importarles.<br />

“Le contesté que sería bienvenido la próxima vez que fuera. Y en su viaje siguiente llegó<br />

un poco después de las siete de la mañana. Como obsequio, nos llevó un pescado<br />

enorme y un frasco con las ostras más grandes que jamás había visto en mi vida. Dijo<br />

que les había quitado las vulvas un rato antes de salir para que se conservaran buenas y<br />

frescas. Yo sabía que el ómnibus salía a las cuatro de la mañana y me pregunté a qué<br />

hora se habría levantado para hacer todo eso.<br />

“Durante los años que fue a quedarse con nosotros, nunca hubo una ocasión en que no<br />

nos llevara pescado, ostras o verduras de su huerta.<br />

“Otras veces recibíamos paquetes en el correo, siempre con entrega inmediata:<br />

pescados y ostras envueltos en una caja de espinacas frescas, cada una de cuyas hojas<br />

estaba cuidadosamente lavada. El saber que tenía que caminar por lo menos cinco<br />

kilómetros para depositarlas en el correo y que disponía de poco dinero hacía que los<br />

regalos fueran doblemente apreciados.<br />

“Cuando recibía estos pequeños obsequios, a menudo pensaba en el comentario que<br />

hizo una vecina después que él se fue aquella primera mañana:<br />

“—¿Permitiste que ese hombre tan horrible pasara la noche en tu casa? Yo le dije que no<br />

tenía cuartos; uno puede perder clientes hospedando a esa clase de personas.<br />

“Y quizás fuera así una o dos veces. Pero si esas personas lo hubieran conocido, quizá<br />

les hubiera sido más fácil soportar sus propias enfermedades. Sé que nuestra familia<br />

siempre estará agradecida por haberlo conocido; de él fue que aprendimos a aceptar lo<br />

malo sin quejarnos, y lo bueno con gratitud hacia Dios” (Mary Bartels, “El viejo<br />

pescador”, Liahona, agosto de 1968, pág. 237).<br />

• ¿Qué clases de servicios se aprecian en este relato?<br />

• ¿Quién los <strong>of</strong>reció? ¿Quién los recibió?<br />

• ¿En qué forma han recibido ustedes bendiciones al prestar servicios a los demás?<br />

Relato y análisis Explique a los jóvenes que muchos actos de servicio no requieren asignación previa. La<br />

obra del Señor necesita gente bien dispuesta, con una actitud de amor y una visión cabal<br />

de lo que enseñó el Salvador. El presidente Thomas S. Monson se refirió a una carta que<br />

recibió de una viuda en su estaca, en la que decía:<br />

“Querido presidente Monson:<br />

“Quiero contarle una maravillosa experiencia que he tenido . . . En noviembre, todas las<br />

viudas y ancianos recibimos una invitación para una cena. Se nos decía que no nos<br />

preocupáramos por el transporte, que estaría a cargo de los jóvenes del barrio.<br />

“A la hora señalada, llegó un muchacho muy amable y nos llevó, a mí y otra hermana, al<br />

centro de estaca. Al llegar, otros dos jóvenes nos acompañaron hasta el edificio;<br />

entonces dos jovencitas nos llevaron a otro lugar para que dejáramos los abrigos, y de<br />

allí al salón cultural, donde conversamos unos minutos; luego, nos acompañaron hasta<br />

las mesas, donde nos sentamos con un varón o una chica a cada lado. Una vez que<br />

estuvimos todos sentados, nos sirvieron una deliciosa cena, después de la cual<br />

presentaron un programa muy bonito.<br />

21

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!