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Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

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Relato y análisis Explique a los jóvenes que todos hemos sido agraviados u <strong>of</strong>endidos por alguien alguna vez.<br />

Pasaje de las<br />

Escrituras y análisis<br />

Lección 31<br />

¿Podrían perdonar a alguien que haya sido responsable de la muerte de un familiar? Pida<br />

a los jóvenes que escuchen con atención el siguiente relato a fin de que logren apreciar<br />

el efecto que el perdón tiene en cuanto a nuestra relación con nosotros mismos, con<br />

nuestro Padre Celestial y con el prójimo.<br />

Durante la ocupación nazi de Holanda en la Segunda Guerra Mundial, Corrie ten Boom y<br />

su hermana Betsie fueron arrestadas por haber escondido a judíos en su casa, y<br />

enviadas a un campo de concentración en Ravensbruck, Alemania. Fue allí donde Corrie<br />

presenció la muerte de su hermana como consecuencia del tratamiento inhumano que<br />

recibían.<br />

Después de la guerra, Corrie regresó a Alemania “trayendo el mensaje de que Dios<br />

perdona”. En todos los lugares donde hablaba, explicaba que si confesamos nuestros<br />

pecados y nos arrepentimos, “Dios los arroja en el océano más pr<strong>of</strong>undo y se van para<br />

nunca volver . . . ”<br />

Al cabo de uno de sus discursos, un hombre se le acercó para hablarle. En seguida ella<br />

lo reconoció como una de los guardias de aquel campo de concentración. El hombre se<br />

paró frente a ella, extendió la mano y le dijo: “¡Qué hermoso mensaje, Fraulein! ¡Qué<br />

bueno es saber que, como usted dice, todos nuestros pecados están en el fondo del<br />

mar!”<br />

Ella aún recuerda cuál fue su reacción:<br />

“Yo, que había hablado tan elocuentemente acerca del perdón, busqué algo a tientas en<br />

mi bolsillo para no tener que tomar aquella mano. Claro que el hombre no me<br />

recordaría . . . ¿Cómo podría recordar a una prisionera entre aquellas miles de mujeres?<br />

“Pero yo sí que me acordaba de él y del látigo que colgaba de su cinturón. Allí estaba<br />

ahora yo, cara a cara con uno de mis aprehensores, y la sangre parecía congelárseme<br />

en las venas.<br />

“ ‘Usted mencionó Ravensbruck en su discurso’, me dijo. ‘Yo fui guardia allí’. No, era<br />

evidente que no se acordaba de mí.<br />

“ ‘Pero desde aquel entonces’, siguió diciéndome, ‘me he convertido al cristianismo. Sé<br />

que Dios me ha perdonado por las crueldades que cometí allí, pero me gustaría<br />

escucharlo también de sus labios, Fraulein; y de nuevo me extendió la mano, ‘¿me<br />

perdona usted?’ ”<br />

• ¿Cómo se sentirían ustedes en tal situación? ¿Qué habrían hecho? ¿Habrían<br />

perdonado a aquel hombre?<br />

Pida a los jóvenes que lean y subrayen Doctrina y Convenios 64:9–11.<br />

• ¿A quiénes dice el Señor que debemos perdonar? (A todos.)<br />

• Si no perdonamos, ¿sobre quién permanece el pecado mayor? (Sobre nosotros<br />

mismos.)<br />

• ¿Qué habría sucedido si Corrie ten Boom no hubiese perdonado a su torturador?<br />

Continúa el relato Luego continúa diciéndonos:<br />

“Allí me quedé —yo, cuyos pecados debían ser perdonados una y otra vez— sin poder<br />

perdonar. Betsie había muerto en aquel lugar. ¿Podría ese hombre borrar la muerte lenta<br />

y terrible que ella sufrió con tan sólo pedir perdón?<br />

“No pueden haber pasado muchos segundos que él se mantuvo allí de pie con la mano<br />

extendida, pero a mí me parecieron horas mientras luchaba con el sentimiento más difícil<br />

que jamás había tenido.<br />

“Porque tenía que hacerlo . . . yo lo sabía. La promesa de que Dios perdona tiene como<br />

condición previa que nosotros perdonemos a quienes nos hayan hecho daño. ‘Si no<br />

perdonáis a los hombres sus <strong>of</strong>ensas’, dice Cristo, ‘vuestro Padre tampoco perdonará<br />

vuestras <strong>of</strong>ensas’.<br />

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