Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints
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Pida a los jóvenes que compartan algunas experiencias acerca de conversiones de<br />
personas con quienes estén familiarizados. También usted podría relatar algún caso<br />
similar.<br />
El presidente N. Eldon Tanner contó la siguiente historia:<br />
“Me encontraba yo hablando con un joven que iba a ser bautizado el mes siguiente,<br />
siendo el único miembro de su familia que había de hacerlo, y le pregunté: ‘¿Qué fue lo<br />
que despertó su interés en la Iglesia?’<br />
“Él respondió: ‘El joven con quien me juntaba en la escuela era miembro de la Iglesia, y<br />
me interesó la manera en que vivía. Era diferente del resto de los muchachos; era feliz y<br />
me invitó a su casa; y cuando vi el amor que reinaba en ese hogar, y la forma de vivir de<br />
la familia, me interesé aún más. Me llevó a la Iglesia donde me uní al equipo de béisbol y<br />
encontré allí un sentimiento diferente del que había en cualquier otro lugar. Además, todo<br />
ese equipo, todos esos buenos jóvenes que guardaban la Palabra de Sabiduría, y vivían<br />
una vida limpia, me impresionaron, y tomé la resolución de que me uniría a la Iglesia’ ”<br />
(véase “Una hueste real”, Liahona, marzo de 1973, pág. 5).<br />
Relato Otra persona joven que había sido “observadora de mormones” escribió la siguiente<br />
carta a Ensign, la revista en inglés de la Iglesia, para agradecerle a un miembro fiel:<br />
“En el verano de 1953 tenía yo dieciséis años de edad y era actriz principiante del teatro<br />
Barter en Abingdon, estado de Virginia. La actriz principal era una jovencita pelirroja que<br />
había logrado su papel en una competencia . . . en Nueva York. Se llamaba June<br />
Moncur, aunque es posible que ése fuera solamente su nombre artístico. Ambas<br />
compartíamos la misma habitación, y todas las mañanas cuando despertaba veía a June<br />
leyendo sentada en su cama. Durante cuatro meses, sin importar la hora, siempre<br />
despertaba para ver la misma escena.<br />
“Rápidamente la voz corrió de que ella era mormona, y en un ambiente en que los<br />
principios morales no existían, ella era tan pura como la nieve; no tomaba, no fumaba, ni<br />
siquiera en el teatro, y no permitía que entraran hombres en su cuarto. Amaba a todos, y<br />
era muy fina y amistosa a pesar de que era la ‘estrella’, y por las mañanas siempre leía,<br />
no su papel, sino otros libros y revistas que había traído consigo.<br />
“Nunca me habló sobre su religión ni yo le pregunté; no obstante, nunca me olvidé de ella.<br />
“Años más tarde, después que me casé y cuando ya tenía dos hijos, mi esposo y yo nos<br />
sentíamos poco satisfechos con nuestra vida religiosa. Tomamos clases de religión y<br />
fuimos a diferentes iglesias, pero no nos sentíamos contentos.<br />
“Fue entonces cuando me acordé de June. Según lo que decían era mormona, pero<br />
nosotros no teníamos idea de lo que era un mormón, y yo ni siquiera recordaba que<br />
hubiéramos hablado sobre ellos en las clases de historia de la escuela. Así es que fui a la<br />
biblioteca pública de Opelika, un pequeño pueblo de Alabama, y pedí prestado lo único<br />
que pude encontrar: ‘Mormón, el Libro de’. En el libro se encontraba una lista de<br />
misiones; escribí a la más cercana, la cual estaba en Georgia, y les pregunté si<br />
aceptaban conversos. El resto es parte de nuestra historia familiar.<br />
“Nunca he podido encontrarme con esa jovencita para decirle que, debido a que ella<br />
vivía su religión en forma tal que yo nunca lo pude olvidar, treinta y siete personas de<br />
ambos lados de nuestra familia son hoy miembros de la Iglesia, sin contar a aquellos que<br />
en el mundo de los espíritus también han recibido la oportunidad.<br />
“No sabemos, realmente no sabemos, quiénes nos observan y lo que aprenden de<br />
nosotros” (Ann Fowler Lehne, “Missionary Example”, Ensign, diciembre de 1977, pág. 62).<br />
Pasaje de las<br />
Escrituras y análisis<br />
Lección 34<br />
Explique a los jóvenes que el Salvador espera que nosotros irradiemos el mismo brillo<br />
que tenía la muchacha a quien se refería la carta, mediante la observancia de las normas<br />
de Su Iglesia. En Mateo 5:14–16, el Señor expresa Su deseo de que guiemos y<br />
enseñemos a los demás mediante nuestro ejemplo. Pida a uno de los jóvenes que lea<br />
estos versículos y sugiera que los demás los marquen.<br />
• ¿Qué quiere decir el Salvador cuando describe a sus fieles como “la luz del mundo”?<br />
(Nosotros podemos guiar a otros hacia Cristo por medio de nuestro ejemplo.)<br />
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