Manual 2 - The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints
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Relatos Invite a los jóvenes que se hayan asignado con anterioridad a que relaten algunas de las<br />
tristes experiencias que contó el presidente Spencer W. Kimball. Pida a la clase que,<br />
mientras escuchan, recuerden algunas experiencias similares que ellos hayan tenido.<br />
Relato 1 “Hace poco tiempo tomé para leer un libro muy famoso, pero quedé aterrado al ver que<br />
en él se encontraban las conversaciones más vulgares y pr<strong>of</strong>anas, y me sentí deprimido<br />
al ver que los protagonistas utilizaban el nombre de su Creador en una forma vulgar”<br />
(Spencer W. Kimball, “La boca blasfema”, Liahona, septiembre de 1981, pág. 3).<br />
Relato 2 “En una ocasión un grupo de jóvenes jugadores de básquetbol subió en el ómnibus en<br />
donde yo iba. Al hablar, parecía que estaban compitiendo entre ellos mismos para ver<br />
quién podía pr<strong>of</strong>erir las palabras más blasfemas. Quizás lo aprendieran de personas<br />
mayores con quienes se habían relacionado en sus actividades; lo que sé es que no<br />
comprendían completamente la gravedad de lo que sus labios pronunciaban”<br />
(presidente Kimball, pág. 3).<br />
Relato 3 “Un día, mientras un grupo de jóvenes iba en automóvil por la playa, éste quedó<br />
atascado en la arena. Todos combinaron sus fuerzas para tratar de desenterrar el auto.<br />
Al verlos, les <strong>of</strong>recí ayuda; sin embargo, tuve que retirarme al oír las palabras tan soeces<br />
que salían de su boca” (presidente Kimball, pág. 3).<br />
Relato 4 “Hace algún tiempo asistí a un espectáculo que se presentaba en un teatro de San<br />
Francisco y que por mucho tiempo había sido el número uno en los teatros de Nueva<br />
York; era una obra muy aplaudida; sin embargo, los actores indignos de desatar las<br />
correas de las sandalias del Salvador, con un lenguaje vulgar, tomaban Su santo nombre<br />
en vano. Estaban repitiendo las palabras del autor, palabras que pr<strong>of</strong>anaban el santo<br />
nombre de su Creador. Mientras que la gente se reía y aplaudía, yo pensaba en el autor,<br />
en los que protagonizaban el espectáculo y en el auditorio, y no pude evitar el<br />
sentimiento de que todos estaban participando en un crimen” (presidente Kimball, pág. 3).<br />
Análisis Pida a los jóvenes que relaten cualquier experiencia similar que hayan tenido.<br />
• ¿Cómo les hacen sentir a ustedes tales situaciones?<br />
Es posible que algunos de los jóvenes reconozcan que esto es algo tan común que les<br />
resulta indiferente. Tal reacción servirá para apoyar el siguiente punto de vista.<br />
Relato Explique a los jóvenes que el siguiente relato forma parte de las experiencias del élder<br />
Boyd K. Packer.<br />
“Hace algunos años, fui con un hermano a remolcar un auto chocado. Este accidente fue<br />
de un solo auto, el cual quedó destrozado, y el ch<strong>of</strong>er, aunque ileso, fue llevado al<br />
hospital para ser tratado de un shock y ser examinado.<br />
“A la mañana siguiente vino a preguntar por su auto, ansioso de proseguir su camino.<br />
Cuando le fueron mostrados los restos de su auto, desbordó sus emociones reprimidas y<br />
su desilusión, con una serie de insolencias, agitado tal vez por su mala fortuna. Eran tan<br />
obscenas e insultantes sus palabras que mostraron sus largos años de práctica. Estas<br />
palabras fueron escuchadas por otros clientes, entre ellos algunas mujeres, que sintieron<br />
como si el ácido mismo quemara sus oídos.<br />
“Uno de mis hermanos salió de bajo de un coche en compostura, disgustado y con una<br />
llave en la mano. Con gestos amenazantes (los mecánicos saben que una llave de gran<br />
tamaño puede ser un arma peligrosa), le pidió que se retirara. ‘Aquí no tenemos por qué<br />
tolerar esa clase de lenguaje’, le dijo, y el cliente se retiró pr<strong>of</strong>iriendo aún más<br />
obscenidades que antes.<br />
“Esa tarde, volvió a aparecer, reservado, arrepentido, tratando de evitar a los demás y<br />
fue hasta donde se encontraba mi hermano.<br />
“—He estado en mi cuarto de hotel todo el día —dijo—, pensativo y atormentado; no<br />
puedo decirle lo avergonzado que estoy por lo que sucedió esta mañana. Mi conducta<br />
fue inexcusable. He estado tratando de encontrar alguna justificación y no se me ocurre<br />
ninguna. Durante toda mi vida nunca se me había dicho que mi lenguaje era reprobable;<br />
siempre he hablado de la misma manera. Usted fue el primero en decirme que mi<br />
lenguaje está fuera de lugar.<br />
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