“¿Una solución internacional para Palestina?” - 28 y 29 de ... - FRIDE

“¿Una solución internacional para Palestina?” 28 y 29 de noviembre de 2003
Antes has mencionado el proceso de Barcelona y has hablado del problema
israelí-palestino como el principal obstáculo para ese proceso. Bueno, yo he leído
muchísimo sobre el proceso de Barcelona, hay muchos europeos que no creen que
éste sea al principal problema que ha atascado el proceso de Barcelona, hay otros
muchos factores que intervienen. Como ya he dicho, el problema israelí-palestino
no facilita las cosas en absoluto, pero hay otros muchos capítulos dentro de este
proceso de Barcelona que han quedado atascados por motivos distintos. En primer
lugar, yo creo que Europa cambió de interés, digamos, del sur al este. Empezaron a
centrarse en cuestiones como la ampliación de la Unión..., en fin, cuestiones que
están en la agenda europea, pero que desde luego no incluyen el problema israelípalestino.
En cuanto al resto de preguntas. Bueno, en primer lugar haré un comentario
de carácter general.
Concluida la Guerra Fría, la gente empezó a pensar en la relación en las
relaciones internacionales con una perspectiva, digamos, nueva, fresca. El concepto
de alianzas, coaliciones, fue el resultado consiguiente, la idea de América como
primus inter pares. Bush padre empezó a luchar contra los regímenes díscolos,
empezó a hacerlo en el año 1991. Y el concepto en este nuevo mundo es que sólo
se puede movilizar y conseguir alianzas internacionales para librar una guerra, pero
no para ayudar o colaborar en la resolución de un conflicto. Y quizás éste sea uno
de los inconvenientes que tiene esta visión del mundo, en el sentido de que no hay
que crear alianzas solamente cuando tenemos que luchar contra un enemigo común
o para librar una guerra, sino que se pueden formar también para ayudar a resolver
conflictos, conflictos cuyas partes ya han demostrado hasta la saciedad que son
incapaces de resolverlos ellas solas, conflictos que además dan pie a iras, brotes de
fundamentalismo, etcétera. Pero esto, por supuesto, no es solamente el caso del
conflicto que nos ocupa.
En mi opinión, la contribución de Estados Unidos a la resolución del conflicto
palestino-israelí es una forma, quizás no la única, pero sí una forma de mejorar
algo que se está convirtiendo en un problema casi estratégico para Estados Unidos:
su posición en el mundo árabe. Pueden decirme que es un problema de
percepciones. Yo no creo que haya habido nunca un estadista que haya hecho más
en pro de la resolución de problema palestino como Clinton, a pesar de lo cual se
dice que Estados Unidos no ha hecho lo suficiente para resolver el problema, y
probablemente se deba al comportamiento de Bush.
Yo creo que es importante introducir una forma más..., no tan firme o tan
fuerte de realizar alianzas, no para librar guerras, sino para ayudar a colaborar a
resolver o llegar a cabo procesos.
Yo estoy a favor de una solución que combine la “Hoja de ruta”, con sus
cláusulas obligatorias, y los parámetros de Clinton, y que se convierta en base de
negociación para las partes. No hay que olvidar que en la “Hoja de ruta” hay algo
que va más allá de los parámetros de Clinton. La propuesta de paz saudí también
forma parte de esa propuesta, aunque no deja de ser una propuesta bastante vaga
o poco concreta, los parámetros de Clinton son mucho más precisos. Por eso digo
que la comunidad internacional tendrá una versión de lo que es aceptado
internacionalmente como la interpretación de la 242, porque la 242 puede ser
todavía hoy una herramienta que nos lleva a la solución, porque está abierta a
diferentes interpretaciones. Los israelíes piensan que en el partido de la derecha, el
señor Sard(?), pues dirán que la 242 ya se ejecutó cuando nos retiramos del Sinaí y
con eso basta, mientras que hay otros en el Partido Laborista que te dirán otra
cosa. Por cierto, cuando llegamos a Camp David, el asesor jurídico, el fiscal general
del Gobierno, dijo que la 242 no significa la retirada de los territorios. Y ésa es la
base sobre la que tenemos que trabajar: una interpretación aceptada
internacionalmente de lo que significa la 242. Y yo creo que la combinación de la
“Hoja de ruta” con los parámetros de Clinton cumpliría este cometido.
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