“¿Una solución internacional para Palestina?” - 28 y 29 de ... - FRIDE

“¿Una solución internacional para Palestina?” 28 y 29 de noviembre de 2003
Tercera sesión: Puntos de vista de observadores externos acerca de la viabilidad de
una presencia internacional en el proceso de paz palestino-israelí.
Gustavo de Arístegui:
Buenos días. Vamos a iniciar el primer papel de discusión. Yo creo que el
papel de moderador no tiene que ser el de intervenir, pero sí me gustaría hacer
tres o cuatro comentarios que sirvan de provocación o de incitación al diálogo de
personas tan relevantes como tenemos en la mesa. Creo que huelga presentarlos,
pero en todo caso, sobre todo a quienes tuvieron funciones públicas en el pasado,
como Martin Indyk o el ex ministro Abdel-Elah AlKhatib. Son personas que han
participado de forma directa en la construcción de una esperanza de paz, y en el
caso de Jordania e Israel, ya una realidad de paz. Yo tuve el honor de ser testigo de
la firma del Tratado de Guadiaraba, siendo un joven diplomático destinado en
Jordania, y hoy me toca también como político español y persona profundamente
comprometida, igual que todos los españoles, con el proceso de paz. Para que esa
esperanza no sea sólo una esperanza sino una realidad.
En Oriente Medio se han producido, y me podrán desmentir algunos, hasta
dieciocho iniciativas diferentes de paz. Se podría decir, sin que nos equivoquemos
en absoluto, que todo está inventado. Quizá sólo haya que aplicar lo ya inventado.
Por lo tanto, en este momento de requiere audacia, prudencia, visión y sobre todo
equilibrio. Y eso significa que el statu quo no es aceptable y la imprudencia
tampoco lo es. La mediación internacional, y lo ha dicho el presidente Chaves, es
imprescindible, pero la solución sólo va a estar entre las partes, promovida,
auspiciada, ayudada por la comunidad internacional, pero tampoco sustituyendo a
las partes. Eso no va a ocurrir.
Y hay una reflexión que sí conviene que hagamos los europeos. Yo no pude
estar aquí ayer y no pude escuchar las intervenciones de otras personas, pero sí
conviene que hagamos una reflexión seria desde Europa. No se trata sólo de ser
equilibrados, no se trata de pretenderlo e intentarlo, sino que se trata más de
parecerlo. Tenemos un problema de percepción pública: los estadounidenses en el
mundo árabe, los europeos en al opinión pública israelí. Decía un embajador israelí
que en Israel no existía una opinión pública, existía el estado de ánimo, y que el
estado de ánimo había que seducirlo, y que sólo dos líderes árabes lo habían
conseguido: uno fue Anuar el-Sadat y otro fue Hussein II de Jordania. Pues hay que
volver a seducir a la opinión pública árabe y hay que volver al seducir a la opinión
pública israelí, porque en las encuestas se ve, con abrumadora circunstancia, el
poder, la fuerza de la voluntad de paz. Más del 70% en ambas partes.
Ahora bien, ¿cuál es el fin de todo esto? Es, evidentemente, una solución de
dos Estados. Una solución que propugne la existencia en fronteras seguras,
internacionalmente reconocidas para el Estado de Israel y un Estado palestino,
decía el presidente Chaves, viable y democrático, y yo añadiría además creíble. Y
es tarde. Si no es creíble para su pueblo, no habrá paz. Y si no es estable, acabará
habiendo otra vez inestabilidad y conflicto en la región.
Yo no voy a prolongar muchas más mis palabras. Tan sólo para recordar que
es preciso que aquellos actores y perturbadores de la paz, aquellos que no
reconocen la solución de dos Estados, en una parte y otra, no son, ni deben ser, los
protagonistas del diálogo y de la paz. Cuando vemos que alguna organización, mal
llamada “política”, dice que sólo tolerará la presencia de judíos en Palestina como
en el siglo XIX, no estamos hablando de paz. Y cuando otros dicen que no tolerarán
la existencia del Estado palestino en sus fronteras, no estamos hablando de paz.
76 de 148