“¿Una solución internacional para Palestina?” - 28 y 29 de ... - FRIDE

“¿Una solución internacional para Palestina?” 28 y 29 de noviembre de 2003
internacional a la aún grave crisis de Israel y Palestina, el verdadero cáncer de la
comunidad internacional desde hace muchos años.
Esta afirmación me permite adentrarme en la segunda parte de mi
intervención, en la apuesta por el tipo de solución internacional bajo el que se ha
convocado precisamente este encuentro y que yo comparto plenamente.
La primera conclusión que podemos sacar, desde mi punto de vista, es que
las partes en el conflicto árabe-israelí no pueden, por sí mismas, alcanzar una
solución definitiva. Y ante esta evidencia, quedan dos alternativas: una, que no lo
es, la de renunciar al diálogo, y otra que es, precisamente, solicitar ayuda exterior.
Hoy, sin embargo, prima el unilateralismo. Esta misma semana hemos visto cómo
se pretenden legalizar algunos asentamientos ilegales, desafiando la Hoja de Ruta,
y cómo el primer ministro Sharon insiste en la construcción del muro aunque
implique la renuncia a algunos territorios.
Pero los muros no solucionan los problemas.
El primer ministro Begin solía hablar en momentos difíciles de la vuelta a
Berlín, a la terrible tragedia del holocausto, cuando hablaba del muro. Y hoy parece
que tenemos otro tipo de regreso a Berlín, a rememorar aquel monumento a la
frustración humana que fue el muro de Berlín. Como clamaba la voz le poema
“Murallas”, de Cavafis:” el levantamiento de éstas sólo lleva a la desesperación y a
un destino que devora el alma de quienes quedan tras ellas.”
La segunda conclusión es que no puede existir una solución unilateral. Y
llegados a este punto, hemos de preguntarnos: ¿por qué se rechaza el diálogo?, ¿es
porque no se considera que pueda llevar a una solución? La respuesta no puede ser
positiva, pues sabemos que ya existen fórmulas, como la de Taba, cuya estela son
los acuerdos de Ginebra, y marcos de solución desarrollados en contacto con las
partes, como, por ejemplo, los Parámetros del ex presidente Clinton.
En consecuencia, el rechazo al diálogo no puede estar motivado por la
desesperación ante la imposibilidad de llegar a una solución por el miedo a ésta.
Pero es cierta que esa solución, la del diálogo, no ha llegado de una forma
definitiva. En mi opinión, el problema radica en la manera en que se deben aplicar
estas soluciones. Debe existir un paraguas internacional que debe arropar de
manera efectiva a las partes para que puedan llevar al convencimiento a sus
ciudadanos de que se trata de la única salida. Y ello sólo puede llegar en forma de
un mandato internacional.
La comunidad internacional debe, en primer lugar, definir con claridad una
solución final, algo que puede hacer sobre la base de las múltiples rondas
negociadoras que las partes han llevado a cabo hasta el presente, y de los pasos
dados en este sentido anteriormente por relevantes personalidades o países desde
el exterior, como los Parámetros de Clinton o la propuesta de Arabia Saudí, las
iniciativas de apoyo como las jordano-egipcias, que han tenido buena acogida entre
las partes tanto en el mundo árabe como en los demás actores internacionales. Y
no se trataría de una imposición, sino de recoger lo mucho que ya se ha hecho, de
buscar con consistencia y de manera articulada su aplicación. La Hoja de Ruta es
precisamente un buen continente en este sentido. Pero el siguiente paso son los
contenidos, y para ellos debemos implicarnos todos, como se hizo para aprobar y
arropar el Plan Mitchell. Creo, con mi buen amigo Shlomo Ben-Ami, que ese
mandato internacional es hoy la única solución. ¿De qué otro modo es concebible
contemplar una solución para la cuestión de Jerusalén o de los refugiados? ¿Cómo
afrontar el desarme o el desmantelamiento de los asentamientos? La comunidad
internacional no puede ser sólo un convidado de piedra que resuelva los retos
económicos que la paz planteará en el futuro o bien la viabilidad del futuro Estado
palestino o la construcción de infraestructuras, que son desde hace años una
necesidad vital y que se están retrasando a causa de la permanente situación de
conflicto.
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