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Libros didácticos<br />
2.- Por eso, no tienes excusa quienquiera que seas, y ¿te figuras, tú que<br />
juzgas a los que cometen tales cosas y las cometes tú mismo, que escaparás al<br />
juicio de Dios? Predicas: ¡no robar!, y ¡robas!. Prohíbes el adulterio, y ¡adulteras!<br />
Aborreces los ídolos, y ¡saqueas sus templos! Tú que te glorías en la ley,<br />
transgrediéndola, deshonras a Dios.<br />
3.- Y ¿por qué no hacer el mal para que venga el bien, como algunos<br />
calumniosamente nos acusan que decimos? Esos tales tienen merecida su condenación.<br />
Todos se desviaron, a una se corrompieron. Pero ahora, independientemente<br />
de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, por la fe en Jesucristo.<br />
Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.<br />
4.- Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia. Como también<br />
David proclama bienaventurado al hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente<br />
de las obras: Bienaventurados aquellos cuyas maldades fueron<br />
perdonadas. En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham<br />
y su posteridad la promesa de ser heredero del mundo. El cual, esperando contra<br />
toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones.<br />
5.- EL SEGUNDO ADÁN NOS REDIME DEL PECADO. Habiendo,<br />
pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro<br />
Señor Jesucristo. Más aún, nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo<br />
que la tribulación engendra la paciencia, la paciencia esperanza y la esperanza<br />
no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el<br />
Espíritu Santo que nos ha sido dado. Mas la prueba de que Dios nos ama es que<br />
Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más<br />
razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!Por tanto, como por<br />
un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la<br />
muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. En efecto, si por el<br />
delito de uno solo reinó la muerte ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia<br />
la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, por<br />
Jesucristo! Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la<br />
condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación,<br />
que da la vida. En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre,<br />
todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo<br />
todos serán constituidos justos.<br />
6.- LA GRACIA DE NUESTRO BAUTISMO. Fuimos, pues, con él sepultados<br />
por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado<br />
de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros<br />
LA BIBLIA,<br />
PASO A PASO 170