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Presentación - Música Litúrgica

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Libros históricos<br />

aventurados los que luchan por la justicia, porque de ellos brotará la paz.<br />

Bienaventurados los que todavía creen en el amor, porque encontrarán<br />

razones para vivir. Bienaventurados los que luchan por la igualdad de<br />

todos, porque están haciendo fraternidad. Bienaventurados los que ofrecen<br />

puestos de trabajo, ayudan, sirven y tienen por mayor preocupación<br />

los demás, porque ellos crearan una nueva sociedad.<br />

• Venid benditos de mi padre y gozad del cielo que os he preparado.<br />

Id malditos al fuego, que os habéis merecido.<br />

¡Aquí todos! ¡ Ea, de prisa ! Dios nos llama a juicio. El Señor va a<br />

juzgar a todos los pueblos .Caravanas de pobres aparecen por el horizonte,<br />

grupos inmensos de hombres y mujeres, rebaños enteros de pueblos se<br />

acercan...Un mensajero sale a recibirlos.¿Quienes sois y de donde venís?<br />

Somos políticos, hijos de las grandes ideologías y venimos con voluntad<br />

de servir al pueblo. Somos financieros y obreros, que con nuestro esfuerzo<br />

y enfrentamientos vamos creando riqueza y bienestar. Somos extranjeros<br />

y emigrantes y venimos de países amenazados por el espectro del<br />

hambre y el cáncer del paro y buscamos el reconocimiento de nuestra<br />

dignidad humana. Somos refugiados y venimos huyendo de los poderes<br />

dictatoriales que nos persiguen por defender la libertad. Somos hombres<br />

de Iglesia, que pisamos firme en la tierra, pero nuestra cabeza mira alto, y<br />

luchamos por un mundo mejor.<br />

Somos ateos, que, al matar a Dios, vamos levantando el acta de defunción<br />

del hombre. No creemos en nada. Bien, sentaos. ¡Llega la hora del<br />

juicio ¡ ¡Silencio!<br />

Entonces hubo un gran silencio. Todos querían recordarlo, porque<br />

su cara era muy familiar. Unos decían que era el pordiosero, que pedía a<br />

la puerta del templo... otros querían identificarlo con aquel huelguista,<br />

que fue golpeado por la policía, pero, mientras todos discutían, se oyó<br />

una voz que repetía: lo que hiciste con él, conmigo lo hiciste; y lo que<br />

dejaste de hacer con él, lo dejaste de hacer conmigo... Y entonces el joven<br />

se impuso y separó a la muchedumbre que tenía delante – unos hacia un<br />

lado y otros hacia otro. No os conozco.¡Fuera! ¡Fuera! A vosotros no os<br />

importó ni el hambre, ni el frío ni la miseria de los hermanos... A vosotros,<br />

sí ¡venid conmigo! Porque tuve hambre y me disteis de comer, estuve en<br />

paro y me colocasteis, anduve sin techo y me abristeis vuestras puertas y<br />

LA BIBLIA,<br />

PASO A PASO 70

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