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Carta a los Efesios<br />
divulgación calumniosa de ciertos escándalos, sectarismo, financiación y<br />
patrimonio de la Iglesia, descalificación de las orientaciones de la Jerarquía.<br />
Con frecuencia surgen estos problemas y no se vislumbran pistas de<br />
solución, afectando todo esto a la credibilidad e identidad de la Iglesia.<br />
Apliquémonos la anécdota que cuenta San Agustín: es un padre que<br />
tiene la enfermedad de estar siempre dormido, y su hijo atento, por la<br />
salud del padre, no le permite adormecerse. Esta es nuestra función como<br />
cristianos ante una sociedad que vive en ese letargo permanente. No temas,<br />
nos diría Chesterton: «Decidí visitar Roma y mis amigos temían por<br />
mi fe. No temáis, que uno de los motivos que me ha llevado al catolicismo<br />
han sido los pecados de la Iglesia; pues, cuando no se ha hundido, es<br />
porque es cosa de Dios».<br />
Avanzamos un poco y reflexionamos en alta voz sobre la Iglesia, para<br />
descubrir lo que hay en ella de permanente y lo que puede cambiar, según<br />
los tiempos. No intentamos hacer un chequeo completo, sino ofrecer<br />
unos datos para la oración personal. Desde una visión panorámica de su<br />
historia, nos encontramos con una Iglesia servidora y perseguida, protegida<br />
y protectora, con una Iglesia de cristiandad vulnerada por los poderes<br />
públicos y una Iglesia en diálogo con el mundo. Una Iglesia que supo<br />
hacerse presente en el Imperio Romano; en frase de Tertuliano, es de ayer<br />
y está presente ya en todos los estamentos, porque la sangre de los mártires<br />
es semilla de nuevos cristianos. Salió con fuerza de las Catacumbas y<br />
supo cristianizar al mundo bárbaro; de su seno nacieron las Universidades<br />
y sembró toda Europa de Centros de espiritualidad y promoción; se<br />
abrió al mundo, con el descubrimiento de América, con espíritu misionero<br />
y potenció la religiosidad popular, con las Confraternidades y Cofradías,<br />
que crearon centros de acogida y hospitales, escuelas y universidades.<br />
Con la ruptura ortodoxa en Oriente y protestante en Europa se rompe<br />
la unidad, aunque todos somos conscientes que es más lo que nos une<br />
que lo que nos separa; con el culto a la razón de la Ilustración y el auge de<br />
los liberalismos se multiplican actitudes antirreligiosas, laicistas y<br />
relativistas, dándose la apostasía del mundo obrero y de otros colectivos.<br />
Con el rechazo frontal de instituciones religiosas y ataques a la moral cristiana,<br />
por un lado, crece el fenómeno de la descristianización y secularización,<br />
y por otro, aumenta el prestigio del Papado y de órdenes consagradas<br />
a los marginados. No fueron pocas las lacras y los logros de este<br />
periodo de cristiandad.<br />
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