12En Soto Ramos v. Superinten<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Granja Penal, 64 el Tribunal Supremo <strong>de</strong> PuertoRico, en lo que es claramente dicta, 65 expresó lo siguiente: “Este Tribunal ha mantenido unaposición <strong>de</strong> avanzada, no aventajada por nadie, en materia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> los acusados a tenerasistencia legal. Aun cuando Powel v. Alabama, 287 U.S. 45 (1932) se limitó en su expresión acasos <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos capitales o muy graves, este Tribunal ha reconocido ese <strong>de</strong>recho en cuanto atodo <strong>de</strong>lito, las faltas leves inclusive. Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que no fue hasta casi los otros días que elTribunal Supremo <strong>de</strong> los Estados Unidos, en Gi<strong>de</strong>on v. Wainwright, 372 U.S. 335, resuelto en 18<strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1963, revocó su <strong>de</strong>cisión en Betts v. Brady, emitida y en vigor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1942, enque se había establecido que constitucionalmente un Estado no venía obligado a proveerleasistencia legal en el juicio a un acusado en todos los ocasiones y bajo cualquier circunstancia.Este Tribunal ha garantizado el <strong>de</strong>recho a la asistencia <strong>de</strong> abogado en todo momento <strong>de</strong>lprocedimiento criminal, incluyendo la lectura <strong>de</strong> la acusación misma, antes <strong>de</strong> que se resolvieraHamilton, y provee esa asistencia en apelación aun antes <strong>de</strong> que se resolviera Douglas”. 66En Pueblo v. Dolce, 67 el Tribunal Supremo citó con aprobación este párrafo <strong>de</strong> GranjaPenal, en puro dicta, 68 para ilustrar la vitalidad in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> nuestra Constitución, particularmentela Carta <strong>de</strong> Derechos, frente a la jurispru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Corte Suprema <strong>de</strong> los EstadosUnidos. Con apoyo en Granja Penal, en Dolce se dice que “reconocimos el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> un acusado<strong>de</strong> <strong>de</strong>lito menos grave a estar representado por abogado mucho antes <strong>de</strong> Gi<strong>de</strong>on v.Wainright, 372 U.S. 337 (1963)”. 69 Pero esto es dicta sobre dicta y no se invoca el caso en queen Puerto Rico se reconoce el <strong>de</strong>recho constitucional a asistencia <strong>de</strong> abogado en juicio por <strong>de</strong>litomenos grave. Aunque ese <strong>de</strong>recho existe por imperativo estatutario bajo la Regla 159(a) <strong>de</strong>Procedimiento Criminal, su rango constitucional me parece dudoso o algo confuso.Más allá <strong>de</strong> esto, no parece haber mayor protección en Puerto Rico que la que existe bajo laEnmienda Sexta según interpretada por la Corte Fe<strong>de</strong>ral; se <strong>de</strong>stacan las siguientes normas:(i) El <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> asistencia <strong>de</strong> abogado sólo se activa a partir <strong>de</strong>l inicio <strong>de</strong> losprocedimientos judiciales adversativos. 70(ii) Una vez activado, el <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado sólo se aplica a etapas críticas <strong>de</strong>lprocedimiento. 7164 90 D.P.R. 731 (1964).65 El caso se refiere al problema <strong>de</strong> obtención <strong>de</strong> confesiones sin asistencia <strong>de</strong> abogado, y a convicciones por <strong>de</strong>litos graves. No setrataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado en casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos menos graves, sino <strong>de</strong>l efecto retroactivo <strong>de</strong> las normasestablecidas en Escobedo v. Illinois, 378 U.S. 478 (1964), esto es, al <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado en un interrogatorio bajocustodia que se le hace a un sospechoso.66 90 D.P.R. 731-734 (1964).67 105 D.P.R. 422, 428 (1976).68 Dolce, se refiere a un problema <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> la protección contra registros y <strong>de</strong>tenciones irrazonables bajo la Sección 10 <strong>de</strong>nuestra Carta <strong>de</strong> Derechos y tras invocarse la “factura más ancha”, en comparación con la Enmienda Cuarta, se confirma lasentencia <strong>de</strong> convicción apelada aplicándose la norma <strong>de</strong> “evi<strong>de</strong>ncia a plena vista”, originada en la Corte Suprema Fe<strong>de</strong>ral bajo laEnmienda Cuarta.69 105 D.P.R. 422, 428 (1976).70 Kirby v. Illinois, 406 U.S. 682, 688-689 (1972). Este momento pue<strong>de</strong> ser la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> causa probable para el arresto, laacusación (indictment), la conducción ante magistrado tras el arresto sin or<strong>de</strong>n, etc. Antes <strong>de</strong> este momento, el <strong>de</strong>recho aasistencia <strong>de</strong> abogado pue<strong>de</strong> surgir como corolario <strong>de</strong> otro <strong>de</strong>recho; tal es el caso <strong>de</strong>l interrogatorio <strong>de</strong> sospechoso bajo custodia,don<strong>de</strong> el <strong>de</strong>recho contra la auto-incriminación exige asistencia <strong>de</strong> abogado. Rivera Escuté v. Jefe <strong>de</strong> Penitenciaría, 92 D.P.R. 765(1966), Miranda v. Arizona, 384 U.S. 436 (1966).71 Esto incluye el interrogatorio <strong>de</strong> sospechosos -Massiah v. United States, 377 U.S. 201 (1964)-, la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> sospechososen rueda <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenidos aunque no mediante fotografías -United States v. Wa<strong>de</strong>, 388 U.S. 218 (1967); Gilbert v. California, 388U.S. 263 (1967), United States v. Ash, 413 U.S. 300 (1973), Pueblo v. Rosso Vázquez, 105 D.P.R. 905 (1977)-; comparecenciainicial ante magistrado -Michigan v. Jackson, 475 U.S. 625 (1986); White v. Maryland, 373 U.S. 59 (1963)-; vista preliminar -Coleman v. Alabama, 399 U.S. 1 (1970), lectura <strong>de</strong> acusación (arraignment)- Hamilton v. Alabama, 368 U.S. 52 (1961) y, por
13(iii) Se trata <strong>de</strong> un <strong>de</strong>recho renunciable. Esta renuncia, en cuanto al juicio se refiere, nopue<strong>de</strong> aceptarse livianamente por el tribunal, y <strong>de</strong>be constar en el récord el elemento <strong>de</strong> renunciainteligente y voluntaria. 72(iv) El <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado -bajo la Enmienda Sexta- supone un <strong>de</strong>recho a autorepresentación.De ahí que el tribunal no pue<strong>de</strong> obligar al acusado a aceptar el abogado que se lenombra; el acusado pue<strong>de</strong> insistir en la auto-representación. 73 Aunque el tribunal pue<strong>de</strong>imponerle al acusado que opta por la auto-representación un asistente profesional (stand bycousel), hay limitaciones y el control <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa lo tiene el acusado. 74 Es tan fundamental este<strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l acusado a su auto-representación, que su violación no es susceptible <strong>de</strong> serconsi<strong>de</strong>rada “harmless error”. 75 Está equivocado el dictum en Lizarribar v. Martínez Gelpí, 76 encuanto sugiere que cabe aquí el “harmless error”o error que no acarrea revocación.(v) El <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado no significa el <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong>l abogado quequiere el acusado, pueda o no pagarlo, o pueda o no asumir la representación sin obstruir elcalendario <strong>de</strong>l tribunal. 77(vi) Salvo que el acusado opte por la auto-representación, el control <strong>de</strong>l caso lo tiene elabogado, quien actuará <strong>de</strong> acuerdo a su mejor juicio profesional. 78(vii) El <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado se refiere a una a<strong>de</strong>cuada representaciónprofesional. 79 No pue<strong>de</strong> sostenerse una convicción si la representación profesional <strong>de</strong>l acusadono fue a<strong>de</strong>cuada. Pero es cuesta arriba la carga <strong>de</strong>l acusado para establecer que hubo violación al<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuada representación profesional. La Corte Suprema Fe<strong>de</strong>ral ha favorecido unanorma muy restrictiva <strong>de</strong> lo que significa “ina<strong>de</strong>cuada representación” -Strickland v.Washington-, 80 que ha sido seguida consistentemente por nuestro Tribunal Supremo. 81(viii) La asistencia <strong>de</strong> abogado pue<strong>de</strong> tornarse conflictiva por razón <strong>de</strong> un mismoabogado para dos o más co-acusados. La representación profesional conflictiva pue<strong>de</strong> vulnerar el<strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado. 82 Aquí pue<strong>de</strong> hablarse <strong>de</strong> mayor protección en Puerto Rico encuanto a que se le impone al tribunal la obligación <strong>de</strong> inquirir motu proprio sobre el potencialconflicto por la representación conjunta -tan pronto surge que un mismo abogado representa ados o más co-acusados-, informándole a los acusados sobre su <strong>de</strong>recho a efectiva representaciónsupuesto, el juicio, etapa don<strong>de</strong> la negación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a asistencia <strong>de</strong> abogado acarrea la revocación <strong>de</strong> una convicción sinulterior consi<strong>de</strong>ración - Gi<strong>de</strong>on v. Wainright, 372 U.S. 335 (1963). El <strong>de</strong>recho se extien<strong>de</strong> al acto <strong>de</strong> dictar sentencia: Mempa v.Rhay, 389 U.S. 128, 134 (1967), Pueblo v. Delgado Martínez, 96 D.P.R. 720 (1968), Reyes v. Delgado, 81 D.P.R. 937 (1960).Más allá <strong>de</strong> esta etapa hay que recurrir al <strong>de</strong>bido proceso <strong>de</strong> ley, que exige la asistencia <strong>de</strong> abogado en la primera apelación comocuestión <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho -Evitts v. Lucey, 469 U.S. 387 (1985)- y en procedimientos tales como revocación <strong>de</strong> libertad bajo palabra o<strong>de</strong> sentencia suspendida- Gagnon v. Scarpelli, 411 U.S. 778 (1973).72 Johnson v. Zerbt, 304 U.S. 458 (1938); Carnley v. Cochran, 369 U.S. 506 (1962) y Moltke v. Gillies, 322 U. S. 708 (1948).73 Faretta v. California, 422 U.S. 806 (1975).74 McKaskle v. Wiggins, 465 U.S. 168 (1984).75 Id., a la pág. 177, escolio 8.76 121 D.P.R. 770, 786 (1988).77 Morris v. Slappy, 461 U.S. 1 (1983); Ungar v. Sarafite, 376 U.S. 575 (1964); Caplin & Drysdale Chartened v. United States,491 U.S. 617 (1989); Wheat v. United States, 108 S. Ct. 1692 (1988); Pueblo v. Durecort, 106 D.P.R. 684 (1978) y Pueblo v.Rivera Navarro, 113 D.P.R. 642 (1982).78 Jones v. Barnes, 463 U.S. 745 (1983).79 United States v. Cronic, 466 U.S. 648, 653-657 (1984).80 466 U.S. 668 (1984). Sobre el alcance <strong>de</strong> Strickland, Véase, Chiesa, obra citada en escolio 2, Vol. I, § 7.10, pp. 552-561.81 Véanse, Pueblo v. Morales Suárez, 117 D.P.R. 497 (1986), Pueblo v. López Guzmán, 92 J.T.S. 142, Pueblo v. Ríos Maldonado,92 J.T.S. 166 y Pueblo v. Ortiz Couvertier, 93 J.T.S. 32, In Re Soto, 93 J.T.S. 155. En Ortiz Couvertier prevaleció el acusadoante una ina<strong>de</strong>cuada representación profesional en la etapa <strong>de</strong> apelación <strong>de</strong> convicción.82 Véanse, Halloway v. Arkansas, 435 U.S. 475 (1978), Cuyler v. Sullivan, 446 U.S. 335 (1980), Glasser v. United States, 315U.S. 60 (1942), Pueblo v. Gordon, 113 D.P.R. 106 (1982).
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