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CAPÍTULO 3. EDUCACIÓN PRIMARIA Y BÁSICA SECUNDARIA EN COLOMBIA – 201<br />
cada estudiante ni hacen seguimiento histórico del mismo. Actualmente las<br />
pruebas SABER ofrecen un panorama general del desempeño de las escuelas<br />
y colegios en las asignaturas básicas cada dos grados. Esto puede ser útil a<br />
la hora de identificar a las escuelas y colegios que necesitan ayuda especial,<br />
además de que sirve para ver cómo han progresado con el paso del tiempo.<br />
No obstante, este sistema no proporciona el nivel de información sobre el<br />
rendimiento académico de cada estudiante que les permitiría a los profesores<br />
comprender las fortalezas y debilidades de sus alumnos —en relación con<br />
los estándares <strong>nacionales</strong> esperados— y enfocarse en la enseñanza y su<br />
mejoramiento. Se podría rediseñar al menos una de las pruebas SABER para<br />
proporcionarle a cada estudiante información sobre sus resultados.<br />
En segundo lugar, se debe reconsiderar la frecuencia con que se realizan<br />
las pruebas SABER. Hacerlas con intervalos de dos años podría tener la<br />
ventaja de señalar dónde radican las dificultades de progreso en las escuelas<br />
y colegios, en caso de que estos o las autoridades locales tengan la capacidad<br />
de analizar e interpretar los resultados. Sin embargo, se deben considerar los<br />
beneficios de esta información adicional comparándolos con los costos de<br />
un diseño e implementación adecuados de las pruebas, además del tiempo<br />
que le podrían restar a la impartición eficiente de clases. En los países<br />
miembros de la OCDE, las evaluaciones externas son aplicadas generalmente<br />
al finalizar los estudios de educación básica primaria y secundaria (OCDE,<br />
2013b). Menos y más eficaces pruebas podrían brindar mejor información de<br />
diagnóstico para ayudarles a las escuelas, colegios y formuladores de políticas<br />
a mejorar los resultados educativos.<br />
En tercer lugar, si bien las pruebas SABER de educación básica fueron<br />
diseñadas en principio para hacer seguimiento del desempeño escolar y del<br />
sistema sin consecuencias formales para los profesores o las instituciones<br />
educativas, con el paso de los años han adquirido grandes implicaciones. Por<br />
ejemplo, los resultados de las pruebas SABER son un indicador fundamental<br />
a la hora de distribuir el componente de calidad del SGP a las escuelas y<br />
las bonificaciones a los profesores. Es arriesgado utilizar una sola prueba<br />
para varios propósitos, ya que podría no capturar de forma adecuada las<br />
necesidades que deben ser cuantificadas y podría generar distorsiones,<br />
como enseñar para obtener buenos resultados en las pruebas, lo cual podría<br />
menoscabar e invalidar todo el sistema de educación (OCDE, 2013b). La<br />
reciente experiencia de México con su evaluación nacional externa sirve<br />
como moraleja sobre los riesgos de que las evaluaciones externas tengan<br />
altas implicaciones (Martínez, 2015). Usar una variedad de enfoques para<br />
evaluar el desempeño puede ayudar a reducir las implicaciones ligadas a un<br />
sólo método de cuantificación, además de minimizar los efectos secundarios<br />
no deseados. Además, esto puede proporcionar un panorama más completo y<br />
preciso de la calidad de la educación y de las escuelas y colegios, algo que una<br />
evaluación externa no puede capturar por si sola. La introducción del ISCE<br />
REVISIÓN DE POLÍTICAS NACIONALES DE EDUCACIÓN: EDUCACIÓN EN COLOMBIA