filosofia_basada_en_competencias
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Unidad 4 Planteami<strong>en</strong>tos filosóficos sobre el ser humano<br />
En esta cita podemos <strong>en</strong>contrar una paradoja del ser humano: inman<strong>en</strong>cia y trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia;<br />
podemos percatarnos que somos seres limitados, finitos; pero no somos completam<strong>en</strong>te<br />
limitados; es decir, el mundo es ilimitado pero lo que podemos conocer de él es<br />
incompleto, limitado porque no lo podemos conocer por completo, siempre queda algo<br />
por conocer. Cuando sabemos nuestras limitaciones no nos conformamos con saberlo,<br />
sino que preguntamos, indagamos, queremos ir más allá, deseamos trasc<strong>en</strong>der nuestros<br />
límites:<br />
[…] vivir humanam<strong>en</strong>te es ir sinti<strong>en</strong>do una sed rara y es<strong>en</strong>cial […] –sedim<strong>en</strong>to de<br />
saber; de amar, de riqueza, de Dios– […] Para el hombre, vivir es s<strong>en</strong>tir sed […] Desde<br />
el nacer hasta el morir, los hombres vamos haci<strong>en</strong>do nuestra vida sedi<strong>en</strong>tos de<br />
lo que no somos […]. Lo que la sed es <strong>en</strong> la exist<strong>en</strong>cia orgánica, eso es la pasión de<br />
novedad y cambio <strong>en</strong> la exist<strong>en</strong>cia personal.<br />
Laín Entralgo. La empresa del ser hombre.<br />
El ser humano es el único ser que puede trasc<strong>en</strong>der; se manifiesta como ningún otro <strong>en</strong><br />
la naturaleza: pi<strong>en</strong>sa, ama, investiga. También es naturaleza y <strong>en</strong> eso coincide con los otros<br />
seres no humanos, pero hay más <strong>en</strong> él; alma y cuerpo, espíritu-<strong>en</strong>carnado o naturaleza y<br />
razón; por eso puede ir más allá de lo que le es dado como naturaleza.<br />
La idea de que el ser humano puede trasc<strong>en</strong>derse, se remonta a la filosofía de Platón.<br />
En sus diálogos El Banquete y Fedro, Platón explica que mi<strong>en</strong>tras el alma está <strong>en</strong> el cuerpo,<br />
puede someterse a las características de éste, como la finitud, la corrupción y el cambio. En<br />
el alma también está el principio que vincula al ser humano con lo inmortal; <strong>en</strong> ella radica<br />
la posibilidad de p<strong>en</strong>sar y razonar, y es mediante el ejercicio de la razón que el hombre<br />
cultiva lo más divino de sí mismo.<br />
En el R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to, Giovanni Pico della Mirándola expresó esta idea <strong>en</strong> la Oración sobre<br />
la dignidad del hombre (1486) y afirmó que Dios no le dio al hombre un lugar determinado<br />
<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> del mundo, sino que le otorgó la libertad, para que fuese el propio hombre<br />
qui<strong>en</strong> hallara su lugar por sí mismo.<br />
En el Medioevo, el s<strong>en</strong>tido de la exist<strong>en</strong>cia y la naturaleza humana se defin<strong>en</strong> <strong>en</strong> relación<br />
con la divinidad. Dios es el principio supremo a cuya semejanza fue creado el hombre.<br />
Sin embargo, una consecu<strong>en</strong>cia del pecado original es que el ser humano se aparta<br />
de esa imag<strong>en</strong> divina; por tanto, el s<strong>en</strong>tido de su<br />
exist<strong>en</strong>cia consistirá <strong>en</strong> reafirmar esas cualidades<br />
que lo asemejan y aproximan a Dios. En esta búsqueda<br />
de lo divino, el hombre ti<strong>en</strong>e también la<br />
libertad de elegir <strong>en</strong>tre lo mejor y lo peor, lo que<br />
lo aproxima a su verdadera naturaleza o lo que lo<br />
aparta de ella.<br />
Las distintas concepciones<br />
del s<strong>en</strong>tido de la vida humana<br />
coincid<strong>en</strong> al pres<strong>en</strong>tar al<br />
hombre como un ser capaz<br />
de trasc<strong>en</strong>der sus propias<br />
limitaciones y alcanzar los<br />
objetivos que se proponga.<br />
Pero no todas las concepciones del s<strong>en</strong>tido del<br />
ser humano se han planteado <strong>en</strong> relación con un<br />
principio divino o absoluto. Filósofos como Friederich<br />
Nietzsche (1844-1900), Sartre (1905-1980) o<br />
Albert Camus (1913-1960) postularon que el s<strong>en</strong>tido<br />
de la vida humana no puede dep<strong>en</strong>der de nadie<br />
más que del hombre mismo. Es el hombre qui<strong>en</strong>,<br />
con su <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to y libre albedrío, se sobrepone<br />
al aspecto más trágico de su condición, la<br />
mortalidad, y crea su propio destino.<br />
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