filosofia_basada_en_competencias
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FILOSOFÍA<br />
O la hallamos también cuando los empresarios dic<strong>en</strong>: “la filosofía de nuestra empresa<br />
es ésta”. En este caso se trata de fijar el lineami<strong>en</strong>to g<strong>en</strong>eral de sus actividades o<br />
sus planes de acción. Se toma de la filosofía justam<strong>en</strong>te su t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la g<strong>en</strong>eralización<br />
por <strong>en</strong>cima de los detalles o de las urg<strong>en</strong>cias inmediatas, pero con ellos se oculta<br />
la verdadera actitud empresarial que consiste <strong>en</strong> invertir el imperativo de aquel gran<br />
filósofo que se llamó Kant, a saber: trata o considera siempre a los hombres como fin y<br />
no como medio. Ahora bi<strong>en</strong>, la “filosofía” del empresario —tal como él la <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de—<br />
persigue siempre justificar, sin argum<strong>en</strong>tación convinc<strong>en</strong>te, el tratar a los hombres<br />
como cosas —como mercancías— y no como fines.<br />
La filosofía no rompe los nexos con la vida cotidiana; se alim<strong>en</strong>ta de preocupaciones,<br />
dudas, aspiraciones que se g<strong>en</strong>eran <strong>en</strong> ella, y que ella se <strong>en</strong>carga muchas veces<br />
de esclarecer, analizar o fundam<strong>en</strong>tar. La filosofía tampoco puede cortar sus ligas con<br />
la historia real, con una determinada fase histórico-social <strong>en</strong> que esa filosofía surge.<br />
Por ello, decía Hegel que la filosofía es hija de su tiempo, o que es la época misma traducida<br />
<strong>en</strong> conceptos. Esto explica algo que sorpr<strong>en</strong>de y desori<strong>en</strong>ta a qui<strong>en</strong>es se inician<br />
<strong>en</strong> el estudio de la filosofía: su diversidad, su sucederse <strong>en</strong> el tiempo. Esto sorpr<strong>en</strong>de,<br />
sobre todo, si se compara esta variedad con la estabilidad y unidad que pres<strong>en</strong>ta la<br />
ci<strong>en</strong>cia. Y es que la ci<strong>en</strong>cia une y la filosofía divide. Ciertam<strong>en</strong>te, la ci<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el pasado<br />
registra una diversidad de hipótesis, teorías; pero esta diversidad ti<strong>en</strong>de a desembocar<br />
<strong>en</strong> la ci<strong>en</strong>cia única y sistemática <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te. La ci<strong>en</strong>cia se escribe siempre <strong>en</strong><br />
pres<strong>en</strong>te y el pasado vale ci<strong>en</strong>tíficam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que se integra ese sistema<br />
que es la ci<strong>en</strong>cia. Ahora bi<strong>en</strong>, la diversidad de doctrinas filosóficas del pasado no está<br />
destinada a desembocar <strong>en</strong> una y sola filosofía. No existe LA FILOSOFÍA con mayúsculas<br />
sino una pluralidad de filosofías, pluralidad que cede paso a una nueva pluralidad.<br />
Y ello es así porque <strong>en</strong> un mundo humano dividido, y particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un mundo<br />
humano desgarrado por contradicciones antagónicas, la filosofía —por su vinculación<br />
con las aspiraciones, ideales e intereses humanos— no puede dejar de estar dividida.<br />
Cambian por ello de una época a otra los problemas que pasan a primer plano; cambian<br />
las soluciones a un problema ya planteado; cambia la función social de la filosofía<br />
y cambia asimismo el modo de ejercerla, de practicarla; es decir cambia el “oficio” de<br />
filósofo. Baste comparar cómo hacía la filosofía Sócrates <strong>en</strong> la calle interrogando al<br />
primer ciudadano que pasaba por allí, o al zapatero de la esquina. Y cómo <strong>en</strong> este diálogo<br />
con los no iniciados filosóficam<strong>en</strong>te aunque como seres humanos preocupados<br />
por la verdad, la justicia o el bi<strong>en</strong>, el filósofo de At<strong>en</strong>as hacia parir <strong>en</strong> ellos —con el<br />
concurso del “hombre de la calle”— los conceptos de verdad, justicia o bi<strong>en</strong>.<br />
Ciertam<strong>en</strong>te este modo de hacer filosofía corresponde a una sociedad como la polis<br />
at<strong>en</strong>i<strong>en</strong>se, <strong>en</strong> la que el ciudadano y el hombre “libre” (no el esclavo) hace suya la vida<br />
pública, comunitaria y no pone su vida personal por <strong>en</strong>cima de ella; una sociedad <strong>en</strong><br />
la que todo, la política, las grandes decisiones del Estado, etcétera, pasan por la plaza<br />
pública. También por ello, la filosofía se hace públicam<strong>en</strong>te y no <strong>en</strong> un recinto aislado.<br />
Con la división del trabajo cada vez más ac<strong>en</strong>tuada, y con ella la del trabajo intelectual,<br />
y con la escisión de la vida <strong>en</strong> pública y privada que caracterizada a la sociedad moderna,<br />
la filosofía se hace, sobre todo, fuera de la calle, <strong>en</strong> los recintos especializados de<br />
las instituciones académicas. En estrecha relación con este modo de hacer la filosofía,<br />
ti<strong>en</strong>e lugar también —ya <strong>en</strong> la sociedad moderna— su profesionalización o filosofía<br />
hecha, sobre todo, por los que se consagran profesional o especialm<strong>en</strong>te a ella. Así la<br />
practicaron Hegel o Comte <strong>en</strong> el siglo pasado. Así la hac<strong>en</strong> <strong>en</strong> nuestro tiempo Husserl,<br />
Carnap, Jaspers o Heidegger. La hac<strong>en</strong> especialistas de la filosofía, como una especialidad<br />
un tanto paradójica <strong>en</strong> cuanto que la filosofía, a difer<strong>en</strong>cia de la ci<strong>en</strong>cia, se mueve<br />
siempre <strong>en</strong> un plano más abstracto y más g<strong>en</strong>eral. De ahí que se haya dicho que si el<br />
ci<strong>en</strong>tífico es especialista <strong>en</strong> un campo particular —el de la física, la química, o el del<br />
Estado o la economía— el filósofo sería el especialista <strong>en</strong> todo. Y esto se aplica parti-<br />
La percepción moderna de<br />
“filosofía” <strong>en</strong> la vida cotidiana<br />
puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse según el<br />
contexto: podemos hablar de<br />
una “filosofía de equipo”,<br />
“filosofía personal” o “filosofía<br />
empresarial”.<br />
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