filosofia_basada_en_competencias
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Unidad 1 Introducción a la filosofía<br />
En una sociedad <strong>en</strong> la que el comportami<strong>en</strong>to humano se modela <strong>en</strong> función de<br />
sus intereses egoístas, la filosofía aparece a los ojos del hombre común, “económico”,<br />
“práctico”, como una actividad u oficio impráctico, no r<strong>en</strong>table, y, por tanto, inútil.<br />
Y, ciertam<strong>en</strong>te, si lo práctico se concibe <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido egoísta, económico y la adquisición<br />
de bi<strong>en</strong>es materiales es la medida de la riqueza humana, nada más impráctico <strong>en</strong><br />
esa sociedad que el oficio de filósofo.<br />
Verdaderam<strong>en</strong>te, la idea de la inutilidad práctica, y, por ello, de la impot<strong>en</strong>cia vital<br />
de la filosofía deriva de su carácter reflexivo y crítico. Éste se convierte <strong>en</strong> un obstáculo<br />
para realizar los objetivos estrecham<strong>en</strong>te prácticos, egoístas o utilitarios.<br />
Pero esta negación de la filosofía no es sino la expresión de una negación del p<strong>en</strong>sar<br />
mismo, como actividad racional y crítica que forma parte, sin reducirse a ella, de<br />
la condición propiam<strong>en</strong>te humana. Una manifestación rotunda de la negación de esa<br />
actividad es la actitud hacia el trabajo que se pone de manifiesto <strong>en</strong> la producción industrial<br />
<strong>en</strong> serie o <strong>en</strong> cad<strong>en</strong>a, introducida por Ford <strong>en</strong> los años veinte <strong>en</strong> la fabricación<br />
de automóviles. Una de las instrucciones de Ford para la admisión de obreros <strong>en</strong> sus<br />
fábricas era la de excluir a los que mostraran la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a p<strong>en</strong>sar por cu<strong>en</strong>ta propia.<br />
Con esto se presuponía que el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to o int<strong>en</strong>to de actuar reflexivam<strong>en</strong>te,<br />
obstaculiza el trabajo mecanizado, <strong>en</strong> serie o <strong>en</strong> cad<strong>en</strong>a, y, de este modo, al rebajar<br />
la productividad se convierte <strong>en</strong> un obstáculo al mom<strong>en</strong>to de obt<strong>en</strong>er b<strong>en</strong>eficios. La<br />
idea de la inutilidad “práctica” o vital de la filosofía no es nueva, y ti<strong>en</strong>e una larga<br />
tradición. Ya la sirvi<strong>en</strong>ta del filósofo jonio Tales de Mileto, allá por el siglo VI antes de<br />
nuestra era, no pudo cont<strong>en</strong>er la risa cuando su patrón, <strong>en</strong>simismado <strong>en</strong> sus reflexiones,<br />
cayó <strong>en</strong> un pozo. De acuerdo con la tradición que ejemplifica esta anécdota, la<br />
filosofía sería un caso extremo de lo inútil, o impráctico <strong>en</strong> la vida real. Pero esta idea<br />
de la inutilidad vital de la filosofía, no sólo es propia del hombre común y corri<strong>en</strong>te que<br />
pone lo práctico, lo útil —<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido estrecho— como el valor preferido<br />
<strong>en</strong> la vida de cada día.<br />
También <strong>en</strong>tre los ci<strong>en</strong>tíficos se da, a veces, aunque por otras razones, la idea de la<br />
inutilidad de la filosofía no <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido anterior sino <strong>en</strong> el que ti<strong>en</strong>e para su actividad<br />
propia, ci<strong>en</strong>tífica. Desde ésta, no ve la necesidad ni la utilidad de la filosofía. Y no la ve<br />
porque parte del supuesto de que la ci<strong>en</strong>cia constituye la única esfera del conocimi<strong>en</strong>to<br />
y que, por tanto, no queda un espacio propio para el saber filosófico. Ciertam<strong>en</strong>te,<br />
la filosofía no puede pret<strong>en</strong>der —como han pret<strong>en</strong>dido algunos filósofos— rivalizar<br />
con la ci<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la búsqueda de conocimi<strong>en</strong>tos positivos ni tampoco elevarse sobre<br />
ella como una especie de ci<strong>en</strong>cia suprema o reina de las ci<strong>en</strong>cias. La filosofía no puede<br />
sustituir a ninguna ci<strong>en</strong>cia ni situarse por <strong>en</strong>cima de ellas. Pero esto no significa que,<br />
con base <strong>en</strong> ellas y no a sus espaldas, carezca de un campo propio al tratar de esclarecer<br />
la situación del hombre <strong>en</strong> el mundo y sus relaciones mutuas <strong>en</strong> él, así como al<br />
asignarse la tarea de analizar críticam<strong>en</strong>te los supuestos y cre<strong>en</strong>cias que oscurec<strong>en</strong> u<br />
ocultan esa situación y esas relaciones, como demuestra toda la historia de la filosofía,<br />
el exam<strong>en</strong> del instrum<strong>en</strong>tal cognoscitivo metodológico con que los hombres, a través<br />
de las ci<strong>en</strong>cias correspondi<strong>en</strong>tes, conoc<strong>en</strong> la naturaleza y su propia naturaleza. Por<br />
otro lado, para tratar de fundam<strong>en</strong>tar racionalm<strong>en</strong>te la utilidad y necesidad de la filosofía<br />
con respecto a las ci<strong>en</strong>cias o para negar esa utilidad y necesidad, hay que hacer<br />
filosofía. Sólo filosóficam<strong>en</strong>te se puede negar lo que distingue a la filosofía de las<br />
ci<strong>en</strong>cias. Y esta negación es la que pret<strong>en</strong>de llevar a cabo la filosofía que, no obstante<br />
sus variantes, se conoce como positivismo. Ahora bi<strong>en</strong>, la filosofía está tan pres<strong>en</strong>te,<br />
aunque de un modo distorsionado, <strong>en</strong> la vida cotidiana que incluso <strong>en</strong>contramos el<br />
término filosofía <strong>en</strong> expresiones de uso corri<strong>en</strong>te como la de: “tomar las cosas con<br />
filosofía”. En este caso se hace alusión a una actitud de repliegue de los filósofos ante<br />
la acción, de reflexión o recogimi<strong>en</strong>to ser<strong>en</strong>o antes de precipitarse <strong>en</strong> una decisión<br />
que, por precipitación puede ser después lam<strong>en</strong>tada.<br />
24