Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
posible o trataba <strong>de</strong> obtener información <strong>de</strong> mis amigas. Ya puesta al corriente<br />
<strong>de</strong> muchas cosas, hablé también <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo con mis padres. Mamá me dijo un día:<br />
«Ana, te doy un buen consejo. No discutas nunca este tema con muchachos. Si<br />
son <strong>el</strong>los los que empiezan a hablar <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo, no respondas». Recuerdo todavía<br />
mi respuesta: «¡Claro que no, vaya una i<strong>de</strong>a!». Las cosas quedaron así.<br />
Al principio <strong>de</strong> nuestra permanencia en <strong>el</strong> anexo, papá, <strong>de</strong> tiempo en<br />
tiempo, <strong>de</strong>jaba escapar <strong>de</strong>talles que yo hubiera preferido conocer por mamá, y<br />
amplié mi conocimiento gracias a los libros y a las conversaciones que se<br />
entablaban a mí alre<strong>de</strong>dor. Sobre <strong>el</strong> particular, casi como excepción, Peter Van<br />
Daan nunca ha sido tan fastidioso como los compañeros <strong>de</strong> clase.<br />
Su madre nos contó una vez que ni <strong>el</strong>la ni en principio su marido habían<br />
hablado nunca <strong>de</strong> esas cosas con Peter. Por lo tanto, <strong>el</strong>la ignoraba hasta qué<br />
punto su hijo estaba informado. Ayer, mientras Margot, Peter y yo p<strong>el</strong>ábamos<br />
las papas, charlamos como <strong>de</strong> costumbre, y, al hablar <strong>de</strong> Muffi, yo pregunté:<br />
— Seguimos sin saber si Muffi es un gato o una gata, ¿verdad?<br />
— No — repuso él—, es un macho.<br />
Yo me eché a reír diciéndole:<br />
— ¡Un lindo macho que espera gatitos!<br />
Peter y Margot rieron también. Peter había hecho notar, hace dos meses,<br />
que Muffi tendría gatitos a breve plazo: su vientre aumentaba a ojos vistas. El<br />
grosor, sin embargo, provenía <strong>de</strong> muchas rapiñas, y los gatitos no parecían<br />
crecer y mucho menos nacer.<br />
Peter quiso <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, y dijo:<br />
— Nada <strong>de</strong> eso. Si quieres, pue<strong>de</strong>s venir a comprobarlo tú misma.<br />
Mientras jugaba con él <strong>el</strong> otro día vi bien que es un macho.<br />
Imp<strong>el</strong>ida por mi gran curiosidad, lo acompañé al <strong>de</strong>pósito, pero Muffi no<br />
esperaba visitas y tampoco aparecía. Aguardamos un momento; luego, como<br />
teníamos frío, volvimos arriba. Después, por la tar<strong>de</strong>, oí que Peter bajaba <strong>de</strong><br />
nuevo. Armándome <strong>de</strong> valor para atravesar sola la casa silenciosa, llegué al<br />
<strong>de</strong>pósito. Sobre la mesa <strong>de</strong> embalaje, Muffi jugaba con Peter, que acababa <strong>de</strong><br />
ponerlo sobre la balanza para controlar su peso.<br />
— ¡Hola! ¿Quieres verlo?<br />
Sin más miramientos, tendió al animal boca arriba, sujetándole hábilmente<br />
por las patas, y la lección comenzó:<br />
— Aquí tienes los órganos sexuales masculinos. Ahí algunos p<strong>el</strong>os, y eso<br />
otro es su trasero.