Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
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1 0 4 LA PROPENSIÓN A CONSUMIR
la riqueza y los niveles de vida establecidos. En el cuerpo de este
libro, sin embargo, no nos ocuparemos de los resultados de los
cambios sociales de largo alcance ni de los efectos lentos del progreso
secular, excepto en digresiones accidentales. Esto quiere decir
que daremos por supuesta la base principal de los [109] motivos
subjetivos para ahorrar y consumir, respectivamente. En la me-
; elida en que la distribución de la riqueza esté determinada de
una manera más o menos permanente por la estructura social de
la comunidad, esto puede, igualmente, considerarse como un factor
sujeto nada más a cambios lentos y en largos periodos, lo que
podemos dar por supuesto en el contexto.
( II
Por tanto, ya que la base principal de los alicientes subjetivos y
sociales cambia lentamente, mientras que las influencias a corto
plazo de las alteraciones en la tasa de interés y los demás factores
objetivos son con frecuencia de importancia secundaria, llegamos
a la conclusión de que [los cambios a la corta en el consumo
dependen en gran parte ele las modificaciones del ritmo con que
se ganan los ingresos (medidos en unidades de salarios) y no de
los cambios en la propensión a consumir una parte de los mismos.
Sin embargo, debemos precavernos contra una confusión. Lo
anterior significa que la influencia de los cambios moderados en
la tasa de interés sobre la propensión a consumir es generalmente
pequeña. iMo quiere esto decir que las modificaciones en la tasa
de interés tengan sólo una influencia exigua sobre las cantidades
que realmente se ahorran y se consumen; todo lo contrario. ÍLa
influencia de cambios en la tasa de interés sobre el monto que
realmente se ahorra es de vital importancia, pero se ejerce en
dirección opuesta a la que generalmente se supone; porque aun
cuando la atracción de un ingreso futuro mayor debido a una
tasa de interés más alta tenga por consecuencia el menguar la propensión
a consumir, podemos estar seguros, no obstante, de que
un alza de la misma dará por resultado una reducción de la suma
realmente ahorrada. Esto se debe a que el ahorro total está determinado
por la inversión total; un alza en la tasa de interés (a
menos que esté contrarrestada por un cambio correspondiente
en la curva de demanda de inversión) hará bajar la inversión;
de aquí que una elevación de la tasa clebe tener el efecto de
reducir los ingresos a un nivel tal que los ahorros desciendan en
la [110] misma medida que la inversión; Como los ingresos baja-
FACTORES SUBJETIVOS 1 0 5
rán en una suma absoluta mayor que la inversión, es indudable
que, cuando la tasa de interés sube, la de consumo desciende; pero
no quiere decir que por ello habrá un margen mayor .para el
ahorro; al contrario, ambos (ahorro y gastos) decrecerán.]
En consecuencia, aunque un alza en la tasa de interés] fuera
motivo de que la sociedad ahorrara más con un ingreso dado,
podemos estar completamente seguros de que dicha elevación de
la tasa de interés (suponiendo que no ocurra ningún cambio favorable
en la curva de demanda de inversión) hará disminuir el
monto global real de los ahorros.] Siguiendo el mismo argumento
podríamos averiguar en qué proporción hará descender los ingresos,
ceteris paribus, una elevación de la tasa de interés; porque
los ingresos tendrán que decaer (o ser redistribuidos) en el monto
exacto que se requiere, con la propensión a consumir existente,
para hacer bajar los ahorros en la misma cantidad en que
el alza en la tasa de interés hará bajar las inversiones, con la
eficacia marginal existente del capital. Un examen detenido de
esta cuestión ocupará el próximo capítulo.
/El alza en la tasa de interés podría inducirnos a ahorrar más,
si nuestros ingresos permanecieran invariables; pero si la tasa elevada
de interés retarda la inversión, nuestros ingresos no permanecerán
ni podrán seguir inalterables/ Tienen forzosamente que
bajar hasta que la descendente capacidad para ahorrar haya compensado
lo suficiente el estímulo correspondiente ocasionado por
la mayor tasa de interés) Cuanto más virtuosos seamos, cuanto
más resueltamente frugales y más obstinadamente ortodoxos en
nuestras finanzas personales y nacionales, tanto más tendrán que
descender nuestros ingresos cuando el interés suba relativamente
a la eficiencia marginal del capital. La obstinación sólo puede
acarrear un castigo y no una recompensa, porque el resultado es
inevitable.
Por tanto, después de todo, las tasas reales de ahorro y gasto
totales no dependen de la precaución, la previsión, el cálculo, el
mejoramiento, la independencia, la empresa, el orgullo o la avaricia.
La virtud y el vicio no tienen nada que ver con ellos; todo
[111] depende de hasta qué punto sea favorable a la inversión la
tasa de interés, después de tener en cuenta la eficiencia marginal
del capital.1 No, esto es una exageración. Si la tasa de interés estuviera
dirigida de tal manera que mantuviera continuamente la
ocupación plena, la virtud recobraría su dominio; el coeficiente
1 En algunos pasajes de esta sección hemos anticipado tácitamente ideas que
serán presentadas en le libro IV.