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Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero

Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936

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1 2 2 LA PROPENSIÓN A CONSUMIR

la tasa de interés existente; en segundo, su resultado, es decir, el

aumento de la existencia de oro, no tiene, como en otros casos,

el efecto de reducir su utilidad marginal. Desde el momento en

que el valor de una casa depende de su utilidad, cada casa que

se construya sirve para reducir la renta probable que puede obtenerse

de las futuras construcciones y, por tanto, disminuye el

atractivo de futuras inversiones similares, a menos que la tasa

de interés esté bajando parí passu. Pero los frutos de la minería del

oro no están sujetos a este inconveniente y sólo puede sobrevenir

un impedimento a través de un alza en la unidad de salarios medida

en oro,, lo que no es probable que ocurra, y hasta que la

ocupación sea sustancialmente mayor. Más todavía, no se presentan

[130] después efectos contrarios provocados por las reservas

para los costos de uso y suplementario, como en el caso de otras

formas de riqueza menos durables.

El antiguo Egipto era doblemente afortunado, y, sin duda,

debió a esto su fabulosa riqueza, porque poseía dos actividades:

la de construir pirámides y la de buscar metales preciosos, cuyos

frutos, desde el momento que no podían ser útiles para las necesidades

humanas consumiéndose, no perdían utilidad por ser abundantes.

La Edad Media construyó catedrales y cantó endechas. Dos

pirámides, dos misas de réquiem, son dos veces mejores que una;

pero no sucede lo mismo con dos ferrocarriles de Londres a York.

Así que somos tan sensatos y nos hemos educado de modo tan

semejante a los financieros prudentes, meditando cuidadosamente

antes de agravar las cargas “financieras” de la posteridad edificando

casas habitación, que no contamos con tan fácil escapatoria

para los sufrimientos de la desocupación. Tenemos que aceptarlos

como resultado inevitable de aplicar a la conducta del

estado las máximas que fueron proyectadas más bien para “enriquecer”

a un individuo, capacitándolo para acumular derechos

a satisfacciones que no intenta hacer efectivos en un momento determinado.

[131]

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L i b r o IV

EL INCENTIVO PARA INVERTIR

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