Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
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1 9 2 EL INCENTIVO PARA INVERTIR
mente la teoría de la escasez delineada antes es capaz de conseguirlo.
Más todavía, hay toda clase de razones por las cuales varias
clases de servicios y facilidades son escasos y, por tanto, caros, relativamente
a la cantidad de trabajo que suponen. Por ejemplo,
los procesos malolientes requieren una recompensa mayor, debido
a que la gente no los emprendería de otro modo. Lo mismo ocurre
con los arriesgados; pero no delineamos una teoría de la productividad
de esos procesos como tales. En resumen, no todo el trabajo
se desempeña en circunstancias igualmente agradables; y las
condiciones de equilibrio requieren que los artículos producidos
en condiciones menos atractivas (caracterizados por su mal olor,
el riesgo o el transcurso del tiempo) deben seguir siendo bastante
escasas para que puedan alcanzar un precio más alto. Pero si el
transcurso de tiempo llega a ser una circunstancia agradable, lo que
es muy posible y ya es válido para muchos individuos, entonces,
como dije antes, son los procesos cortos los que deben seguir siendo
suficientemente escasos.
Dado el grado óptimo de lo indirecto de la producción (roundaboutness)
seleccionaremos, por supuesto, los procesos indirectos
más eficaces que podamos hallar para lograr el total requerido.
Pero el volumen óptimo en sí mismo debiera ser tal que abasteciera
en las fechas que correspondan aquella parte de la demanda
de los consumidores que se desee aplazar. Es decir, en condiciones
óptimas la producción debiera organizarse de tal modo que
proveyera del modo más eficaz y compatible con la entrega en las
fechas en que espera que la demanda de los consumidores sea
efectiva. No tiene objeto producir pará entregar en fechas diferentes
de éstas, aun cuando la producción física pudiera aumentarse
cambiando el momento de la entrega —excepto en la medida
en que, por decirlo así, la probabilidad de una comida más
abundante induzca al consumidor a anticipar o retardar la hora
de comer—. Si después de oír todos los detalles relativos a las
comidas que pueden obtenerse fijando [215] el momento de comer
en horas diferentes, se espera que el consumidor vaya a decidirse
en favor de las ocho, compete al cocinero proveer la mejor
comida que pueda para servirla a esa hora, sin tomar en cuenta
que las siete y media, las ocho o las ocho y media fuera la que
más le conviniera si el tiempo no tuviera importancia alguna, en
uno o en otro sentido, y su única tarea fuese jrroducir la mejor
en términos absolutos. En ciertas fases de la sociedad cabría que
pudiéramos obtener comidas físicamente mejores tomándolas más
NATURALEZA DEL CAPITAL
tarde de lo que acostumbramos; pero es igualmente concebible
que, en otras fases, pudiéramos conseguirlas mejores haciéndolo
más temprano. Como antes dijimos, nuestra teoría debe ser aplicable
a los dos casos.
Si la tasa de interés fuese cero, habría un intervalo óptimo
para cualquier artículo dado, entre la fecha promedio del insumo
de factores productivos y la de consumo, para el cual el costo
en trabajo sería mínimo —un proceso de producción más corto
sería menos eficaz técnicamente, en tanto que otro más largo lo
sería también por razón de los costos de almacenamiento y deterioro—.
Sin embargo, si la tasa está sobre cero, se introduce un
nuevo elemento de costo que aumenta con la duración del proceso,
de tal manera que el intervalo óptimo se reducirá y el insumo
corriente de factores productivos para proveer a la entrega
eventual del artículo tendrá que ser recortado hasta que el precio
probable haya subido lo suficiente para cubrir el aumento
del costo —un costo que se elevará tanto por los cargos de interés
como por la eficiencia decreciente del método abreviado de producción—,
Por el contrario, si la tasa de interés cae por debajo
de cero (suponiendo que esto sea técnicamente posible) ocurrirá
al revés. Dado el cálculo de la demanda de los consumidores,
el insumo corriente de factores productivos en la actualidad tiene
que competir, por decirlo así, con la alternativa de iniciar el insumo
en fecha posterior; y, en consecuencia, el insumo corriente
solamente valdrá la pena cuando la mayor baratura de producir
después en vez de hoy, por razón de la mayor eficacia técnica
o de los cambios probables en los precios, sea insuficiente
para equilibrar la reducción del ingreso debida al interés [216]
negativo. En el caso de la gran mayoría de los artículos supondría
una gran ineficacia técnica anticipar el insumo de
factores más allá de un pequeño periodo de tiempo, que adelante
a su probable consumo. De este modo, aunque la tasa
de interés sea cero, hay un límite estricto para la proporción
de la demanda probable de los consumidores en que es provechoso
comenzar a proveer por adelantado; y a medida que la tasa
sube, la proporción de la demanda probable de los consumidores
para la que conviene producir en la actualidad se acorta pari
passa.
III
Hemos visto que el capital debe conservarse lo bastante escaso,
a la larga, para que tenga una eficiencia marginal cuando menos
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