Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
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CAPÍTULO 17
LAS PROPIEDADES ESENCIALES DEL INTERÉS
Y EL DINERO
I
Parece ser, pues, que la tasa monetaria de interés juega papel
peculiar en la fijación de un límite al volumen de ocupación,
desde el momento que marca el nivel que debe alcanzar la eficiencia
marginal de un bien de capital durable para que se vuelva
a producir. Que esto debería ser así resulta de lo más confuso a
primera vista. Es natural tratar de averiguar en dónde reside la
peculiaridad del dinero que lo distingue de los otros bienes, si
sólo el dinero tiene una tasa de interés y qué ocurriría en una
economía no monetaria. Hasta que hayamos contestado estas preguntas
no estará claro el significado completo de nuestra teoría.
La tasa monetaria de interés —permítasenos recordar al lectorno
es otra cosa que el pprciento de excedente de una suma de dinero
contratada para entrega futura, por ejemplo, a un año de plazo,
sobre lo que podemos llamar el precio inmediato (spot) o efectivo
de esa suma. Parecería, por tanto, que para cada clase de
bienes de capital durables debería existir una tasa análoga a la
del interés sobre el dinero, porque hay una cantidad definida de
(por ejemplo) trigo para ser entregada dentro de un año que
tiene hoy el mismo valor en cambio que 100 arrobas de trigo
para entrega inmediata. Si la primera cantidad es 105 arrobas,
podemos decir que la tasa-trigo ele interés es de 5 por ciento anual;
y si es 95 arrobas, que es menos 5 por ciento anual. Así, para cada
bien durable tenemos una tasa de interés medida en términos
de sí mismo —una [222] tasa-trigo de interés, una tasa-cobre de
interés, una tasa-casa de interés, y aun una tasa-planta-de-acero de
interés.
La diferencia entre los contratos “futuros” y a la “vista”, que
se cotizan en el mercado, sobre un bien como el trigo, mantiene
una relación definida con la tasa-trigo de interés; pero desde el
momento que el contrato a futuro se cotiza en dinero para entrega
futura y no en trigo para entrega inmediata, también trae a
colación la tasa de interés monetaria. La relación exacta es como
sigue:
j
Supongamos que el precio del trigo para entrega inmediata
es de 100 libras esterlinas por 100 arrobas, que el precio del trigo
198
E L IN TERÉS Y E L DINERO 199
en contrato a “futuro” para entregar dentro de un año, es de
107 libras por 100 arrobas, y que la tasa de interés monetaria es
de 5 por ciento; ¿cuál es la tasa-trigo de interés? 100 libras esterlinas
comprarán hoy 105 para entrega futura, y 105 libras para
105
entrega futura comprarán — • 100 (= 98) arrobas en las mismas
condiciones. A su vez 100 libras hoy comprarán 100 arrobas
de trigo para entrega inmediata. De este modo, 100 arrobas de
trigo para entrega inmediata comprarán 98 arrobas para una futura.
De ahí se deduce que la tasa-trigo de interés es menos 2 por
ciento anual.1
De aquí se sigue que no hay razón por la cual las tasas de
interés deban ser iguales para bienes diferentes —para que la
tasa-trigo de interés deba ser igual a la tasa-cobre de interés—;
porque la relación entre los contratos a la “vista” y a “futuro”,
tal como se cotizan en el mercado, es notoriamente distinta para
diferentes bienes. Esto, como veremos, nos llevará a la pista que
estamos buscando; porque puede suceder que sea la mayor de las
tasas propias de interés (como podríamos llamarlas) la que lleve
la batuta (pues es la mayor de las tasas la que la eficiencia marginal
de un bien durable de capital debe alcanzar para que
pueda volver a producirse); y porque hay razones para que la
tasa monetaria de interés sea a menudo la mayoría de todas (pues,
como veremos, ciertas [223] fuerzas que operan para reducir las
tasas propias de interés de otros bienes no actúan, en el caso del
dinero).
Puede añadirse que, así como en un momento cualquiera existen
diferentes tasas-mercancías de interés, también los cambistas
están familiarizados con el hecho de que la tasa de interés no es
igual siquiera para dos monedas distintas, por ejemplo, libras
esterlinas y dólares; porque aquí también las diferencias entre
los contratos a la “vista” y a “futuro” para una moneda extranjera,
en términos de la libra esterlina no son, por lo general,
iguales para las diferentes monedas extranjeras.
Ahora bien, cada una de estas mercancías-patrón nos ofrece
la misma facilidad que el dinero para medir la eficiencia marginal
del capital; porque podemos tomar cualquiera que escojamos,
por ejemplo, el trigo; calcular el valor-trigo de los rendimientos
probables de cualquier bien capital; y la tasa de descuento que
1 Esta relación fue señalada por primera vez por el profesor Sraffa, en el Economic
/ournal de marzo de 1932, p. 50.