Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
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c a p í t u l o 1 3
LA TEORIA GENERAL DE LA TASA DE INTERÉS
I
E n e l capítulo 11 hemos mostrado que, aunque existen fuerzas
que hacen subir o bajar la tasa de inversión de modo que mantienen
la eficiencia general del capital igual a la tasa de interés;
sin embargo, la eficiencia marginal de capital en sí misma es cosa
distinta de la tasa de interés prevaleciente. Puede decirse que la
curva de la eficiencia marginal del capital rige los términos en
que se demandan fondos disponibles para nuevas inversiones;
mientras que la tasa de interés rige las condiciones en que se proveen
corrientemente dichos fondos. Para completar nuestra teoría,
por tanto, necesitamos saber lo que determina la tasa de interés.
En el capítulo 14 y su Apéndice nos ocupamos de las respuestas
que hasta ahora se han dado a esta pregunta. En términos
generales veremos que hacen depender la tasa de interés de la
interacción de la curva de la eficiencia marginal del capital y de
la propensión psicológica a ahorrar, Pero tan pronto como nos
damos cuenta de que es imposible deducir cuál será la tasa de
interés con el solo conocimiento de la demanda y la oferta de ahorros
para nuevas inversiones, se derrumba la noción de que la
tasa de interés es el factor compensador que iguala la demanda
de ahorros, en forma de nuevas inversiones que aparecen ante una
tasa determinada, con la oferta de los mismos, que resulta, con
igual tasa, de la propensión psicológica de la comunidad al ahorro.
[165]
¿Cuál es, pues, nuestra respuesta a esta pregunta?
II
Las preferencias psicológicas de tiempo de un individuo requieren
dos clases de decisiones para realizarse por completo. La primera
se relaciona con el aspecto de preferencia de tiempo que he
denominado la propensión a consumir, la cual, actuando bajo la
influencia de los varios motivos expuestos en el Libro III, determina
qué parte de un ingreso consumirá cada individuo y cuánto
guardará en alguna forma de poder adquisitivo de consumo futuro.
150
LA TASA DE INTERES 1 5 1
Pero una vez tomada esta decisión, le espera otra, es decir, en
qué forma conservará el poder adquisitivo de consumo futuro
que ha reservado, ya sea de su ingreso corriente o de ahorros previos.
¿Desea conservarlo en forma de poder adquisitivo líquido,
inmediato (es decir, en dinero o su equivalente) ? ¿O está dispuesto
a desprenderse de poder adquisitivo inmediato por un periodo
específico o indeterminado, dejando a la situación futura del mercado
la fijación de las condiciones en que puede, si es necesario,
convertir el poder adquisitivo diferido sobre bienes específicos
en inmediato sobre bienes en general? En otras palabras, ¿cuál
es el grado de su preferencia por la liquidez —cuando la preferencia
por la liquidez del individuo está representada por una cijrva
del volumen de recursos, valuados en dinero o en unidades de
salarios, que deseará conservar en forma de dinero en diferentes
circunstancias?
Veremos que el error de las teorías aceptadas sobre la tasa de
interés está en que intentan derivarla del primero de estos dos
elementos constitutivos de la preferencia psicológica de tiempo, menospreciando
el segundo; y es este descuido el que debemos tratar
de enmendar.
Debiera parecer evidente que la tasa de interés no puede [166]
ser recompensa al ahorro o a la espera como tales; porque si un
hombre atesora sus ahorros en efectivo no gana interés, aunque
ahorre lo mismo que antes. Por el contrario, la mera definición
de tasa de interés nos dice, en muchas palabras, que la tasa de
interés es la recompensa por privarse de liquidez durante un periodo
determinado; porque dicha tasa no es, en sí misma, más
que la inversa de la proporción que hay entre una suma de dinero
y lo que se puede obtener por desprenderse del control del dinero
a cambio de una deuda1 durante un periodo determinado de
tiempo.2
1 Sin alterar esta definición, podemos trazar la linea divisoria entre "dinero” y
"deudas” en cualquier momento que sea conveniente para manejar un problema particular.
Por ejemplo, podemos considerar dinero cualquier dominio sobre un poder
general de compra del que el poseedor no se desprende por un periodo mayor de
tres meses, y deudas lo que sólo puede recuperarse en periodos más largos; o podemos
sustituir los “tres meses” por un mes o tres días o tres horas o cualquier otro
periodo; o podemos excluir del dinero cualquier cosa que no sea moneda corriente
a la vista. Es conveniente con frecuencia en la práctica incluir en el dinero los depósitos
a plazo en los bancos y, algunas veces, aun instrumentos tales como (por ejemplo)
certificados de tesorería. Por regla general supondré como en mi Treatise on
Monev, que el dinero es coextensivo a los depósitos bancarios.
2 Én los estudios generales, a diferencia de los problemas concretos en que el
periodo de deuda se especifica expresamente, es conveniente que la tasa de interés
signifique el complejo de las varias tasas corrientes para diferentes periodos, es decir,
para deudas de diversos plazos.