Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
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A p é n d ic e
SOBRE EL COSTO DE USO
I
E n m i opinión el costo d e uso tiene para la teoría clásica del valor
una importancia que ha sido descuidada; se puede decir sobre ello
más de lo que sería oportuno o propio en este lugar; pero sólo
a título de divagación lo examinaremos con mayor detalle en este
apéndice.
El costo de uso de un empresario es, por definición, igual a
A, + (G' - B') - G,
donde Ax es el monto de las compras que nuestro empresario ha
hecho a otros empresarios, G el valor real de su equipo de capital
al final del periodo, y G' el valor que podría haber tenido al
final del periodo, si se hubiera abstenido de usarlo y hubiera gastado
la suma óptima B' en sostenerlo y mejorarlo. Ahora bien,
G — (G' —B'), es decir, el incremento en el valor del equipo del
empresario sobre el valor neto que heredó del periodo anterior,
representa la inversión corriente que ha hecho en dicho equipo
y puede representarse por I. Así, U, el costo de uso de su volumen
de ventas A, es igual a A-¡ —1, donde A1 es lo que ha comprado a
otros empresarios e 1 lo que ha invertido en su propio equipo.
Una ligera reflexión mostrará que todo esto no es más que sentido
común. Una parte de sus egresos con destino a los demás
empresarios se equilibra con el valor de su inversión corriente en
su propio equipo, y el resto representa la parte en que el sacrificio
que ha de haberle costado su producción vendida excede a
la suma que ha pagado a los factores de la producción. Si el lector
intenta expresar lo esencial de estas ideas en otra forma, encontrará
que la ventaja de la que hemos escogido consiste en que
evita problemas de contabilidad insolubles (e innecesarios). Me
parece que no hay otra manera de analizar los rendimientos actuales
de la producción de una manera inequívoca. Si la industria
se encuentra completamente integrada, o si el empresario no ha
comprado nada en el mercado, de manera que A±= o, el [66]
costo de uso es simplemente el equivalente de la desinversión
corriente que implica el uso del equipo; pero todavía nos queda
la ventaja de que no necesitamos, en etapa alguna de nuestro
66
SOBRE EL COSTO DE USO 6 7
análisis, buscar cómo repartir el costo de los factores entre los artículos
que se venden y el equipo que se conserva. De este modo
¡rodemos considerar que el empleo concedido por una firma, ya
sea integrada o individual, depende de una sola y única decisión,
procedimiento que corresponde al carácter real interdependiente
de la producción de lo que se vende corrientemente y la producción
total.
, El concepto de costo de uso también nos permite dar una de-j
finición más clara que la usualmente adoptada para el precio de
-oferta en periodos cortos de una unidad de la producción vendible
de una firma, porque el precio de oferta en periodos cortos es,
en nuestro caso, la suma del costo marginal de factores y del costea
marginal de uso.
Ahora bien, en la teoría moderna del valor ha sido una práctica
usual igualar el precio de oferta en los periodos cortos con
sólo el costo marginal de los factores. Sin embargo, es evidente
que tal práctica es lícita únicamente cuando el costo marginal de
uso es cero, o si el precio de oferta se define especialmente como
si fuera el costo neto marginal de uso, del mismo modo que he
definido (p. 35) el “producto de ventas” y el “precio de la oferta
global” sin tomar en cuenta el costo de uso global; pero si bien
puede ser conveniente en ciertas ocasiones, al referirse a la producción
como un todo, deducir el costo de uso, este proceder
priva a nuestro análisis de toda realidad si se aplica de un modo
habitual (y tácitamente) a la producción de una sola firma o
industria, desde el momento que desliga el “precio de oferta” de
un artículo, de cualquier significado corriente de su “precio”, y
alguna confusión debe Jraber resultado de la práctica de hacerlo
así. Parece haberse supuesto que el “precio de oferta” tiene un
significado obvio cuando se aplica a una unidad de la producción
vendible de una firma individual, y no se ha creído que el asunto
requiera discusión. Sin embargo, tanto al considerar el tema de
lo que se compra a otras firmas como el de la depreciación del
equipo propio a consecuencia de la producción marginal, se tropieza
con toda esa serie de confusiones que van unidas a la definición
de ingreso. Porque, aun cuando supusiéramos que el costo
marginal de las compras hechas a otras firmas, comprendido en
la venta de una unidad adicional de producción, tenga que restarse
de los rendimientos de las ventas por unidad para aclarar lo
que deseamos dar a entender con nuestra definición del precio
de oferta, todavía tenemos que hacer deducciones por la desinversión
marginal del equipo de la firma, que va implícita en la pro-