Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
54 D EFIN ICIO N ES E IDEAS
nidos se confunden y traslapan; porque aunque la producción y
la ocupación están determinadas por [50] las expectativas a corto
plazo del productor y no para los resultados obtenidos en el pasado,
los resultados más recientes suelen jugar un papel predominante
en la determinación de tales previsiones. Sería muy complicado
elaborar las previsiones de novo cada vez que se empezara
un proceso productivo; más aún, sería perder el tiempo, desde el
momento que, por lo general, gran parte de las circunstancias se
mantienen substancialmente invariables de un día para otro. En
consecuencia, es sensato que los productores basen sus expectativas
en el supuesto de que los resultados efectivos más recientes
continuarán, excepto en el caso de que haya razones precisas para
esperar un cambio. Por eso existe en la práctica una traslapación
en gran escala de los efectos que produce sobre la ocupación el
importe obtenido de las ventas ya hechas de la producción reciente,
y los efectos de los importes de las ventas que se espera
realizar de los productos del insumo corriente; modificándose
gradualmente con mayor frecuencia los pronósticos de los productores
a la luz de los resultados obtenidos que por su anticipación
de los cambios probables.4
Sin embargo, no debemos olvidar que, en el caso de los artículos
durables, las expectativas a corto plazo del productor se basan
en las expectativas corrientes a largo plazo del inversionista y que
es propio de la naturaleza de las previsiones a largo plazo el que
no pueden ser revisadas a intervalos cortos a la luz de los resultados
obtenidos. Más aún, como veremos en el capítulo 12 (en el
que nos ocuparemos con mayor detalle de las expectativas a largo
plazo) éstas pueden ser revisadas en cualquier momento imprevisto.
Así, el factor expectativas corrientes a largo plazo no puede
ser siquiera aproximadamente eliminado o reemplazado por los
resultados obtenidos. [51] *
* Este énfasis en las expectativas, que se hacen cuando se decide lo que se va a
producir se parece, en mi opinión, al punto de vista de Hawtrey respecto a que el
insumo y el empleo están influidos por la acumulación de existencias antes de que
los precios hayan bajado o que el desaliento con respecto a la producción se refleje
en una pérdida sufrida proporcionalmente a las expectativas, porque la acumulación
de existencias no vendidas (o el descenso de los pedidos para el futuro) es precisamente
un acontecimiento de los que más probabilidades tienen de hacer que el insumo
difiera de lo que las simples estadísticas respecto a los productos de las ventas
de la producción previa indicarían si se proyectaran estas cifras sobre el siguiente
periodo sin revisión alguna.
CAPÍTULO 6
LA DEFINICIÓN DE INGRESO, AHORRO E INVERSIÓN
I. Ingreso
E n un periodo cualquiera todo empresario habrá vendido cierta cantidad
de productos terminados a los consumidores o a otros empresarios
por una suma que llamaremos A, y también habrá gastado
otra, que designaremos para comprar artículos acabados a otros
empresarios; teniendo al final un equipo productor, que incluye
tanto sus existencias de artículos no terminados o capital circulante
como las de los acabados, teniendo ambos un valor G.
Sin embargo, una parte de A -j- G —Ax no será atribuible a las
actividades del periodo en cuestión, sino al equipo productor que
poseía al principiar el periodo. Por tanto, con el fin de llegar al
concepto de ingreso del periodo considerado, debemos restar de
A G —Ax cierta suma que represente la parte de su valor que
ha sido producida (en cierto sentido) por el equipo heredado del
periodo anterior. El problema de definir el ingreso se resolverá tan
pronto como hayamos encontrado un método satisfactorio para
calcular esta deducción.
Hay dos procedimientos posibles para tal fin, y cada uno de
ellos tiene su importancia: uno se relaciona con producción y
el otro con el consumo. Vamos a examinarlos por turno.
I) El valor real del equipo productor [52] al final del periodo,
G, es el resultado neto, por una parte, de lo que el empresario ha
hecho para conservarlo y mejorarlo durante ese tiempo, tanto con
las compras a otros empresarios como con el trabajo realizado por
él mismo; y, por otra, deLdesgaste o depreciación derivados del uso
a que se le sometió en la producción. Si el empresario hubiera
decidido no usarlo para producir, hay sin embargo una cierta
suma óptima que le hubiera convenido gastar en conservarlo y
mejorarlo. Supongamos que, en este caso, hubiese gastado B' en
conservación y mejoramiento y que, considerando este dispendio,
tenga un valor G' al final del periodo. Es decir, que G' —B' es
el máximo de valor neto que podría haberse conservado del periodo
anetrior, si no se hubiera empleado en la producción de A.
El excedente de este valor potencial del equipo sobre G —Ax es la
medida de lo que se ha sacrificado (de un modo u otro, para producir
A.
55
r'T*Áa