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Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero

Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936

Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936

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2 8 0 BREVES CONSIDERACIONES

vertirse. También queremos expresar que hay cierto grado de

regularidad en la secuencia y duración de los movimientos ascendentes

y descendentes.

No obstante, para que nuestra explicación sea adecuada debe

abarcar otra característica del llamado ciclo económico, a saber, el

fenómeno de la cfrisis —el hecho de que la substitución de un

impulso descendente por otro ascendente ocurre con frecuencia

de modo repentino y violento, mientras que, por regla general,

no existe un punto de inflexión tan cortante cuando el movimiento

ascendente es substituido por la tendencia a bajar.

Cualquier fluctuación en las inversiones que no esté equilibrada

por un cambio correspondiente en la propensión a consumir,

se traducirá, por supuesto, en tina fluctuación de la ocupación.

Por tanto, desde el momento que el volumen de inversión

está expuesto a influencias muy complejas, es muy improbable

que tocias las fluctuaciones, ya sea en la inversión misma o en

la eficiencia marginal del capital, sean ele carácter cíclico. En una

sección posterior de este capítulo examinaremos un caso especial

en particular: el de las fluctuaciones agrícolas. Sugiero, sin embargo,

que hay razones concretas para que, en el caso de un ciclo

industrial típico en el ambiente del siglo xix, las fluctuaciones

en la eficiencia marginal del capital debieran haber tenido características

cíclicas. Las razones no son en manera alguna poco familiares,

ya sea en sí mismas o como explicación del [314] ciclo

económico. Mi único propósito aquí es ligarlas con la teoría precedente.

II

Puedo abordar mejor lo que tengo que decir empezando con las

últimas etapas del auge y el comienzo de la “crisis”.

Hemos visto antes que la eficiencia marginal del capital1 no

depende sólo de la abundancia o escasez existente de bienes de

capital y el costo corriente de producción de los mismos, sino

también de las expectativas actuales respecto al futuro rendimiento

de los bienes de capital. En el caso de los bienes durables resulta

natural y razonable, por tanto, que las expectativas del futuro

jueguen un papel dominante en la determinación de la escala

en que parezcan recomendables nuevas inversiones. Pero, como lo

1 Con frecuencia es conveniente, en los contextos donde no caben malas interpretaciones,

escribir “la eficiencia marginal del capital”, cuando quiere decirse "la

curva de la eficiencia marginal del capital”.

NOTAS SOBRE EL CICLO ECONÓMICO 2 8 1

hemos visto, las bases para hacer tales expectativas son muy precarias.

Estando apoyadas en pruebas variables e inseguras, están

expuestas a cambios violentos y repentinos.

Ahora bien, al explicar las “crisis” hemos acostumbrado hacer

hincapié en la tendencia de la tasa de interés a subir bajo la

influencia ele la mayor demanda de dinero, tanto para comerciar

como con fines especulativos. Sin duda, este factor puede representar

a veces un papel de agravamiento y, ocasionalmente, de iniciación.

Pero creo que la explicación más típica, y con frecuencia

la predominante de la crisis, no es principalmente un alza en la

tasa de interés, sino un colapso repentino de la eficiencia marginal

del capital.

Las últimas etapas del auge se caracterizan por las expectativas

optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de

capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente

y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también,

un alza en la tasa de interés. Es propio de [315] los mercados

de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne

sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se

derrumben con fuerza violenta, y aun catastrófica,2 bajo la influencia

de los compradores altamente ignorantes de lo que compran

y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones

acerca del próximo desplazamiento de la opinión del

mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento

de los bienes de capital. Además, el pesimismo y la incertidumbre

del futuro que acompaña a un derrumbamiento en la eficiencia

marginal del capital, naturalmente precipita un aumento decisivo

en la preferencia por la liquidez —y de aquí un alza en

la tasa de interés—. De este modo, el hecho de que un derrumbamiento

de la eficiencia marginal del capital tienda a ir acompañado

por un alza en la tasa de interés, puede agravar mucho

el descenso en la inversión. Pero lo esencial de tal estado de cosas

se encuentra, sin embargo, en el colapso de la eficiencia marginal

del capital, particularmente en el caso de aquellas clases de capital

que hayan contribuido más a la fase previa ele las grandes

nuevas inversiones. La preferencia por la liquidez, excepto en

aquellas de sus manifestaciones que van asociadas con un aumen-

2 lie mostrado antes (capítulo 8) que, aunque el inversionista privado rara vez es

responsable directamente de las nuevas inversiones, sin embargo, los empresarios, que

sí lo son, encontrarán financieramente ventajoso y con frecuencia inevitable, dejarse

atrapar por las ideas del mercado, aunque individualmente estén mejor informados.

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