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Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero

Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936

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24 6 SALARIOS NOMINALES Y PRECIOS

Además, el profesor Pigou no nota en este pasaje (op. cit.,

p. 75) que el argumento que aduce contra la ocupación “secundaria”,

como resultado de las obras públicas, bajo los mismos supuestos,

se opone fatalmente al aumento de la ocupación “primaria”

con la misma política, porque si el tipo real de salarios que rige

en las industrias de artículos para asalariados se da de antemano,

no es posible el menor aumento en la ocupación —excepto, por

supuesto, como resultado de que los no asalariados reduzcan su

consumo de esos artículos—. Porque aquellos que han entrado

recientemente en la ocupación primaria probablemente aumentarán

su consumo de artículos para asalariados, lo que reducirá

el salario real y, por tanto (según su hipótesis), conducirá a retirar

trabajo empleado antes en alguna otra parte. No obstante, el

profesor Pigou acepta, aparentemente, la posibilidad de aumentar

la ocupación primaria. La línea que separa la ocupación primaria

y la secundaria parece ser el punto psicológico crítico en que su

buen sentido común deja de soportar su mala teoría.

La diferencia en las conclusiones a que llevan las divergencias

anteriores en supuestos y análisis, puede ponerse en evidencia en

el siguiente pasaje importante en que el profesor Pigou resume

su punto de vista: “Con una competencia perfectamente libre

entre los trabajadores, y el trabajo perfectamente móvil, será muy

sencilla la naturaleza de la relación (es decir, entre los tipos reales

de salarios en que la gente contrata [277] y la función de demanda

de mano de obra). Siempre estará operando una vigorosa

tendencia en el sentido de que los tipos de salarios guarden una

relación tal con la demanda, que todo el mundo esté empleado.

Por tanto, en condiciones estables todos tendrán realmente empleo.

Lo que esto significa es que la desocupación que existe en cualquier

momento se debe por completo a que los cambios en las

condiciones de la demanda se producen de manera continua y que

las resistencias debidas a fricciones impiden que se realicen instantáneamente

los ajustes correspondientes en los salarios.” 2

El profesor Pigou concluye (op. cit., p. 253) que la desocupación

se debe primordialmente a una política de salarios que no

se ajusta lo bastante por sí misma a los cambios en la función de

demanda real de mano de obra.

Así, el profesor Pigou cree que, a la larga, la desocupación

puede remediarse por medio de ajustes de salarios; 3 en tanto que

2 Op. cit., p. 252.

3 No hay insinuación o sugestión alguna de que esto sobrevenga a través de las

reacciones sobre la tasa de interés.

LA TEORÍA DE PIGOU 247

yo sostengo que el salario real (sujeto solamente a un límite mínimo

señalado por la desutilidad marginal de la ocupación) no

está determinado en primer término por los “ajustes de salarios”

(aunque éstos pueden tener repercusiones), sino por las otras fuerzas

del sistema, algunas de las cuales (en particular la relación

entre la curva de la eficiencia marginal del capital y la tasa de

interés) no las ha incluido el profesor Pigou, si estoy en lo justo,

en su plan formal.

Por último, cuando el profesor Pigou llega a la “motivación

del desempleo” habla, tanto como yo, es cierto, de fluctuaciones

en el estado de la demanda; pero identifica al estado de la demanda

con la función real de demanda de mano de obra, olvidando

cuán estrecha es esta última definición. Porque la función

real de demanda de mano de obra depende, por definición (como

hemos visto antes) únicamente de dos factores, a saber: 1) la relación,

en un medio dado cualquiera, entre el número total de

hombres empleados y el que ha de emplearse en las industrias

de artículos para asalariados para proveerlos de lo que consumen,

y 2) de la productividad marginal en las mismas industrias. Sin

embargo, en la Parte V de su Theory of Unemployment, las fluctuaciones

en el estado de “la demanda real de mano de obra”

ocupan posición importante. La “demanda real de mano de

obra” se considera como un factor susceptible de amplias fluctuaciones

a corto plazo (op. cit., Parte V, caps, v i -x i i ) , y la sugestión

parece ser que las oscilaciones en la “demanda real de

mano de obra” en combinación con el hecho de que la política

de salarios no responda con rapidez a tales cambios, son responsables

en alto grado del ciclo económico. Todo esto parecerá al

lector, a primera vista, razonable [278] y familiar porque, a

menos que vuelva sus pasos sobre la definición, las “fluctuaciones

en la demanda real de mano de obra” le traerán a la mente la

misma clase de sugestiones que la que yo quiero provocar con

las “fluctuaciones en el estado de la demanda global”. Pero si

volvemos sobre la definición de la “demanda real de mano de

obra”, todo esto pierde su lógica, porque encontraremos que nada

hay en el mundo con menos probabilidades de estar sujeto a oscilaciones

pronunciadas a corto plazo, que este factor.

La “demanda real de mano de obra” del profesor Pigou depende,

por definición, únicamente de F (x) , que representa las

condiciones físicas de producción en las industrias de artículos

para asalariados y f (*), que representa la relación funcional entre

la ocupación en las mismas industrias y la ocupación total corres-

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